La salida de la Cumbre de las Américas fue la oportunidad que eligió Javier Milei para reaccionar públicamente sobre la reciente aceptación de los BRICS a que nuestro país se sume a ese grupo multilateral a partir del año que viene. Esa actitud fue una sorpresa para todo el arco político, incluso para el oficialismo, que había cancelado su viaje a la cumbre porque “no tenía sentido”, ya que no se preveía que se avance en la designación de nuevos miembros. Sin embargo, en un clima electoral, el arco opositor mira con recelo que se tome ahora una decisión que marca una huella muy relevante para el marco geopolítico de la gestión que asumirá en diciembre.
El candidato preferido de cara a las próximas elecciones generales comenzó, como siempre, duro contra sus pares políticos: “El socialismo en sangre que tiene la casta política es verdaderamente aberrante”, sentenció y ya dejó entrever su postura sobre la cuestión. Rápidamente, el líder libertario aclaró qué buscará en una eventual conducción: “Nosotros somos partidarios del libre comercio. Es decir, nosotros creemos que no debe ser impulsado por el Estado”.
Mirá tambiénArgentina se unirá al BRICS junto a otros cinco países desde 2024Sobre lo que pueda hacer cada particular, sin embargo, recalcó la idea de libertad: “Vos tenés que poder comercializar con quien vos quieras”. Allí apuntó nuevamente contra el rol del Estado al asegurar que “no podés ser tan arrogante, tan socialista, tan colectivista de querer determinar con quien tienen que comercializar las personas”. En la misma línea, apuntó que “los problemas de la Argentina radican en que sistemáticamente el Estado se ha metido a interferir en la vida de los privados”.
Al ser consultado sobre si iba a impulsar, sin embargo, una relación Estado – Estado con Brasil; Rusia; India; China y Sudáfrica, anunció que “los países con los cuales nosotros vamos a tener relación son aquellos que defienden la libertad, que la paz, que la democracia y el libre comercio” y apuntó directamente contra algunos miembros de los BRICS al reclamar que “hay países (en ese grupo) que no están en esas líneas”. Sin embargo, volvió a defender la libertad individual al subrayar que si un privado quiere “comercializar con él, es un problema suyo, no es un problema mío. No es un problema en el cual el Estado deba meterse”.
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