El Litoral
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Télam
El Ministerio de Seguridad bonaerense, a través de la Auditoría General de Asuntos Internos, exoneró a doce efectivos de la Policía de la provincia de Buenos Aires, entre ellos al comisario general Miguel Etchecolatz, condenado a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar.
Mano derecha de Ramón Camps y jefe de la Policía bonaerense durante la última dictadura, Etchecolatz purga seis condenas por crímenes de lesa humanidad -la primera de ellas dictada en 1986, hace ya 31 años-, y sigue siendo investigado en otros procesos.
La decisión de excluirlo definitivamente de la Policía Bonaerense fue informada hoy por el Ministerio de Seguridad a través de un comunicado de prensa en el que se indicó que, "a pesar de haber sido condenados por cometer delitos de lesa humanidad", los doce represores "todavía pertenecían a la fuerza, ya que figuraban como retirados y conservaban sus condiciones como policías".
Fuentes de la cartera de Seguridad precisaron a Télam que, al notificarse de su exoneración, Etchecolatz firmó y debajo escribió "prisionero de guerra".
Además de Etchecolatz, fueron expulsados de la fuerza Carlos García, ex comisario general; Horacio Elizardo Luján, ex comisario mayor; Bernabé Jesús Corrales, ex comisario mayor; Fernando Svedas, ex comisario mayor; Miguel Gerónimo Kearney, ex comisario inspector; Raúl Orlando Machuca, ex comisario inspector; Sergio Arturo Verduri, ex comisario inspector; Pedro Antonio Ferriole; ex comisario inspector; Mario Víctor Nicodemo Sita, ex suboficial mayor; Luis Vicente Patrault, ex suboficial principal; y Santiago Antonini, ex suboficial principal.
"Es importante está resolución debido a que no podíamos dejar a estas personas con estado policial, ya que era una falta de respeto a la democracia y un mal ejemplo para la fuerza", aseveró el titular de la cartera de Seguridad provincial, Cristian Ritondo.
En este sentido, el funcionario de la gestión encabezada por María Eugenia Vidal destacó que "esta medida se logró a través de un trabajo en conjunto e intercambio de información con diferentes organismos de derechos humanos, luego de una investigación administrativa que Asuntos Internos inició el año pasado".
Detalló que, primero, se chequeó esa información y se constató que estos represores todavía eran parte de la fuerza, y, luego, comenzó un trabajo de intercambio de información con el secretario de Derechos Humanos bonaerense, Santiago Cantón, con la Comisión Provincial por la Memoria y el CELS, entre otros organismos.
Esa labor permitió elaborar un listado con policías retirados que estaban involucrados en al menos 270 causas de delitos de lesa humanidad por las que habían sido condenados judicialmente con penas privativas de la libertad.
Debido a ello, se explicó, "por haber agredido a particulares y violado sus derechos humanos, lo que representó una falta a la ética, el respeto, la integridad y honestidad del funcionario -situación que verificó una grave afectación a la imagen pública de la Policía de la provincia de Buenos Aires- Asuntos Internos dispuso la exoneración de los efectivos por los delitos cometidos".
Esa sanción es la más severa contenida en el régimen disciplinario policial e implica la separación definitiva de la fuerza y la pérdida de todos los beneficios inherentes al cargo.
En ese sentido, el secretario de Derechos Humanos, destacó que "el hecho de que hayan pasado más de 30 años para exonerar a Etchecolatz, uno de los peores símbolos de la dictadura, es la evidencia de lo mucho que falta por hacer".
"Desde el primer día estamos trabajando en la Provincia para lograr justicia, verdad y memoria para todos los argentinos", agregó.
Mano derecha de Ramón Camps, jefe de la Policía bonaerense durante la última dictadura, Etchecolatz purga en la cárcel de Ezeiza seis condenas por crímenes de lesa humanidad y está siendo investigado en otros procesos.
En los juicios por delitos de lesa humanidad que se le siguieron se comprobó que él era el jefe directo de los al menos 21 centros clandestinos de detención que funcionaron en la provincia de Buenos Aires en los años de la última dictadura cívico-militar.
Fue condenado por robo de bebés, secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones.
Cuando Camps fue nombrado jefe de la Policía Federal, en 1977, Etchecolatz siguió manejando la Bonaerense y se retiró de esa fuerza en 1979.
El 14 de julio pasado, el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata otorgó por mayoría el beneficio de la prisión domiciliaria a Etchecolatz en las últimas dos causas de esa jurisdicción por las que estaba encarcelado, aunque siguió tras las rejas a disposición de otros dos tribunales.