La llegada anticipada de las bajas temperaturas en mayo y la falta de gas natural para cubrir el pico de demanda empujaron al gobierno a tomar una serie de resoluciones en materia energética.
Luego de declarar la pre-emergencia energética y a raíz de la falta de suministro de gas, el gobierno nacional a través de una resolución publicada en el Boletín Oficial este lunes autorizó las obras de la Reversión del Gasoducto Norte.
La llegada anticipada de las bajas temperaturas en mayo y la falta de gas natural para cubrir el pico de demanda empujaron al gobierno a tomar una serie de resoluciones en materia energética.
La semana pasada, el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) declaró, a través de su interventor Carlos Alberto María Casare, la pre-emergencia del sector e instruyó a todas las transportistas y distribuidoras de gas a seguir el protocolo de cortes o restricciones de los suministros interrumpibles, ante el riesgo de desabastecimiento por la ola de frío.
A través de un comunicado, la Secretaría de Energía calificó la situación como “de coyuntura” y explicó que la medida afecta a estaciones de servicio que comercializan GNC e industrias. Además, detalló que esta pre-emergencia se enmarca en “la vulnerabilidad del sistema gasífero” derivado de la “falta de inversión”, “la reducción del suministro (de gas) desde Bolivia”, y el “consumo excepcionalmente alto de la demanda prioritaria (usuarios residenciales) de gas natural”.
Las estimaciones del gobierno indican que la demanda actual está en torno a los 70 millones de m3 diarios, cuando el consumo habitual para estos meses del año, se ubica en los 45 millones de m3 diarios. Esta alza en el consumo residencial, explican los analistas, se debe a que el aumento de tarifas todavía no llegó a impactar en la demanda.
De acuerdo al Reglamento de Servicio de Distribución, los servicios de ENARGAS pueden ser de dos tipos: “firmes” o “no interrumpibles” (cuando el servicio brindado a clientes “no prevé interrupción, salvo en casos de una emergencia o fuerza mayor”) ó “interrumpibles” (cuando el servicio “permite interrupciones mediante el correspondiente aviso de la distribuidora al cliente”).
Bajo este marco general, el gas tiene dos tipos de demanda: la prioritaria o esencial que es básicamente la residencial; y la interrumpible, que refiere a estaciones que comercializan GNC y algunas industrias con contratos que se pueden suspender. Así, en una situación pre-emergencia energética como la actual, el suministro de gas se prioriza en hogares y comercios; luego en algunas industrias y, finalmente, en estaciones de GNC.
De hecho, en los últimos días se suspendió la venta de este combustible y el suministro en algunas industrias. El punto más crítico se encuentra en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, pero también hubo complicaciones en Tucumán, Santiago del Estero, La Pampa, Catamarca, La Rioja, Río Negro e incluso Neuquén, provincia que aloja a Vaca Muerta, la segunda reserva de gas natural más grande del mundo.
En este escenario crítico, el gobierno nacional resolvió flexibilizar su política de paralización de la obra pública y autorizó, a través de la Resolución 233/2024 de la Secretaría de Energía (publicada en el Boletín Oficial este lunes) las obras de la Reversión del Gasoducto Norte.
Habilitó a la empresa pública ENARSA y Transportadora de Gas del Norte (TGN) a extender el sistema de transporte de gas natural desde la Planta Compresora La Carlota hasta la Planta Compresora Tío Pujio, en la provincia de Córdoba, y a retomar la construcción de la cañería paralela al Gasoducto Norte, para revertir el flujo del gasoducto, y las adecuaciones en las plantas compresoras La Carlota, Tío Pujio, Ferreyra, Dean Funes, Lavalle y Lumbreras. Estas plantas son piezas claves porque, como indica su nombre, permiten comprimir el gas y que haya más capacidad de transporte.
Esta decisión se toma días después de que el gobierno fuese criticado por gastar USD 500 millones en importar gas a cambio de ahorrar USD 40 millones al decidir no finalizar las obras del Gasoducto Néstor Kirchner.