Cristobal Colón y Julio Argentino Roca vivieron en la misma época. Al menos eso sucede en los libros de historia que parece haber leído Gabriela Cerruti. Esto quedó manifiesto cuando ensayó una respuesta al autor poniendo en semejanza temporal la campaña del desierto y la colonización americana. Fue en Casa Rosada, mientras la portavoz era consultada sobre la postura de presidencia frente a la determinación judicial (en el fuero Federal de Bariloche) que obliga al Ejército Argentino a brindar 180 hectáreas a familias que se proclaman Mapuches.
Cerruti prefiere distraer y elucubrar un enfrentamiento entre mapuches y Ejército para evitar una respuesta clara, que ella misma dijo que no tenía por desconocimiento. Cuando el cronista intenta hacerla entrar en razón y le recuerda que las Fuerzas Armadas son parte del Estado, la funcionaria siguió en la misma línea y sólo le restó decir que el Ejército Argentino es una Sociedad Anónima que se hace cargo de una parte de la Defensa Nacional. Cerruti, tal cual reconoció, demostró no saber de qué estaba hablando y – por eso mismo – se accede a disculparla por su ignorancia más no por su soberbia e intento de tergiversar y censurar.
Vamos por lo más delgado: el propio Ejército. Uno pensaría que si la máxima autoridad, el General Guillermo Olegario Pereda, está ya enfocado en revisar cómo decir los grados militares todas las cuestiones de mayor relevancia fueron resueltas. Lo cierto es que no es así y quedó manifestado con esta situación. Es que el fallo judicial que ordena la entrega de tierras no es tras analizar los argumentos que utilizó la Fuerza para sostenerlos bajo su administración, sino porque las autoridades militares no presentaron el recurso a tiempo. Es decir, la Justicia desestimó la defensa sin siquiera leerla. Aquí el autor adhiere a lo dicho por López Murphy en una entrevista con este medio: sea por inoperancia o intencionalidad, lo ocurrido es una catástrofe. ¿Qué tenía que hacer Pereda que no llego a término? Justo algo tan importante inculcado en la disciplina castrense – como es el cumplimiento en tiempo y forma - encuentra fallas graves en la máxima autoridad. A sabiendas del tablero, las respuestas pueden cubrir tres vertientes: al Jefe del Ejército no le importa que le quiten tierras donde se entrenan los hombres y mujeres que protegen nuestra soberanía (la misma que desconocen los mapuches); no tiene auditores suficientes o personal civil eficiente para afrontar la situación (es sabido que empleados públicos no escasean) o ralentiza todo a pedido de los funcionarios de la ideología que apostó a apoyar en los últimos tiempos. Algo de esto último puede haber.
Tenés que leerMapuches: "Afecta el futuro de la Patagonia"Sergio Rossi (familiar y confidente de Agustín) puede ser la clave a la duda abierta del párrafo anterior. Es agrimensor y estuvo a cargo de inmuebles del Ministerio en otro momento. Ahora, sucede que el Secretario de Asuntos Militares del Ministerio de Defensa, se convirtió en una figura que maneja la cartera. Ya vimos que Jorge Taiana, más aparejado a Cerruti, tiene un gran desconocimiento en la materia y hasta se muestra desinteresado en cuestiones salariales o de adiestramiento. De allí que el rol del primero toma relevancia. En este caso particular, Rossi se refirió varias veces de manera relativa a la existencia de grupos armados que se presentan como mapuches o sobre el impacto de la toma de tierras en el resto de la comunidad social. No solamente lo hace en su portal web “Sapitorossi”, sino también se manifiesta en la misma línea abiertamente en diversos encuentros. “La primera vez que lo escuché hablar del tema dije: ‘Chau, perdimos las tierras’” confía un asistente de esas reuniones, en referencia a lo que hoy ya es prácticamente un hecho. Sergio Rossi, al igual que Pereda, ocuparía mucho tiempo en indagar y buscar hacer sonar el escarmiento a quienes no comulgan con su ideología, pero – ambos – parecen estar poco enfocados en resolver los problemas reales de los militares y la sociedad en general.
Rossi y Cerruti bancaron el reclamo Mapuche. Pereda recusó, aunque tarde. Tres actores estatales. Ninguno representa los intereses del Estado en un tema tan sensible como el territorial. Las causas pueden estar en la volanta o en lo que algunos acusan de interés inmobiliario en zona turística. No lo sabemos. Mientras tanto, las Fuerzas se siguen desarmando y – cada vez en mayor cantidad - su personal – mayormente cansado de tanto sometimiento ideológico, desmantelamiento y sorna – elije pedir la baja y dedicarse a otra cosa. El Ejército, en particular, tiene un conductor que incansablemente elije confiar y delegar responsabilidades a funcionarios que luego lo dejan expuesto.