Alberto Fernández los recibe este martes en Olivos
Llegan dos funcionarios clave de Biden para reunirse con el Presidente
Son Juan Sebastián González, asesor de la Casa Blanca, y Julie Chung, del Departamento de Estado. Almorzarán con Fernández y se reunirán más tarde con Solá. Vienen de Colombia y seguirán viaje a Uruguay. Se trata de un nuevo gesto de acercamiento con Washington. La creciente influencia de China en la región, en la agenda.
Llegan dos funcionarios clave de Biden para reunirse con el Presidente
Martes 13.4.2021
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Última actualización 14:20
Será una demostración más de que, para el gobierno de Joe Biden, Argentina no está aislada del mundo occidental. Dos altos funcionarios de la administración demócrata aterrizarán hoy en Buenos Aires para almorzar con el presidente Alberto Fernández en la residencia de Olivos y merendar con el canciller Felipe Solá en el Palacio San Martín, de acuerdo a la información que anticiparon a elDiarioAR desde Casa Rosada. Se trata de Juan Sebastián González, asistente especial de Biden y Director Principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental, y Julie Chung, la subsecretaria Interina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, dos representantes de Estados Unidos que vienen de Colombia y viajarán después a Uruguay, en un itinerario nada casual que parece enunciar las prioridades de los demócratas en la región.
El Presidente terminará este martes con su período de aislamiento después de haber contraído coronavirus y la pandemia estará en la agenda urgente, pero no será lo único. Los enviados del sucesor de Donald Trump no son debutantes en la función. Según informó la embajada de Estados Unidos en Argentina, González nació en Cartagena, fue asesor junior del exsubsecretario Tomas Shannon -el lobbista que contrató la Argentina durante la reestructuración de la deuda- y tiene una estrecha relación con Biden desde hace ocho años. Durante la gestión Obama-Biden, fue subsecretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, y se encargó de las relaciones América Central y el Caribe. Entre 2013 y 2015, en su rol de asesor especial del entonces vicepresidente, acompañó a Biden en siete visitas a países de América Latina y coordinó el lanzamiento del Diálogo Económico de Alto Nivel entre EE.UU. y México.
Número dos del consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, González tiene un mérito adicional, que tanto Fernández como Solá valoran especialmente: viene a reemplazar a Maurice Claver-Carone, el cubano-americano que trabajaba a las órdenes de Trump y fue un dolor de cabeza para el gobierno argentino desde el misma día en que asumió el sucesor de Mauricio Macri y ensayó un acting para su molestia, que fue amplificado por la oposición alineada con el gobierno republicano. Claver-Carone no sólo admitió que la Casa Blanca impulsó el préstamo del Fondo a la administración Cambiemos sino que fue el encargado de romper una tradición de 60 años y le arrebató a América Latina el sillón de presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, que Fernández pretendía para Gustavo Beliz.
Julie Chung tiene una trayectoria distinta: asumió en noviembre de 2018 como subsecretaria adjunta en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, que dirigía el anticastrista Michael Kozak y trabajaba en línea con Claver Carone. Había sido directora para Japón de la Oficina de Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico y se desempeñó como Subsecretaria Adjunta Interina de febrero a septiembre de 2018. Nacida en California, fue miembro de carrera de nivel jerárquico del Servicio Exterior, subjefa de misión en Camboya, consejera económica en Tailandia, subasesora política en Bogotá y jefa de gabinete en Bagdad, a cargo de la coordinación de la asistencia exterior civil y militar. En marzo pasado, como parte del giro que insinúa Biden, Chung difundió un mensaje por el Día Internacional de la Mujer en el que elogió el trabajo de las “increíbles mujeres de Cuba”.
Pese a la campaña de sectores de la oposición que continúan denunciando a los Fernández como aliados de Nicolás Maduro por haber abandonado el Grupo de Lima, la visita de los dos enviados de Biden no es el primer gesto de acercamiento entre Estados Unidos y la Argentina. Al contrario, constituye el tercer movimiento en las últimas dos semanas. El primero fue la comunicación telefónica de 55 minutos que Solá mantuvo con el secretario de Estado y jefe de la diplomacia norteamericana, Antony Blinken. Según se pudo saber de fuentes del gobierno argentino, el diálogo sorprendió al canciller de Fernández tanto por la extensión que tuvo como por el interés de Blinken en el posicionamiento del Frente de Todos en la disputa geopolítica mayor. Como publicó el diario Clarín, el secretario de Estado no preguntó por Venezuela sino por China y por la posibilidad de que el gigante asiático instale una base militar en Ushuaia, algo que fue desmentido por Solá.
