El presidente Alberto Fernández encabezó un acto en el Museo del Bicentenario, dentro de la Casa Rosada, para promulgar la ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) que el Senado aprobó hace algunos días.
Alberto Fernández encabezó un acto en el Museo del Bicentenario, dentro de la Casa Rosada, para promulgar la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
El presidente Alberto Fernández encabezó un acto en el Museo del Bicentenario, dentro de la Casa Rosada, para promulgar la ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) que el Senado aprobó hace algunos días.
“Medio en broma y medio en serio, un día que me tocó hablar con un colectivo de mujeres, al cierre del discurso, me pregunté ‘qué más me podía pasar’. Recibí a la Argentina con una crisis económica, tuvimos que salir del default, nos agarró la pandemia, y en el medio de esto, se les ocurrió terminar con el patriarcado. Estoy muy feliz de estar poniéndole fin al patriarcado, es una gran injusticia que se ha vivido durante siglos”, destacó el primer mandatario
En ese sentido, resaltó que “estamos haciendo una mejor sociedad entre todos y todas. Es un día de alegría porque cumplí mi palabra, hice campaña con esto, y hoy es ley. Cuando la palabra de la política parece depreciada, es importante cumplir con la palabra”.
Por otro lado, Fernández sostuvo que “las mujeres son las primeras víctimas de la desigualdad, y muchos hombres nos sentimos mal conviviendo con la desigualdad, no nos gusta, hoy estamos dando un paso importantísimo para que la sociedad sea un poco más igual”.
Respecto de la promulgación de la llamada ley de los 1.000 días, el Presidente aseguró que “si alguna vez alguna mujer tuvo el dilema de ser madre porque no sabía si podía hacer frente al costo que significa tener un hijo, ese dilema lo terminamos con la ley de los mil días, hoy saben que hay un Estado que le va a dar salud y garantías de ingresos para que ella y su hijo o hija puedan nacer y desarrollarse como corresponde”.
“Estamos ampliando la capacidad de decidir, que no es poco. Es llamativo que en el siglo XXI tengamos que discutir estas cosas. Nadie puede sentirse en paz consigo mismo viviendo en una sociedad sin igualdad”, sostuvo el Presidente.
En tanto, Fernández advirtió que “nos queda una tarea seria que es garantizar una Educación Sexual Integral en todos lados para evitar embarazos que no se quieran. Sueño con que todos entendamos lo que estamos logrando, y que dejen de existir los colores que dividen a las mujeres. La sociedad es mejor porque la capacidad de decidir se amplía”.
Por último, Fernández reconoció que la ley fue aprobada con apoyo del oficialismo y de sectores opositores: “Les agradezco a los legisladores de la oposición que acompañaron, que no piensan como nosotros pero nos acompañaron en esta decisión. Estamos haciendo una mejor sociedad”.
“Está claro que no terminó aquí la batalla por la igualdad, eso se va a terminar cuando no haya discriminación de ingresos entre hombres y mujeres, cuando una mujer no corra el riesgo de perder un trabajo por estar embarazada”, concluyó.
TRANSVERSALIDAD POLÍTICA
La primera en tomar la palabra durante el acto fue Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de Mujeres, Géneros y Diversidades, quien destacó que “no habría sido posible llegar hasta acá sin un trabajo de transversalidad política, se construyó la ley con referentes de todos los espacios políticos. Trabajamos de forma fraterna y con mucha confianza. La media sanción de 2018 fue un paso imprescindible para llegar a esto”.
“Esto es una forma feminista de crear y hacer política. Nunca más en este país va a morir una mujer por un aborto clandestino, pero también va a implicar un cambio cultural respecto de los cuerpos y los deseos de las mujeres”, aseguró Gómez Alcorta.
DIGNIDAD Y RESPETO
Luego fue el turno de Vilma Ibarra, secretaria general de la Presidencia y una de las impulsoras de la ley. La funcionaria, visiblemente emocionada, no se olvidó de destacar que la ley de los 1.000 días ″fue aprobada por unanimidad en las dos cámaras. La de IVE viene a dar respuesta a un grave problema de salud pública, que es el aborto clandestino. Han dejado su vida más de 3.000 mujeres desde que volvió la democracia”.
“Hasta hoy el Estado respondía con amenaza de cárcel y procesos penales, ahora cambiamos el paradigma, el Estado va a recibir a las mujeres y personas gestantes, las va a tratar con dignidad y respeto, y esto nos pone en un nuevo lugar frente a la sociedad”, concluyó.