"Fue la más legítima y también la más democrática de la historia argentina"
El presidente de la Convención destacó que se siguieron "todos los pasos" formales, y lo diferenció de sus antecedentes. Un "pasado en limpio" de la trama constitucional, las controversias públicas y las negociaciones privadas para sacar adelante la reforma.
Quien fuera titular de la Convención y hermano del entonces presidente de la Nación, recibió a El Litoral en su departamento en Capital Federal. "No queríamos correr ningún riesgo", confesó. Créditos: Fernando Nicola
- En primer término quiero decir que la reforma constitucional de 1994, realizada en Santa Fe y en Paraná, fue la más legítima y la más democrática de la historia argentina. Legítima porque se siguieron todos los pasos que marca la Constitución para poder reformarla. Fue producto de un acuerdo, fue producto del consenso entre las dos principales fuerzas políticas del país. No fue fácil llegar a al acuerdo. Las comisiones de juristas del Partido Justicialista y de la Unión Cívica Radical nos encontrábamos en reuniones e íbamos puliendo los detalles. Ambos partidos eran reformistas, pero no nos poníamos de acuerdo sobre los detalles. Entonces había que que conversar y dialogar.
- ¿Por qué remarca la cuestión de la legitimidad?
- Porque se siguieron todos los pasos para llegar a la sanción. Partiendo de que la la ley declarativa de la necesidad de las reformas fue votada por más de los dos tercios del total de miembros de cada Cámara. La reforma del '49 fue impugnada casualmente porque se computó el quórum con los presentes, no con todos los miembros de todas las cámaras. Aquí no quisimos correr ningún riesgo y lo hicimos con los dos tercios de dos cámaras. Y es democrática porque participó prácticamente todo el espectro político del país. En el seno de la Convención se formaron 19 bloques políticos. Caso inédito en una convención. Y esos convencionales surgieron de elecciones limpias, transparentes, sin ninguna impugnación. Y finalmente, el contenido de la reforma puso a la Constitución argentina a la vanguardia, y yo diría que eso es el resultado de que en el seno de la convención se discutió mucho. Nada más que para el reglamento llevó 85 horas de debate.
- Eso buscaba zanjar la cuestión de los planteos para que se abra el "paquete" y se discutan los temas por separado. Cuestión que incluso mereció la presentación de un recurso de amparo…
- Impugnaban porque decían que una ley no le puede imponer a la Convención la forma de votar. Pero esa discusión se convirtió en abstracta cuando la propia Convención sancionó el reglamento donde se decía que había que votar de esa forma. Y el Núcleo de Coincidencias Básicas se tenía que votar de esa forma, porque había establecido un nuevo equilibrio de poderes. Y si se empezaba a discutir un tema, el otro se podía romper. Por eso decidimos que se vote todo en conjunto, por sí o por no, para no romper ese equilibrio de poderes que se diseñó. Y que fue con el mejoramiento del sistema representativo, con mayor participación de ciudadanos por el voto directo, los medios de democracia semidirectos. Fue republicana, porque acortamos los mandatos; fue pública, y se grabaron todos los debates. Y fue federal porque se aumentaron las facultades de las provincias. Pero además, se mejoró la sanción de las leyes, fijando tres pasos en vez de cinco; se atenuaron las facultades del Poder Ejecutivo; se aseguró la autonomía de los municipios. Por eso hablamos de un nuevo equilibrio de poder, una nueva ecuación entre autoridad y libertad.
- Muchas de esas reformas fueron incorporadas naturalmente por la sociedad y hoy están totalmente naturalizadas. Pero en ese momento sólo se veía la discusión por la reelección.
- Claro. Esto pasó siempre cada vez que se quiso reformar la Constitución. Porque siempre surgen los pretextos para no reformarla, empezando por decir "no es oportuno hacerlo en este momento". A eso lo dijo el propio presidente de la Convención de 1853, Facundo Zuviría. Él estaba en contra de la misma sanción de la Constitución, no solo en contra de una reforma.
