Luis Rodrigo | [email protected]
En Noviembre de 2017 el gobierno nacional terminó la obra cuyo proceso licitatorio había comenzado el gobierno anterior. Iba a costar el doble, y se deberá usar al revés.
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El gobernador Miguel Lifschitz, mediante una carta formal, pidió a las autoridades de la empresa nacional Enarsa que, en el menor plazo posible, habilite la obra del gasoducto GNEA -ya terminado- pero aún fuera de servicio.
El titular del Poder Ejecutivo Provincial reclamó que se lleve a cabo lo previsto por el propio gobierno nacional cuando tomó la decisión política de llevar a cabo la obra, que sólo había quedado en promesas durante la gestión anterior.
La nota -según la información disponible- aún no ha contado con una respuesta epistolar de Enarsa, pero es otra la demora más preocupante para los santafesinos: el gobierno nacional ha dado marchas y contramarchas al respecto.
Tras la conclusión del GNEA, en noviembre de 2017, en la plataforma de concursos y licitaciones de Enarsa estuvo colgado un llamado a licitación para abastecer al gasoducto. Sin embargo, ese llamado a cotizar el combustible ya no está en la lista de compras de la empresa.
El paso del tiempo, y la ausencia de un nuevo llamado a licitación, forman parte del contexto de la carta del gobierno santafesino, que cuenta con la letra de la secretaria de Energía de la Provincia, Verónica Geese, y la firma del gobernador Lifschitz.
Costos y soluciones
Hace casi un año, en la edición del 2 de abril de 2017 de El Litoral, el entonces secretario de Recursos Hidrocarburíferos de la Nación, José Luis Sureda, explicaba que el GNEA iba a costar la mitad que lo presupuestado durante el kirchnerismo y -un dato curioso- que se lo utilizaría al revés.
El ingeniero santafesino -que dejó su cargo un par de semanas después tras una fuerte pelea con el ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren- dijo que renegociaciones mediante se logró bajar el costo K de “U$S 3.000 millones a U$S 1.500”.
Dejó entrever que había precios difíciles de justificar en los contratos heredados del gobierno anterior. Y explicó lo inexplicable: el país había hecho una inversión millonaria sin contar con la garantía de la provisión de gas de Bolivia. Por esa razón, indicó entonces Sureda, al GNEA se lo alimentaría desde el sur.
En efecto, la obra nació para transportar gas en sentido inverso, importándolo desde el país hermano, pero la gracias a la imprevisión (argentina) del acuerdo comercial con Bolivia el GNEA no tiene asegurado gas desde el norte.
En el Senado santafesino
“Toda la región aguarda ansiosamente su habilitación”, resume el senador por San Cristóbal Felipe Michlig (UCR) quien, en un proyecto de comunicación presentado en la Cámara alta santafesina, solicita que “la Nación acelere la habilitación del “Gasoducto del Noroeste Argentino, GNEA”.
Como es de práctica en estos casos, la comunicación está dirigida a la Casa Gris, para que el Ejecutivo formule el reclamo que, en rigor, ya ha sido planteado.
La minuta pregunta por “el estado de situación actual y proyectado”, de la obra que sigue sin ser usada, “pese que la infraestructura en territorio santafesino está prácticamente culminada”.
Asimismo, solicita que “se considere la habilitación parcial del servicio en el tramo correspondiente a la Provincia de Santa Fe (Departamentos La Capital, Garay, San Justo, San Cristóbal, San Javier, Vera, 9 de Julio y General Obligado); a través del gasoducto troncal desde Sauce Viejo a Florencia, y ramales de derivación, en particular el correspondiente a Emilia-Tostado; ya que algunas ciudades cuentan con redes de distribución y operador habilitado (Tostado, Reconquista, Avellaneda).
Es decir, lo mismo que el ex secretario planteaba un año atrás.
Un mega proyecto
El GNEA fue proyectado con una longitud de 1.465 kilómetros, “para suministrar el fluido a las provincias de Salta, Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y centro y norte de Santa Fe, a través de 42 derivaciones”.
“Se conecta con el gasoducto Juana Azurduy, realizado entre los gobiernos de Bolivia y Argentina, para transportar el gas desde los yacimientos bolivianos hasta territorio salteño, atravesando Formosa, bajando desde el este hasta Chaco e ingresando por la localidad de Florencia a la Provincia de Santa Fe, hasta su conexión con el gasoducto en Sauce Viejo, el cual alimenta la central térmica Brigadier López”.
“Mediante decreto Nº 267/07, el Gobierno Nacional otorgó a ENARSA la concesión del transporte Arts. 28, 39 y cctes de la ley 17.319-, y respecto del GNEA para transportar gas, dentro de las prescripciones del inc b), art 11 de la ley 24.076”.
