La reunión fue pública, sí. Richmond destacó la capacidad de producir 5 millones de Sputnik por mes en nuestro país, sí. Pfizer aseguró que nadie del gobierno pidió intermediarios ni tampoco sobreprecios, sí. Pero ningún delegado de las farmacéuticas estuvo presente de manera física (De hecho ninguna otra firma además de las citadas se presentó al menos virtualmente), tampoco estuvo presente Carla Vizzotti ni otro funcionario del Poder Ejecutivo. Se veía venir ese escenario en la previa inmediata de la cita: "Esto se cae", se animaba a pronosticar al filo un colega parlamentario. La razón particular, que las autoridades que rodean a Sergio Massa intentaron disimular, radicó en la forma de convocar a los laboratorios a exponer las negociaciones con el Estado: "Bajo apercibimiento de Ley". Ese trato no gustó para nada y redujo al mínimo espíritu de colaboración alguno. "Los Diputados no son Jueces ni policías". Pero el encuentro, finalmente acotado, existió y algunos resultados merecen ser destacados.
Cambiando la ley y "sin coimas"
El 2020 encontró a los legisladores nacionales en acalorados debates para conseguir una Ley que permita al Gobierno administrar la compra internacional de vacunas contra el Covid. Pero esa Ley, en su redacción, es incompatible con algunas exigencias de Pfizer; según explicó Nicolás Vaquer, Gerente General de la empresa en nuestro país. No dio detalles de cuáles son esas distancias, por lo que todos los Diputados coincidieron en que la Casa Rosada – en conocimiento fino de las incompatibilidades – envíe al Parlamento un proyecto que modifique lo necesario para poder adquirir las vacunas de la firma. En otra parte de su presentación, Vaquer, dejó sin efectos las acusaciones de Patricia Bullrich sobre un eventual pedido de coimas, pero reconoció que, por impericia del equipo de Alberto Fernández, se cayó la oferta de 13,2 millones de vacunas (De las cuales 8 millones se hubieran entregado entre diciembre de 2020 y julio del corriente).
Marcelo Figueiras, presidente del laboratorio Richmond, se convirtió en una cara que logra sonrisas en el oficialismo; sin querer. O al menos eso dejó en claro el hombre que representa el espacio que producirá la vacuna Sputnik V en nuestro propio país - desarrollo que parecía utópico - cuando mencionó que el gobierno argentino nada tuvo que ver en la selección de los científicos sobre la empresa local. Por otro lado, aseveró con firmeza que – tras la llegada de 300 litros del activo del virus desde Rusia - comenzarán a producir dosis que llegarían a ser 500.000 semanales y con capacidad para entregar 5 millones por mes.
¿Y los demás laboratorios?
Cuál será el "Apercibimiento de Ley" contra los ausentes, nadie lo sabe. También es probable que Sergio Massa ni siquiera los denuncie, ya que inició el encuentro anunciando que la idea no es "Buscar culpables" y poner paños fríos en el clima de tensión suscitado. Lo cierto es que se comprometió a continuar convocando a los privados para que continúen explicando cómo avanzan los negociados con la administración central y hasta propuso la conformación de un observatorio dentro de la estructura legislativa, a tal fin. Los detalles de funcionamiento aún no fueron explicados y el éxito dependerá de la participación de los laboratorios.
El "Cara a cara" entre laboratorios y legisladores llegó. Pero, fiel a la baja calidad institucional que nos acostumbran últimamente en este país, cumplió a medias las expectativas. Apenas sirvió para que el gobierno refute acusaciones opositoras; la oposición señale de ineficaz al oficialismo y para que desde Richmond sumen otra promesa más al largo listado de ellas que tienen los argentinos. ¿Acaso no resulta imposible al lector recordar a Ginés González García cuando se habla de cantidades y plazos de vacunas? En términos callejeros, los bandos políticos empataron y los argentinos perdimos – vidas – a la espera de un flujo oneroso de vacunación, que nos alivie de esta película de terror que arrasa con la salud y economía de millones.