Por Emerio Agretti
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Junto a los demás socios del Frente Progresista, en una lista de unidad junto a Hermes Binner, o en la resultante de las internas abiertas. O por afuera, con una boleta exclusiva de la Unión Cívica Radical. Las tres posibilidades ya fueron exploradas -con distinta suerte- por el radicalismo santafesino y forma parte de las conversaciones e hipótesis para las elecciones legislativas de este año. Pero en todas ellas, Mario Barletta tiene una certeza: será candidato a diputado nacional, por decisión propia y de su partido.
“Con el radicalismo de Santa Fe, en diálogo entre los distintos sectores y representantes territoriales, hemos tomado la decisión de ir al Congreso de la Nación a defender cada vez más los intereses de la provincia. Y también del país, porque el Congreso Nacional tiene que trascender los límites propios del espacio que uno representa, para conseguir los cambios que hacen falta”, resumió el ex intendente santafesino y actual titular del Comité Nacional de la UCR, en diálogo con El Litoral.
—¿En qué aspectos se debe defender los derechos de la provincia?
—Por empezar, la ausencia absoluta del cumplimiento de la Constitución en los términos de un país federal. En materia de recursos, hay un 10 % de diferencia entre lo que la Nación envía y lo que está establecido. Solamente con cumplir eso, ninguna provincia tendría problemas financieros o económicos.
Pero tampoco hay un mirada de políticas orientadas desde una perspectiva federal. No hay, en ninguno de los aspectos importantes, políticas acordadas entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Seguridad -lo estamos viviendo en la provincia de Santa Fe-, educación, vivienda, políticas sociales. Hay una mirada de un modelo de país con altísima concentración económica y política, ausencia total de diálogo entre jurisdicciones y distintos actores de la sociedad. Por lo tanto, el desafío que tenemos por delante es muy importante. En este año que cumplimos 30 de democracia, intentar luego de las elecciones ir encauzando el país hacia una perspectiva de proyecto alternativo en el 2015, que el radicalismo quiere vertebrar con otras fuerzas.
—¿Usted también piensa que en estas elecciones se juega la posibilidad de la reforma constitucional y la re-reelección de Cristina Fernández de Kirchner?
—Es uno de los elementos centrales, si no el elemento central, con el que tenemos que llegar a la sociedad para que nos acompañe. Tenemos que ser la garantía del freno a cualquier modificación de la Constitución Nacional en el marco de un intento re-reeleccionista. Que, estoy seguro, es la obsesión de la presidenta y del grupo de poder que está hoy en la Argentina. En ese sentido, ya hemos dado pasos importantes. Hemos convocado a todos los partidos políticos para que se expresen, y se reunieron las 28 firmas en el Senado y las más de 107 en Diputados. Pero bueno, esto hay que garantizarlo para el próximo Congreso.
—En este contexto, ¿no hay margen para generar consensos?
—Este gobierno desconoce el Parlamento, toda vez que en el Senado no hay federalismo y en Diputados no hay diálogo. La Justicia, que es la garantía y la tranquilidad que todos los argentinos debiéramos tener, también este gobierno se encarga de avasallarla y presionar. Y la única cuestión que parece preocupar al gobierno es resguardar a sus funcionarios, cada vez que hay una sospecha de incumplimiento o enriquecimiento ilícito.
Tampoco funcionan los organismos de control, nadie sabe quién está a cargo de la Auditoría General de la Nación, de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas; en tanto la Defensoría del Pueblo está vacante. Entonces, un gobierno que a las instituciones de la democracia las ha llevado a este sitio, pone en riesgo las bases mismas que sostienen un verdadero sistema democrático.
—¿La estrategia electoral del radicalismo prevé acuerdos con otros partidos?
—Hay dos instancias. Una, sobre la cual básicamente estamos hablando, que es la de las elecciones legislativas, tenemos que trabajar con mucha inteligencia para que quienes tenemos denominadores comunes, pensamos de manera similar, pongamos todas nuestras energías para lograr el mejor resultado. En el orden provincial constituimos un frente, y el diálogo entre los partidos que lo componen será una instancia inmediata. En función de eso se definirá la estrategia electoral.
Yendo al plano nacional, es la otra: el 2015 requiere una convocatoria clara de un proyecto alternativo, en el cual tenemos que confluir varias fuerzas políticas. El radicalismo tiene que ser uno de los partidos que vertebre esa propuesta, sobre la base de la recuperación de los valores, sin los cuales no hay futuro. El de la educación, de la cultura del trabajo y el esfuerzo, y el de la honestidad.
Propuestas
—¿Cuál es su idea sobre la educación?
—Hoy tenemos en el sistema educativo una de las crisis más profundas que hayamos conocido. Más del 55 % de los jóvenes no termina el secundario, hay más de 1.400.000 jóvenes que no estudian ni trabajan, y la calidad educativa sigue descendiendo. A pesar de que hay una buena inversión en educación, más del 6 % del PBI. Pero no hay proyecto educativo nacional. Hay un Consejo, pero algunas provincias cumplen y otras no, porque las diferencias en la inversión por alumno son abismales. Hay que llevar adelante una verdadera revolución educativa. La escolarización no debe ser desde los cuatro años, sino desde un año. Promover las capacidades neuronales y motrices de los chicos en su primera infancia es esencial. Más de un 35 % de chicos en nuestra Argentina no tienen esa alternativa, porque sus padres no pueden pagar un jardín.
La doble escolaridad, es urgente. Porque todos tienen que tener la alternativa de profundizar el estudio en las diversas disciplinas, sino también el acceso al deporte, al arte, a la música, a la cultura. Y eso se logra con más tiempo en el ámbito de la escuela. En Latinoamérica, estamos entre los últimos países en cuanto al tiempo que los chicos pasan en la escuela.
Y el tercer aspecto es la jerarquización de la formación docente. Hay que colocarlo en el sitial que la sociedad le supo dar en su momento. Sobre todo con los nuevos paradigmas educativos, según los cuales cada chico requiere atención según sus características. Si hay que llevar a cinco años la formación docente, con uno de especialización y uno de residencia, se puede hacer con decisión política, no son cuestiones de dinero. Pero tiene que haber un proyecto educativo y una mirada a mediano y largo plazo, cosa que hoy no ocurre.
—La generación de empleo no es un desafío menor, tampoco.
—Pero no podemos seguir en un país que dependa de cuánta soja nos van a comprar y a qué precio. La reindustrialización de base tecnológica nos va a permitir el desarrollo sustentable y la generación de empleo. Lo hicimos en Santa Fe, desde la universidad, creando la primera empresa biotecnológica del país, desarrollando insumos para medicamentos que están sustituyendo importaciones. Pero esto debe tener escala nacional. El año pasado, yo les acerqué una nota de pedido de audiencia y una lista de 1.200 medicamentos a los ministros de Salud de la Nación y de Ciencia y Tecnología -por supuesto que no me contestaron ninguna de las dos notas- que vencieron o vencen sus patentes. Si unimos conocimiento y producción, vamos a lograr generar empleo. Claro que también hay que recuperar la cultura del trabajo y el esfuerzo. Los planes de empleo no pueden ser un modo de vida permanente. Tiene que ser un mero tránsito a la capacitación y el acceso al trabajo, de lo contrario no hay alternativa para generar un país que se desarrolle.