La Libertad (No) Avanza. El PRO ofrece mano dura y ortodoxia monetaria. Miedo al fogonazo en el Frente de Todos. El gasoducto que no está en marcha y el beneficio a Putin.
Habló de venta de órganos y de habilitar el uso de armas en el contexto de tiroteos civiles con víctimas fatales en Estados Unidos. Y usó pasajes de Diputados para viajar por el país a fin de armar una estructura -una “casta” propia- sin la cual no podría postularse.
“La negatividad sobre el dirigente liberal creció más de 10 puntos en los últimos 30 días, mientras su imagen positiva se redujo de 47% a 41%”, señaló el último informe de Zuban Córdoba. La consultora disparó especulaciones sobre el “techo” del fenómeno Milei si se piensa en una presidencia. Pero en todo caso la irrupción de una derecha con aspiraciones sigue en busca de una escala como la que alguna vez supo tener Álvaro Alsogaray.
Si kirchneristas y cambiemitas van a 2023 con candidatos separados, Milei tiene chances de segunda vuelta presidencial. Pero si eso es poco probable, resultarían significativas las bancas que los libertarios encuentren en la Cámara de Diputados, cuya representación se define en primera vuelta junto al comicio presidencial.
Mauricio Macri enoja a Elisa Carrió sacándose fotos con el autócrata Dondald Trump; el ex presidente habla del “populista” Hipólito Irigoyen ante una audiencia propia de Jair Bolsonaro. No es buen negocio para el PRO divorciarse de la CC y la UCR, pero Juntos por el Cambio puede especular una segunda vuelta con apoyos de libertarios que difícilmente respalden al peronismo.
“Vamos a tener que hacer cosas fuertes. Ya no nos va a alcanzar la gendarmería” (la misma que el Frente de Todos promete y no manda), dijo Patricia Bullrich sobre la situación en Rosario. Anunció junto a Macri un primer proyecto de ley: evitar que el Banco Central emita plata para financiar al Tesoro. Mano dura y ortodoxia monetaria, dos puntos más de coincidencias con los libertarios.
Luciano Laspina es menos un diputado santafesino (ni siquiera rosarino) que un economista porteño, por mucho que simpatice con Newell’s. Está al frente de un equipo económico que tiene diferencias con Eduardo Levy Yeyaty (UCR-Manes) o incluso con Hernán Lacunza (PRO-Rodríguez Larreta). Pero en todo caso las fundaciones Pensar, Alem, Hannah Arendt de la CC y Encuentro Republicano (Pichetto) intercambian borradores de partituras mientras aguardan al director.
¿Se apresuran? Acaso la implosión oficialista acelere los planes. El fogonazo devaluatorio se ha instalado como miedo propio del Frente de Todos, ante un Banco Central que recibe récord de divisas de la agroindustria pero no aumenta reservas. No alcanza especular con el Mundial de Qatar en un país donde escasean los botines que no se pueden importar, como los neumáticos o el gasoil.
Macri no era partidario de apoyar un acuerdo con el FMI. Intuía (intuye) que un trauma socioeconómico podría abrir el escenario para cambios estructurales que asume imprescindibles pero que de otra manera el Congreso no votaría (reformas tributaria o laboral). Pero JxC eligió no precipitar el desastre.
Eso lo hace de todas maneras el propio gobierno. Las acusaciones cruzadas de Matías Kulfas y La Cámpora postergan el primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner, que además de su nombre no tiene ni siquiera las chapas para los caños ni la obra civil licitada. Los dólares que podrían entrar por el gas son divisas que se van para importar GNL caro y escaso.
El regreso de Daniel Scioli a la escena política interna alienta esperanzas de unos, pero también recelos de otros. Ya casi sin territorio propio (ni siquiera en Tigre) Sergio Massa se siente amenazado. De paso, sus huestes en el ministerio de Transporte manejan otra licitación estratégica -la concesión de la hidrovía- antecedida por denuncias de corrupción, con final abierto y con el fantasma de Axel Kicillof pidiendo seguir con la contratación directa.
Si controlar la inflación, el presidente y Martín Guzmán no tienen más imaginación que la de aumentar la presión fiscal con la renta extraordinaria, en lugar de promover la expansión de la campaña de granos (se sembrará menos) para que entren más dólares al país. La gestión es un recurso aún más escaso que las reservas del BCRA.
No habrá un waiver del FMI cada tres meses. Por eso en los pasillos oficialistas la pregunta es: ¿cómo llegaremos a 2023?.
Acaso Vladimir Putin no tiene tiempo para mirar de reojo a su amigo Alberto Fernández, que va a visitar Estados Unidos con el auspicio de Nicolás Maduro y en nombre de ausentes como Nicaragua y Cuba. El ruso puede contar -si no con una alfombra roja- con la complicidad implícita de la Casa Rosada, que hace lo imposible por no ofrecer al mundo energía y alimentos, cuya escasez constituye el factor de extorsión del Kremlin a Europa y al resto del mundo.