Enrique Zuleta Puceiro: "El Poder Judicial no está para desempatar la política"
Aunque cree que las reelecciones son nocivas, considera que la Corte Suprema "se excedió" en los fallos de Tucumán y San Juan. Los riesgos del "activismo judicial" y la "función dirimente". Y el análisis del escenario electoral para este año, en diálogo con El Litoral.
"Creo que estamos jugando en los límites. Cierta política y la Corte están jugando en los límites. La política haría bien en liberar a la Corte de muchas cuestiones". Crédito: Mauricio Garín
Enrique Zuleta Puceiro llegó a Santa Fe una vez más, para participar en la apertura del Curso de Periodismo Judicial, que organiza la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, y que a su entender "está cada vez mejor" en su diseño y el nivel de sus expositores, "para enfrentar el problema central de la Justicia, que es su relación con la sociedad. No con los medios, sino con la sociedad".
- Justamente esa cuestión, enfocada en este caso en las elecciones que hace la ciudadanía de sus representantes, quedó sobre el tapete en los últimos días a partir de la suspensión de los comicios en San Juan y Tucumán.
- Ése es el tema central, es lo que se está discutiendo en el mundo. En Estados Unidos, apenas llegó Joe Biden, creó una comisión para estudiar el funcionamiento de la Corte. Y el dictamen que formuló el grupo de juristas convocados es admirable. Esto parte de que hay un debate entre dos visiones de la Justicia en general, y de las Cortes en particular. Por un lado, una tradicional, que toma la visión madisoniana norteamericana (por James Madison, cuarto presidente de EEUU), que es la que nosotros tomamos aquí en el derecho constitucional ortodoxo liberal. Y que es la idea de que el Poder Judicial es un poder, como el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, y que debe afirmarse este poder aún cuando haya que ejercer lo que (el presidente de la Corte, Horacio) Rosatti llamó una función "dirimente". Que consiste en que, cuando la democracia no resuelve un problema, la Corte lo tiene que resolver; tiene que cubrir ese vacío.
- No es el primer caso…
- Claro. Esto fue lo que explicó, por ejemplo, el fallo sobre el Consejo de la Magistratura, que anuló la ley vigente, volvió a la de la época de Menem, y el propio Rosatti asumió la presidencia; a pesar de que el Congreso no estaba dispuesto a sacar una ley y estaba paralizado. Es lo mismo que pasa con la ley de Coparticipación, y la del Defensor del Pueblo: la Corte ya ha exhortado varias veces al Congreso para que dicte una Ley, y el Congreso no la va a dictar, porque está empatado. Entonces, ¿qué hace allí? La Corte asume esa función dirimente. Y creo que el extremo de esto se alcanzó hace unos días, porque la Corte asumió en los fallos de San Juan y Tucumán esta función dirimente. Que incluso puede llegar, ahora en el caso de Formosa, a que declare inconstitucional una Constitución provincial, ya que muchas de ellas permiten la reelección indefinida. Y muchos sostienen que se violó el principio republicano; una palabra que está en el art. 5 de la Constitución Nacional, y puede ser interpretado. Porque ¿quién fija cuál es el contenido del principio republicano?. Aquí se tomó el de la visión madisoniana. Porque hay otras visiones de la propia Corte norteamericana. Por caso, la cuestión de la prohibición de las reelecciones no era parte originalmente del principio republicano en la Constitución. Hubo que hacer una enmienda específica en el caso de Roosevelt para prohibirlo. Si la Corte lo prohíbe, pasa a ser una prohibición de la Constitución y la Corte aplica esa prohibición. Ahora, la idea de que sea algo esencial a la República que no haya reelecciones me parece muy atrasada. Pensemos que en Europa por ejemplo ese principio no existe. Felipe González, Ángela Merkel, Helmut Kohl, todos los grandes líderes tuvieron entre 17 y 20 años. Y si la sociedad vota en contra, se van, como les pasó a todos ellos. A mí me parece que la Corte en esto ha asumido una posición extrema, una posición política. Si no, no hubiese tomado la decisión cuatro días antes, para impedir precisamente que tanto Uñac como Manzur hicieran alguna movida.
- Por lo demás, son situaciones diferentes…
- Sí. En el caso de San Juan hay una prohibición explícita a la reelección. Uñac en eso jugó en el margen; me parece que no tenía opciones. Es distinto el caso de Tucumán, como también lo es con respecto a Santiago del Estero o Río Negro. Ahí hay un silencio con respecto a que la doble gobernación de Manzur alcance también a la vicegobernación. Y no es que sea un vacío, porque los tucumanos a propósito dejaron esa posibilidad. Igual Manzur facilitó la salida, quizá pensando en proteger su imagen o en no confrontar con la Corte, y renunció a la postulación. Y la Corte podía haberse expedido sobre el fondo de la cuestión, si podía o no ser candidato, o declarar abstracta la cuestión, e hizo esto último. Pero son situaciones en que la Corte se excedió. Como se excedió en la cautelar sobre la ciudad de Buenos Aires. La política no puede judicializar todo. Porque si la Justicia reacciona, es porque le plantean un amparo. Pero la pregunta es si hay un derecho humano a que no haya reelección, porque el amparo es para proteger el derecho fundamental. Que se use para cuestiones políticas, de gestión o institucionales, me parece que es un exceso. Algo que ha deteriorado mucho a la política y a la propia Corte.