Otra dificultad que solucionamos fue que en la ley de convocatoria decía que la Convención se tenía que reunir en Santa Fe y Paraná. Nunca antes había sido en dos ciudades, así que hubo que resolver antes cómo iba a ser. Así que invité a mi provincia al gobernador de Santa Fe, Carlos Reutemann, y al de Entre Ríos, Mario Moine. Y ahí decidimos que las sesiones plenarias se hicieran en el Paraninfo de la UNL, y la sesión inaugural, la de cierre y el juramento en Paraná; que las autoridades estén en Santa Fe y las comisiones se distribuyan entre ambas ciudades. Y esa es la propuesta que después se aceptó por unanimidad.
- Otras cuestiones fueron un poco más controvertidas.
- Sí. Aparte de las acciones judiciales y administrativas por el tema del Núcleo de Coincidencias Básicas, otra de las dificultades que surgió fue que algunos gobernadores querían que se incorpore su posibilidad de reelección. Cosa que por supuesto no aceptamos. Primero, porque no estaba en la ley de declaración de necesidad de la reforma. Y segundo, no podía estarlo porque es un tema de competencia provincial. Felizmente la cuestión se zanjó, igual que la forma de votación. La discusión sobre el reglamento fue el tema que más tiempo llevó.
Momentos de tensión
- ¿En algún momento sintió que la convención podía llegar a fracasar?
- No, estábamos seguros de que cualquier dificultad que surgiera no podía ser de tanta gravedad como para eso. Pero recuerdo un debate en el que el periodista Evaristo Monti se le ocurrió decir que "ahora están bien, son amigos los radicales con los peronistas, pero hay que recordar que en el año 1964, cuando Perón quería volver al país, Illia no lo dejó llegar". Eso generó un clima de mucha protesta, se levantaron muchos enojos. Al punto que hubo que hacer un acuerdo entre los jefes de bloque para cortar el debate y pasar directamente a la votación. Hubo varios oradores que se quedaron sin hablar.
- ¿Qué otros momentos de conflicto recuerda?
- En el curso de la de la convención hubo peticiones de que se incluya la prohibición del aborto. Fue una discusión transversal, porque había distintas posturas en cada partido. Yo siempre dije que no se podía votar, porque no estaba en el temario. Se buscó incluirla cuando estábamos tratando la incorporación de los tratados internacionales, en distintos momentos. Por ejemplo, hay un artículo que establece un seguro para la mujer y el niño desde el embarazo. Entonces ahí se planteaba la cuestión de que el embarazo empieza en el momento de la concepción. Pero finalmente no se avanzó con eso. Más allá de lo cual, en la reforma incorporamos valores muy importantes, sobre todo con los tratados. Hay una dimensión axiológica que es digna de tenerse en cuenta, y muchas veces no se lo hace. Cuando hablamos de la dignidad de las personas, de la calidad de vida, la solidaridad, son principios que no estaban incluidos en la Constitución. Así como la no discriminación, la igualdad de trato. Y yo digo que esto es un aporte a la cultura de la paz, porque la carta de la Unesco dice que como es en la mente de los hombres donde que se originan las guerras, es también ahí donde tenemos que crear los baluartes a favor de la paz. Y que son estos valores de los que estoy hablando.
- También hubo disposiciones de la reforma que nunca se implementaron, o que no funcionaron como se esperaba.
- Bueno, en primer lugar, no se sancionaron todas las leyes que tenían que ser sancionadas, por ejemplo la de Coparticipación Federal. Establecimos las bases, entre ellas estos valores de los que hablaba, de propender al crecimiento de las provincias por igual. Tratar de resolver la brecha de desarrollo que hay. Y después, la regulación de los Decretos de Necesidad y Urgencia salió al revés de lo que se pretendía, que era limitar las facultades presidenciales. Durante el kirchnerismo se dicta la reglamentación, estableciendo que para ser rechazados tienen que hacerlo las dos cámaras. Cuando tendría que haber sido al revés: si se trata de un caso excepcional, lo que se requería tendría que requerir es que lo aprueben las dos cámaras por mayoría.
- Una reglamentación que también aprovechó el actual gobierno…
- Sí, por supuesto. Los oficialismos no van a dejar sin efecto una reglamentación como esa, que los favorece. Pero resulta una contradicción con el proceso de sanción de las leyes, que necesitan ser aprobadas por las dos cámaras. Pero para que quede firme un decreto, basta con que una sola cámara no lo rechace.
