Los guarismos de la noche del domingo electoral dejaron conclusiones inapelables en la región noreste de la bota santafesina. El triunfo abultado, abundante de Maximiliano a nivel provincial se cimentó sobre todo en el interior provincial, con resultados superlativos en enclaves donde en las legislativas de hace dos años atrás no le había ido para nada bien.
En estos planos regionales fue donde el compañero de fórmula de Gisela Scaglia hizo la diferencia, claro sin perder de vista la performance que alcanzó en la capital provincial.
Mirá tambiénGonzalo Braidot perfiló su reelección a intendente con el 56% de los votos totalesPor caso, en General Obligado logró revertir los magros números de 2021 y se impuso por el 49,35 % de los votos válidos emitidos, un total de 28.800 sufragios contra los 26.099 de Losada que en las intermedias de aquel año lo había aventajado por el 70 %.
En Vera ocurrió lo propio y, si se quiere, más marcado aún. En ese territorio, el más vasto de la geografía santafesina, vapuleó a su competidora: 9.671 votos cosechados que contrastaron con las 4.711 voluntades atraídas por la rubia candidata.
En las ciudades de Reconquista y Vera, que concentran la mayor cantidad de electores de los departamentos que lideran en su rol de cabeceras, el oriundo de Hughes tomó distancia de su adversaria inmediata en la interna opositora: 50,09 % a 44,82 en la Perla del Norte, y 63,29 % a 31,72 en la Capital de la Cuña Boscosa.
Mirá tambiénCrónica de un Pullaro anunciadoUn dato emblemático lo aportó la oesteña localidad de Fortín Olmos. En ese pueblo agreste del departamento Vera venció a Losada 65,8 % a 32,07 %, cuando en la compulsa para la senaduría nacional había obtenido 0 voto.
Por un lado, es claro que esta vez el senador nacional Dionisio Scarpin no logró traccionar su caudal electoral hacia la nómina de gobernador y vice que apoyaba (fue el más votado en su categoría). Por otro, Pullaro tomó nota de su derrota pasada y jugó fuerte en ambos departamentos. No quería sorpresas, y nos las tuvo. O sí, pero favorables.
Una analogía, quizás antojadiza pero muy actual, puede servir para significar el desempeño de Pullaro en estos lares siempre tan lejanos de las luces de las capitales: al igual que Inteligencia Artificial, tomó nota, se superó a sí mismo y ganó en la patria electoral de Scarpin. Eso sí, lejos de los fríos algoritmos, en su caso estuvo arropado de sangre y músculo dirigencial y militante para llegar a la meta.
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