El embajador argentino en Israel, Sergio Uribarri, fue convocado por la Cancillería de ese país para mantener mañana "una conversación aclaratoria" sobre el voto de la Argentina en las Naciones Unidas (ONU) para a favor de crear una Comisión que investigue las "presuntas violaciones a los derechos humanos en Israel y la Franja de Gaza".
La reunión de Urribarri con el director general adjunto para América Latina y Caribe, Modi Ephraim, será este martes a las 11:00 (hora de Jerusalén) y se dará luego del voto argentino - compartido también por China, Rusia, Venezuela, Bolivia y Cuba, entre otros 24 países- que generó malestar en las autoridades de Israel.
"Antes de votar, yo hablé con todos. Y expliqué nuestra posición diplomática. Nadie me objetó, y todos me entendieron. Por eso, no creo que el voto de la Argentina en la ONU afecte la negociación con el Club de París y el FMI", explicó el presidente Alberto Fernández días atrás.
La postura del mandatario es que en la ONU no hubo intenciones de perjudicar a Israel en medio del conflicto con la organización terrorista Hamas, sino que esa comisión de las Naciones Unidas que dirige la chilena Michelle Bachelet también va a investigar la conducta de la agrupación, y no sólo a Israel.
La decisión del Ejecutivo podría generar un cortocircuito en las negociaciones que lleva adelante con con las principales potencias del mundo occidental para la adquisición de vacunas contra el coronavirus y cosechar el apoyo para restructurar las deudas de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Club de París.
Sucede que el voto en la ONU -la resolución recibió 24 votos a favor, 9 en contra y hubo 14 países que se abstuvieron- no fue acompañado por los Estados Unidos, ni tampoco por ninguna nación de la Unión Europea ni del resto de las que integran el Mercosur.
Según la oposición, el voto argentino pone en pie de igualdad al Estado de Israel con la organización Hamas. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó la iniciativa de la ONU como "vergonzosa", y consideró que se trata de "otro ejemplo de la flagrante obsesión anti-israelí del Consejo de Derechos Humanos de la ONU".