El segundo hecho de magnitud fue la visita del jefe del Comando Sur, Craig Faller, quien estuvo en Argentina la semana pasada, tuvo un encuentro con el ministro de Defensa, Agustín Rossi, y visitó, precisamente, la capital de Tierra del Fuego con la excusa de donar un equipo de búsqueda y rescate a la Defensa Civil de Ushuaia, como parte del Programa de Asistencia Humanitaria del Departamento de Defensa.
A mediados de marzo pasado, brindó un informe ante el Senado de Estados Unidos en el que dejó en claro cuál es la visión de la administración Biden en relación a América Latina. “Ahora más que nunca, existe un clima de urgencia por las amenazas globales que enfrentamos aquí en nuestro vecindario. Es un vecindario compartido. Es un Hemisferio de sumo interés para los Estados Unidos. Las principales amenazas que enfrenta el Hemisferio son China y las organizaciones criminales transnacionales. El Partido Comunista de China, mediante su insidiosa y corrupta influencia, busca dominar la región y el mundo en materia económica, basándose en su propia versión de orden mundial basado en reglas. China aumenta rápidamente su influencia en el continente americano con la negociación de más de 40 acuerdos portuarios, el otorgamiento de grandes préstamos para ejercer influencia política y económica, el impulso de su propia estructura de tecnología de la información, y su participación en prácticas predatorias como la pesca ilegal, no regulada y no reglamentada, la minería y la tala de bosques. Hemos visto muchas de estas tácticas en Asia y África. No podemos permitir que las impongan en nuestro vecindario”, dijo.
Durante su visita a Buenos Aires, Faller le concedió una entrevista a la revista DEF, propiedad del empresario Mario Montoto, en la que ubicó parte de la disputa con China en el Atlántico Sur y afirmó que el país de Xi Jinping tiene una flota pesquera patrocinada por el Estado que está involucrada en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada que viola las normas internacionales y representa un problema global que afecta la seguridad alimentaria de los países que cuentan con zonas económicas exclusivas. “Apoyamos los esfuerzos del Departamento de Seguridad Interior y de la Guardia Costera de Estados Unidos en su estrategia para ayudar a los países de la región a identificar quién opera en sus aguas territoriales. Se trata de compartir información para enfrentar los retos a nuestra soberanía. También estamos interesados en involucrar a los países de los que provienen esas flotas pesqueras, entre ellos China”, dijo.
Fernández tiene hoy como prioridad conseguir el apoyo de Estados Unidos para que el Fondo Monetario Internacional acepte discutir un nuevo programa con Argentina que no incluya reformas estructurales y otorgue reales facilidades para el pago de la deuda de 44.000 millones de dólares que dejó Macri como herencia. Sin embargo, su alianza sanitaria con China y Rusia para conseguir la enorme mayoría de las vacunas que llegaron al país desde que se desató la pandemia es parte de un acercamiento que en Washington no reducen al COVID 19. El resultado es una estrategia diplomática que se despliega en medio de la escasez y la urgencia: los Fernández buscan hacer equilibrio en un intento de reeditar la tercera posición entre dos potencias que hacen valer su poderío. Sin embargo, en el Palacio San Martín se advierten dos juegos bien diferenciados. China tienta a la Argentina con acuerdos de todo tipo y busca incrementar la presencia con proyectos de infraestructura; Estados Unidos, bajo Biden, abandonó la agresividad a lo Claver-Carone pero pretende ejerce una tutela para que el peronismo no se aleje demasiado, sin presentar hasta ahora ningún tipo de ayuda para Argentina. Resuenan las palabras de Cristina Fernández el último 24 de marzo. “¿No podríamos pedir, con toda la dulzura del mundo, que nos hagan algún gestito? Porque entre que bancaron el golpe, que nos hizo pomada, bancaron a los ingleses en Malvinas y fueron centrales en que el FMI violara todos los artículos de su estatuto … para darle al gobierno de Macri el crédito más grande de la historia del Fondo Monetario. (...) Claro, era otro gobierno, el de Trump y no el de Biden, pero también nosotros somos otro gobierno”, dijo.
Flotaran esos antecedentes este martes, tanto en el encuentro del Presidente Fernández y el canciller Solá con el Director Principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental, y la subsecretaria Interina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado. Estados Unidos presentará sus inquietudes y Argentina buscará enunciar con toda diplomacia una pregunta central: “Además de pedir y pedir, ¿ustedes qué tienen para ofrecer?”