Corrido por decisión propia de la primera línea de la política nacional, el radical mendocino Ernesto Sanz, sigue recorriendo el país y hablando con los actores de la propia política, sindical, empresarial. Ayer estuvo en Santa Fe invitado por el diputado Mario Barletta. Almorzó y cenó con dirigentes de diferentes líneas e incluso tuvo una reunión con autoridades del comité provincial que encabeza Felipe Michlig. Con El Litoral analizó la llegada de Massa al gobierno y los desafíos de Juntos por el Cambio.
- Esta semana hubo cambio de ministro de Economía. ¿El gobierno nacional ingresó a una nueva etapa, o sigue un gobierno tripartito?
- El análisis que es común a cualquier argentino es de mucha preocupación y todo lo ocurrido en esta semana no alcanza a disipar esa preocupación. Todas las muchas expectativas generadas con este cambio -Sergio Massa logró hacer una gran operación de marketing- se han ido diluyendo a partir de lo que fueron los anuncios. Los anuncios no dejaron conformes a nadie, ni a propios ni a extraños; fueron un rosario de buenas intenciones que tienen muy poca viabilidad práctica y lo más grave, no atacan los problemas de fondo que tienen que ver con la falta de confianza en la economía, falta de dólares, falta de confianza de actores del circuito económico como los productores que no liquidan sus granos porque están esperando otro mejor momento. Se pensaba que Massa podía estimularlos pero tiene una enorme restricción política que es la propia vicepresidenta y sus concepciones sobre el campo y el mundo productivo. Sigue habiendo un gobierno tripartito, ahora con mayor fortaleza de uno de los vértices del triangulo y mayor debilidad del propio presidente pero siempre vigente la vice. Un gobierno de estas características no puede llegar a buen puerto porque se neutralizan entre sí. El problema político subsiste, el económico no tiene nuevas recetas y la realidad va marcando un deterioro progresivo que el gobierno no está en condiciones de frenar. Esperemos si aparecen nuevas medidas. Es una buena noticia lo de Gabriel Rubinstein y veremos si esa designación se traduce en medidas diferentes. En el marco de lo que hay, no tengo demasiada expectativa de que el gobierno logre vencer a los desafíos más grandes: inflación, pérdida de competitividad, etc.
- Si los problemas no los resuelve el gobierno actual los deberá resolver el que viene. Será esta coalición o la otra que integran ustedes. ¿Cuál es el desafío de Juntos por el Cambio para no repetir errores?
- Mientras mayor deterioro se produce en este momento, mayor es el requerimiento al que venga a suceder y allí la obligación de Juntos por el Cambio. Hoy Juntos no puede ser cogobierno, no puede ser oposición cerril por la crisis; le corresponde ser una fuerza política seria que mire el futuro con esperanza. Ser alternativa y trabajar como alternativa. Significa que debe desplegar una fuerza con volumen político en todo el país para llegar el año próximo y poder ganar en primera vuelta, ese es el gran desafío, ganar en primera vuelta para tener el respaldo social muy fuerte. Tiene que generar programa de gobierno cumplible, confiable, asequible, tiene que argumentar, explicar que es lo que hará y tiene que armar equipos para llevarlo a cabo, con coraje. El próximo gobierno necesitará mucho coraje. ¿Lo está cumpliendo? A medias porque una de las primeras condiciones de la coalición es la unidad interna, hoy existe. ¿Se está mostrando cohesionado en las ideas, en el plan? Todavía no, es asignatura pendiente. Hoy tiene despliegue individual de personas, candidatos recorriendo el país, es un gran activo tener varios candidatos a presidente pero ante la gente dependemos más de la impronta personal que de un mensaje global, unificado. Hay tiempo para corregirlo. Las cuatro fundaciones del espacio están trabajando en un programa común pero hace falta saber con qué país te vas a encontrar. Hay mucha responsabilidad de la coalición a mirar el futuro inmediato.
- Una coalición que parece llegar más equilibrada que en 2015 donde usted fue uno de los arquitectos
- La nueva situación de la coalición tiene que ver con el radicalismo y es una muy buena noticia. El radicalismo del 2015 venía iniciando un proceso de recuperación frente a un Pro que entró con toda la impronta de disputar la presidencia, la gobernación de Buenos Aires y CABA. Ese Pro concentraba las grandes figuras políticas de la Argentina, era muestra de poder y desequilibrio en la coalición. Era una relación asimétrica. Hoy, el Pro ya no es el mismo y el radicalismo creció y se fortaleció. Se fortaleció mucho en provincia de Buenos Aires con Facundo Manes; ganó en Santa Fe con Losada - Scarpin (primera vez en la historia) y Mario (Barletta) en Diputados; gana Córdoba y otras provincias. Empieza a movilizarse un aparato que equilibra la coalición y fortalece la opción hacia afuera. Esto es algo distinto, considero que mejor, y es por la UCR.
- El radicalismo va a tener pre candidato a presidente?. ¿La Paso fortalece o al contrario, debilita?
- Juntos por el Cambio necesita tener una Paso presidenciable porque es la manera de poder concitar la atención a sectores ajenos a la coalición; hay que abrirse para entusiasmar a otros espacios. El gran desafío del radicalismo es ir a competir el año próximo con un candidato a presidente. Hace mucho tiempo que no tenemos competitividad a nivel presidencial, lo dijo yo que me tocó serlo en 2015 y lo fui por una razón estratégica, no por competitividad y le dimos los 30 puntos a la coalición en la Paso. Podemos llegar el año próximo con dos fuerzas que compitan y además con un candidato radical que equilibre las cargas dentro de la coalición. Sería un ingreso al gobierno de manera diferente a cómo entró (Mauricio) Macri en 2015 y podés hacer un gobierno de coalición en el Parlamento, en cada provincia. Sería una coalición con DNI de mayoría de edad.
Sobre Santa Fe
De la charla con los radicales santafesinos, Sanz advierte "enorme expectativa, que el resultado de 2021 no fue una casualidad, ni fruto de una coyuntura temporal y muestra un cambio en la mirada que tienen los santafesinos respecto a su provincia, su gobierno". Admite que la pérdida de la provincia y la muerte de Miguel Lifschitz impactaron en el socialismo y considera que hay gran desgaste del peronismo en el gobierno "que no está dando las respuestas que necesita la población". En ese marco entiende que "se abre una inmensa oportunidad que hay que administrarla con mucha racionalidad, grandeza, inteligencia. Hay que construir un espacio suficientemente amplio que sea capaz de ganar la elección pero también de gobernar después. La base es el radicalismo, el Pro, pero no hay que quedarse allí y hay que mirar más allá de eso, hay ampliarlo, hacer un frente sólido, cohesionado y competitivo para ganar y gobernar".