Lunes 20.9.2021
/Última actualización 15:38
A media mañana de este lunes 20, con el tiempo suficiente para que no haya sobresaltos durante la jornada del acto de jura de los nuevos ministros del presidente Alberto Fernández, se resolvió la crisis tucumana por la sucesión del jefe de gabinete de la Nación, Juan Manzur, en ese Poder Ejecutivo Provincial. Finalmente, se cumple lo que manda la Constitución de esa provincia (aunque mucho se especuló en otros sentidos) y asume como gobernador interino el vicegobernador Osvaldo Jaldo.
La resolución de la crisis tucumana se produjo en una charla personal, en la sede del Ejecutivo tucumano, entre Manzur y Jaldo, que fue seguida con interés por todo el país.
Dos veces ministro de Salud de Cristina
Manzur y Jaldo mantienen una durísima pelea por el poder que el domingo pasado selló dos hechos clave: las ganó sin medias tintas el ahora jefe de los ministros nacionales en la Casa Rosada y, por otra parte, convirtió a Tucumán en la provincia con más población que sigue pintada de azul justicialista en el mapa del país, o acaso habrá que decir de un azul-celeste peronista, por las conocidas posiciones antiderechos del gobernador tucumano saliente que queda en uso de una "licencia transitoria" y que fue mencionado por Cristina Fernández de Kirchner en su carta pública al presidente Alberto Fernández para ocupar el cargo que hoy jura. Manzur fue ministro de Salud de Cristina Kirchner durante sus dos gestiones, entre 2009 y 2015.
Una multitudinaria conferencia de prensa en la Casa de Gobierno de Tucumán, frente a la Plaza Independencia de esa capital del norte argentino, terminó con las indefiniciones sobre quien quedaría al frente del Ejecutivo en el Jardín de la República, en el que crecen las malezas regadas con las internas peronistas.
En Tucumán se habló por demasiados días de cómo forzar al vicegobernador Jaldo a no asumir las funciones que le corresponden, incluso de vericuetos legales para buscar otras salidas al margen de la línea sucesoria.
En sus respuestas a los periodistas locales, antes de las 10, Jaldo dijo que se sentirá gobernador interino cuando "comience a carretear el avión" que llevó a Manzur a Buenos Aires y reveló que fueron tres las llamadas del presidente de la Nación Alberto Fernández. Además, aseguró que nunca le ofreció ningún cargo nacional (seguramente para no desautorizar al jefe de Estado), pero lo cierto es que se resistió a los deseos de Manzur de no dejarle Tucumán que el mandatario argentino le transmitió.
Y no sólo eso, también Jaldo expuso sin que se lo pregunten que hubo otros dos llamados: del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa, que fue el primero en ofrecerse para solucionar la crisis tucumana que pudo frustrar los planes presidenciales con Manzur, y de un incondicional de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el senador nacional por Neuquén Osvaldo Parrilli.
"De ninguna manera", aseguró Jaldo cuando le preguntaron si quienes lo llamaron lo hicieron para pedirle que no asuma en el Ejecutivo tucumano.
Mientras los grabadores de los celulares y las cámaras rodeaban a Jaldo, a metros del despacho más importante en la sede gubernamental, por un costado pasó el gobernador ya en uso de licencia transitoria, sin formular declaraciones ni aceptar preguntas. Manzur salió raudo para abordar un vuelo a capital federal, sin que los periodistas pudieran abordarlo. Algunos le alcanzaron a gritar, "gobernador, gobernador", sin resultado y curiosamente unos minutos después le dieron el mismo trato a Jaldo.
Fueron los cronistas tucumanos quienes comenzaron a tratarlo como gobernador, al dirigente que perdió sin miramientos la interna del domingo pasado. Y fue él quien acordó comunicar que Manzur había firmado un DNU con su salida por una licencia .y subrayó la palabra "transitoria"- que sería luego aprobada por la Legislatura tucumana, que es unicameral y encabeza el vicegobernador.
Para la prensa local fue una sorpresa mayúscula el anuncio que siguió luego, siempre a cargo de Jaldo: se unifican los dos bloque en que desde marzo se había dividido el peronismo tucumano, que participó de una dura interna (con acusaciones cruzadas de alto voltaje) que sumó casi el 50% de los votos y le asegura legisladores nacionales al oficialismo en el país.
Al cierre de esta edición no se habían unido aún las bancadas del PJ, ni elegido autoridades de la mesa directiva de Cámara (y la línea sucesoria en juego). Resta definir cuál será el nombre del oficialismo que se nutrirá de los bloques "Lealtad Peronista", que responde a Manzur, y "Peronismo Verdadero", de Jaldo.
A las 9 Jaldo llegó a la Casa de Gobierno tucumana , dejó la Legislatura (unicameral) y apenas a las 10 ya estaba todo decidido. La mesa directiva del Legislativo reflejará el mapa interno del peronismo provincial que tiene a Manzur como claro ganador y Jaldo recibe la administración del Poder Ejecutivo bajo la figura de una licencia transitoria del gobernador que se convierte en jefe de Gabinete del gobierno nacional.
En tren de elogiar a Manzur, Jaldo llegó a decir que Tucumán vive una oportunidad "como nunca antes ha tenido en su historia" al poner un comprovinciano en la cúspide del poder en el país, sin recordar a los presidentes oriundos de esa provincia como Nicolás Avellaneda o Julio Argentino Roca.
Manzur y Jaldo pasaron más de medio año sin verse las caras pero entendieron que el juego del poder tiene un límite: la Constitución. Y luego de una interna durísima pusieron aparentemente lo necesario para que la crisis se supere. Ahora será un asunto de los tucumanos el ver cómo podrán convivir (o no) ministros jaldistas y manzuristas y legisladores de una y otra corriente.