Sí, por supuesto los oficialismo no, no lo van a dejar sin efecto nunca ella lo hizo para su esposo, por eso quedó, o sea que basta que una sola cámara lo apruebe al DNU y queda convalidado. Lo cual es una contradicción con las leyes porque las leyes son para ser sancionadas necesitan la aprobación de las dos cámaras ahora para que quede firme decreto no sea de urgencias basta que lo apruebe una sola cámara y mientras no lo aprueba, están en vigencia. Contrariando también el artículo 82 de la Constitución, que está en contra de la sanción ficta de las leyes y con mayor razón de los DNU.
Otra cosa fue que le dimos jerarquía constitucional al Defensor del Pueblo, que fue un proyecto de ley mío en el Senado, fue aprobado en el año 93 y funcionó bien durante unos años. Después lo dejaron vacante, y ahora eso conspira también contra la realización de la consulta popular, porque ese instituto requiere que las firmas sean verificadas por el Defensor del Pueblo.
- ¿Le parece que la Convención debió haber hecho las cosas de otra manera en algún aspecto?
- Yo como Presidente me hice el propósito de que terminemos la Convención dentro de los 90 días que marcaba la ley, aunque algunos convencionales pedían prorrogarla. Y bueno, algunas cosas quedaron afuera, como el Consejo Económico y Social, que hubiera sido bueno. También algunas normas que se sancionaron pudieron dejar afuera algunas cosas, por el apuro. Pero creo que salió bien. Y que ahora hay que pensar en cumplirla, no en volver a reformarla. La Constitución es moderna, es garantista, contiene herramientas para defender los derechos. Por ejemplo, el Habeas Corpus que puede aplicarse también cuando a la privación de la libertad la produce un particular (el caso típico es cuando a un paciente no lo dejan salir de un sanatorio porque no pagó). También incorporamos en el artículo 43 el secreto de las fuentes de información periodística, cosa que es un avance extraordinario. Por otra parte, la prensa estuvo presente en todo en todo el desarrollo de la Convención, aunque no fue favorable. Había muchas críticas, muchas opiniones muy fuertes en contra. Y eso a pesar de que no tocamos los primeros 35 artículos, que es donde están las normas con los valores pétreos. Pero a la vez incorporamos un nuevo capítulo de derechos, donde está el de la defensa de la democracia, cuando se castiga a los que promueven golpes de Estado. Los derechos políticos, por primera vez los partidos políticos figuran en la en la Constitución, los derechos de los derechos del consumidor y del usuario…. Son todos derechos que antes existían en la ley, pero no en la Constitución. La ley se deroga por otra ley, pero ahora si los quieren sacar van a necesitar otra reforma constitucional.
- Mi agradecimiento al pueblo de Santa Fe y de Entre Ríos por la acogida que tuvimos los convencionales en los 90 días. A la Universidad del Litoral, donde me cedieron a mí como presidente de la Convención el despacho del rector, para que pudiera estar cómodo y recibir gente. Un agradecimiento a los convencionales, porque trabajaron a destajo y se preparaban mucho y presentaron muchos proyectos. Había 1593 proyectos de reforma de la Constitución, o sea que las cosas no se hicieron de la noche a la mañana, hubo tiempo de redactar proyectos y de presentarlos. Y por supuesto a todos los que colaboraron. Nosotros llevamos el personal de biblioteca, a los taquígrafos, para que dejen asentados los discursos y los debates, además de estar grabados. Se cumplió con el principio republicano de la publicidad de los actos de gobierno. Esto fue una convención transparente.
También quiero destacar que había 80 mujeres. En las convenciones anteriores, en la única que hubo fue en la del '57, y eran cuatro. En un cuerpo donde había diez gobernadores, senadores, diputados, intendentes. Dirigentes de empresas y de gremios de trabajadores. Hasta un ex presidente de la Nación y un director de cine. Nunca hubo y no sé si llegará a haber una convención que tenga tal representatividad y que se haya hecho siguiendo de manera absolutamente rigurosa los términos de la ley declarativa de la necesidad de la reforma.
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