En Santa Fe, el GNEA se construyó en dos tramos: el primero desde Sauce Viejo hasta Vera (265 km), que permitirá dotar con gas natural a 14 localidades: Llambi Campbell, Emilia, Gdor. Crespo, Nelson, Marcelino Escalada, P.G. Cello, Ramayón, San Justo, Vera y Pintado, Videla, La Criolla, Calchaquí, Margarita y Colonia Silva; y el segundo tramo (215 Km), posibilitará dotar del servicio a otras 23 localidades: Vera, Malabrigo, Reconquista, Avellaneda, Las Garzas, Villa Ocampo, San Antonio de Obligado, Tacuarendi, Las Toscas y Florencia; y a través de ramales secundarios a Gobernador Candiotti, desde Nelson a Laguna Paiva, desde Videla a Helvecia, desde Gdor. Crespo a San Javier; desde Emilia a María Luisa, La Pelada, Elisa, San Cristóbal, Arrufó, Hersilia, Ceres y Tostado; y desde Reconquista a Romang.
En la revisión tarifaria
La ejecución de obras complementarias al GNEA es parte de las obligaciones de Litoral Gas, de acuerdo con la Revisión Tarifaria Integral de marzo de 2016.
Ese mes, el Ente Nacional Regulador del Gas, Enargas, aprobó los aumentos con la condición -entre otras- de la ejecución “como inversión obligatoria por parte de la licenciataria” de redes de distribución en diversas localidades santafesinas hoy sin servicio, y que van a ser abastecidas por el citado gasoducto.
De todas formas, “las ciudades de Tostado, Reconquista y Avellaneda, ya estarían en condiciones de usufructuar el servicio en forma inmediata, mediante la conexión al sistema del GNEA, debido a que ya cuentan con redes de distribución y servicio por GLP con operadores habilitados como subdistribuidores”, advierte en los considerandos el senador Felipe Michlig.
“Toda la región espera con ansiedad la habilitación de este importante servicio público, por su potencialidad productiva: permitirá la ampliación y radicación de nuevas industrias que agreguen valor a las materias primas que la zona produce, con gran ahorro en costos de las empresas y posibilidad de generar nuevas fuentes de trabajo; y con impacto directo en las miles de familias que se beneficiarán con el uso de gas natural”, destacó el legislador.
“Siendo una obra de trascendental importancia para la Provincia de Santa Fe, y su región centro-norte; es de suma necesidad peticionar la inmediata habilitación del servicio que posibilite contar con el fluido; y se proceda a inyecta gas natural desde su extremo sur en la provincia de Santa Fe, en la localidad de Sauce Viejo”, subraya el titular del bloque del Frente Progresista, Cívico y Social.
La mayor inversión desde el gobierno de Raúl Alfonsín
En los fundamentos del proyecto, el senador Felipe Michlig recuerda que “el gasoducto del Noreste Argentino, GNEA, es el emprendimiento de transporte y distribución de gas natural más importante desarrollado por el Gobierno Nacional en los últimos años”.
Y advierte que es necesario remontarse a la década del ‘80 para encontrar otra inversión de similar calibre. “El otro antecedente similar es el gasoducto ejecutado en la década del 80, durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín, que unió al yacimiento de Loma de la Lata en Neuquén, con los centros de consumo en el Gran Buenos Aires, y atraviesa parte de la provincia de Santa Fe.
El contrato con Bolivia, firmado a ciegas en 2006
“El Gnea se presupuestó para 8 millones de metros cúbicos por día, con obras complementarias muy importantes, pero sin gas adentro”, resumió el ingeniero José Luis Sureda, en abril de 2017 en una entrevista con El Litoral.
Por entonces, el santafesino era secretario de Recursos Hidrocarburíferos de la Nación y al ex funcionario le tocaba explicar que la Nación haría un gasoducto sin gas. El contrato entre la Argentina y Bolivia -firmado por el gobierno nacional anterior- dejó a nuestro país en una situación desventajosa, de una manera inexplicable.
“Es un contrato público y se puede leer, se firmó en 2006 y es por 20 años. Dice que las obras de gas en Bolivia deben estar garantizadas para construir el gasoducto Gnea en Argentina. Y en una adenda dice que Bolivia garantiza el gas, pero que no lo demuestra. En pocas palabras: la Argentina que tenía la potestad de hacer una auditoría en Bolivia para asegurarse que estaba ese gas en las reservas, no la llevó a cabo”.
“El gobierno nacional anterior no usó su derecho a auditar las reservas bolivianas de gas, dejó vencer el plazo establecido en el contrato y optó por confiar que Bolivia siempre tendría gas disponible para vendérnoslo. Y la realidad no es esa”.
Aquella negociación comenzó en 2004. Para entonces Bolivia ya tenía contratos con Brasil y firmó con Argentina este nuevo contrato dos años después. “Pero al mismo tiempo comenzó a desarrollar su propio mercado interno, a utilizar su gas. Y para poder cumplir con todos Bolivia debía hacer muchas inversiones en producción, que se hicieron y el gas apareció, pero en campos tan profundos y tan complicados que son iguales a los del noroeste argentino. Se pueden hacer inversiones y explotaciones intensas... pero llega un momento en que se debe volver a explorar para seguir extrayendo gas. Eso es lo que Bolivia no hizo en la medida de lo necesario”.
“Llegó un momento en que no pudieron seguir creciendo porque no invirtieron en exploración. Se estancó su producción y se atrasó... Estamos en ‘la punta del riel’, en el último lugar”, para contar con el gas de Bolivia”, lamentó.