- ¿Por qué?
- Porque ese activismo judicial tiene un costo. Cuando los jueces se abocan a una cuestión, de alguna manera afrontan una responsabilidad. Y esa responsabilidad, en el caso de democracia se solventa por la vía de las mayorías y las minorías. Pero en el caso de la Corte no hay resguardo, no hay defensa.
Creo que estamos jugando en los límites. Cierta política y la Corte están jugando en los límites. La política haría bien en liberar a la Corte de muchas cuestiones. Porque el derecho es un elemento o un instrumento de simplificación de los antagonismos. Dice "culpable o inocente", "acreedor o deudor", "todo o nada". Y la política no es así, son todas cuestiones más difíciles que eso. A veces la política no tiene manera de resolver una cuestión. ¿Cómo podría resolverse la cuestión de la coparticipación? Hay quienes piensan que la Corte debería sacar una ley de coparticipación y resolver no sólo la Capital. Ahora, la Constitución es clarísima en cuánto a por qué no hay una ley de coparticipación: porque requiere la unanimidad de todas las provincias. Entonces ¿qué pasa si todas las provincias no puede lograr esa unanimidad? ¿La Corte va a dictar una ley?
El politólogo estuvo en Santa Fe para dar la conferencia de apertura del Curso de Periodismo Judicial, de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia.
Reelecciones "insanas"
- ¿Le parecen aceptables las reelecciones indefinidas, entonces?
- Yo creo que no debería haber elecciones de ningún tipo, un sistema político sano no tiene reelecciones. Ahora, eso no me lleva a mí a pensar "que bien que la Corte lo ha dicho", porque la Corte se extralimitó y es peor. Entonces no estamos discutiendo el contenido. Yo personalmente no conozco ningún gobernador que no haya querido quedarse, y eso es un error, no solo político, sino también una abierta transgresión a un sistema que está basado precisamente en la periodicidad de las funciones. Pero no porque esto haga a un principio republicano, sino porque hace a la salud de un sistema político. El trasvasamiento generacional, la apertura a los cambios es fundamental. Ahora, eso no me lleva a pensar que el fin justifica los medios, y que si no lo podemos lograr de otra manera, que venga la Corte. La política debe hacerse cargo de sus propios problemas, sin trasladarlos a la Justicia.
- Este afán de perpetuidad de la dirigencia política ha provocado incluso un desbarajuste en la legislación y los sistemas electorales. Algunos absurdos, como las variaciones de la ley de lemas que hoy se están ensayando, la proliferación de partidos…
- ¡Y hay que ver lo que son los cuartos oscuros en algunas provincias!. Se batió el récord en Jujuy, donde hubo que hacer dos mesas; lo que con toda razón fue cuestionado, porque en una mesa iba la boleta de peronistas y radicales, y el resto a otra mesa, con lo cual era voto cantado. Lo discutieron y la Justicia dijo "bueno, es una manera de ordenar la votación". Obviamente en ese caso el Tribunal actuó de una manera muy cuestionable.
- Esto también tiene que ver que la Justicia electoral también depende de los regímenes políticos…
- La Justicia electoral depende de los gobernadores, y los gobernadores deciden la legislación electoral y la pueden cambiar en cualquier momento. Creo que las Paso han contribuido también a complicar todo. Estamos viendo en estos días que las oligarquías de los partidos están tratando de simplificar la elección, al extremo de tratar de tener un solo candidato. Y que esto de tener multitud de candidatos, sin propuestas, sin ideas, con campañas permanentes, ha deteriorado a las fuerzas políticas, las ha desprestigiado. Y por eso tanto Juntos por el Cambio como el Frente de Todos han caído más de 10 puntos en sus intenciones de voto. Y han permitido que un voto protesta como es el de Milei prácticamente les esté empatando.
- ¿Eso permite hacer algún pronóstico?
- A muy poco tiempo del mes de agosto, la elección está abierta. Y la razón de eso es una indignación muy grande de la ciudadanía independiente. Que ve que esa especie de manipulación política que hacen las oligarquías va a llevar finalmente a definir a los candidatos que ya sabíamos. Y que entonces fue un juego que se abrió a una multitud de candidatos, porque se sabía perfectamente que se iba a cerrar, iba a terminar siendo uno u otro no.
"Oligarquías" desafiadas
- Usted mencionó en un artículo una suerte de "inflación" política, que se percibe en la cantidad de partidos que componen los frentes.
- Tiene una ventaja porque de alguna manera las fuerzas políticas tradicionales se han visto desafiadas. Desafío que nunca tuvieron; se manejaba perfectamente la polarización. Sin embargo ésto, la multitud de partidos, la presencia de figuras como Milei o Espert, han cambiado un poco las cosas. Los liberales han hecho un aporte en este sentido, porque han obligado a las fuerzas políticas tradicionales a reconocer que el aire no es gratis y que hay que hacer política.
Lula dijo muy bien, en el discurso que dio en España hace dos semanas, que quienes no se ocupan de política estarán condenados toda la vida a obedecer a los que sí se ocupan de la política. Los ciudadanos tenemos que ocuparnos, tenemos que interesarnos, tenemos que seguir de cerca a la política, porque nos va la vida en esto. Es decir, no la vida personal, pero sí la vida de una sociedad en armonía y con crecimiento.
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