Viernes 4.11.2022
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Marco Enriquez-Ominami es un cineasta y político chileno, fundador del Partido Progresista en 2010. Militante del Partido Socialista de Chile entre 1990 y 2009 y diputado entre 2006 y 2010, se presentó como candidato presidencial en las elecciones de 2009, 2013, 2017 y 2021, cuando se impuso Gabriel Boric por el partido Convergencia Social. Ambos partidos integran el Grupo de Puebla, que nuclea sectores de centro izquierda e izquierda, y del que Enríquez-Ominami es uno de los coordinadores.
Invitado a la Feria del Libro Nacional y Popular, Enríquez-Ominami expuso el viernes junto al diputado nacional Eduardo Toniolli sobre "Desafíos económicos y políticos para las fuerzas progresistas de América Latina". Un tema que, confió en diálogo con El Litoral, "es difícil porque en América Latina, salvo algunos apasionados, vivimos muy desintegrados, a pesar de compartir idioma, cultura e historia. Pero veo mucha menos vocación por la integración que los europeos, que se pasan en guerras y no hablan un solo idioma parecido casi con ningún país vecino. Entonces, siempre es una conversación difícil pero fascinante.
- ¿Cómo ve la situación política en Chile, y las complicaciones por las que está atravesando el actual gobierno?
- Creo que Gabriel Boric es un hombre decente y honesto, que está haciendo un mal gobierno. Es un hombre fundamentalmente más decente que el anterior, Sebastián Piñera, que era claramente mucho menos decente y honesto. Pero creo que está equivocado el presidente, porque está cometiendo errores sin parar. Uno es la economía y la seguridad: nunca Chile había tenido en 32 años una inflación tan alta y, además, el tipo de delito está aterrando a la población.
El otro error, a mi juicio, es que él asume que es árbitro del país, y un presidente es también un líder: el plebiscito constituyente se lo perdió, entre otras cosas, porque él decidió ser árbitro. Tenía mayoría, no lideró a sus propios constituyentes y hemos sufrido la derrota más grande en el mejor momento, lo cual es una contradicción: en el mejor momento de nuestra historia electoral recibimos la mayor derrota de nuestra historia electoral. Un dato: en los sectores populares votó el 90 % y el plebiscito se rechazó con un 70 %. Nunca antes nos había ido tan mal.
- ¿La población no sintonizó con esta propuesta, no se entendió o hubo un defecto de base?
- Primero se percibió como un atentando contra el modo de vivir chileno. Se afectó el sentido común del chileno que tiene un modo de vivir, como lo tiene un argentino. La plurinacionalidad se recibió como un atentado a la igualdad ante la ley; como también la idea de un debate respecto a que si el Estado te da una vivienda no es tuya y debes entregársela al Estado cuando te mueras. También se percibió así el aborto inscripto en la Constitución: los chilenos no son tan conservadores y entienden la importancia de que el Estado no meta presa a una mujer después de abortar, pero un paso distinto es dejarlo inscrito en la constitución. Son tres ejemplos, hay diez.
El sistema político que es la sala de máquinas del texto constitucional, era un desastre. Con buenas intenciones quisieron un federalismo atenuado, descentralizar pero (y hasta a mi me va a costar explicarlo) se asustaron. Entonces diría que fue un grupo humano inspirado que hizo un texto a ratos demasiado perfecto como programa de gobierno, a ratos lo defendieron mal y a ratos la derecha, buena opositora como fuimos nosotros buenos opositores, instalaron posverdades. Y eso significó una paliza , una masacre electoral nunca vista. Nunca en la historia habíamos sido derrotados así.
- ¿Como se remonta esta situación?
- Hace diez minutos vi una encuesta que nuevamente le da 7 puntos menos al presidente, que ya tiene 15 puntos bajando en un mes. Es el más impopular de la historia, siete meses después de asumir y sin pandemia. La pregunta no está fácil de responder. Ahora, yo no soy opositor ni seré opositor a Boric. Competí contra él, fui extremadamente duro, creo que fui justo y no soy su consejero. Solo puedo plantearle con mucho respeto que lo creo un hombre muy honesto, muy decente pero que eso no alcanza. Para combatir al narcotráfico, la juventud no alcanza. Ser joven no alcanza. Creo que hay una generación a la que no le gustan las cicatrices, le gustan los tatuajes. Y creo que la vida es acumular cicatrices. La política es como es la vida: todos los que fuimos padres hemos hecho por nuestros hijos cosas impensadas. A veces el presidente quiere fundar una iglesia en un país y creo que la iglesia es otro ejercicio. Para construir un país hay gente de derecha, hay gorilas, hay una derecha extrema y hay que confrontar, hay que acordar. No estoy diciendo nada muy original pero creo que la decencia de Boric no es poco, pero no alcanza.
- A nivel de Latinoamérica se ve una volatilidad de políticas con fluctuaciones, en general, de la izquierda a la derecha y tal vez los polos parecían antes tener cierto sentido. Pero el fenómeno que vemos ahora es la reacción a los gobiernos, en general los oficialismos están perdiendo las elecciones. ¿Qué lectura hace de este proceso?
- La teoría del péndulo es una, con una clase media que va castigando y premiando: castigaron a Cristina y llegó Macri; castigaron a Macri y llegó Alberto. Es una explicación. El enigma es si en este segundo ciclo estamos llegando al declive del primer ciclo -Chavez, Lula, Kirchner, Correa-, o estamos ante un nuevo ciclo. Yo soy amigo y gran admirador de Alberto Fernández, y creo que en América Latina y el Caribe él está jugando un rol que quizás en Argentina no dimensionan completamente. Es, lejos, el líder más importante.
En ese nuevo ciclo hay un líder demócrata hiperrespetado que el mundo observa, me consta a mi, como Macron (Francia), Sánchez (España), Merkel (Alemania) en su minuto, Trump, Biden (Estados Unidos): las potencias del mundo reconocen a Alberto Fernández como el interlocutor de un continente de casi 800 millones de habitantes.
- No es la mirada que hay internamente...
- Probablemente, como ocurre muchas veces. Pero Argentina, como Chile, no va a salir adelante si no tenemos una relación distinta con las potencias: la deuda la tenés que negociar con las potencias, el combustible, el trigo, también. Argentina tiene más autonomía que Chile, pero hay algunas economías, como la mía, que va a depender de lo que pase afuera. Chile depende de que los chinos nos compren más cobre.
La figura de Lula y Alberto es trascendental para ese nuevo ciclo; no quiero excederme pero en el triunfo de Lula algo tiene que ver Alberto: ¿Cuál es el mayor líder mundial que fue a ver a la cárcel a Lula? Alberto. ¿Quién es el líder más importante que siempre creyó en la inocencia de Lula? Alberto. Creo que para lo que viene en el corto plazo con la llegada de Lula y el ticket Lula-Alberto-Arce (Bolivia)-Abdo (Benitez-Paraguay)-Petro (Colombia) va a empujar las cosas. Algo va a pasar, esa es mi esperanza. Si en seis meses más no pasa nada tendremos un problema, pero conozco a muchos de esos presidentes y se que tienen noción de la urgencia.