El diputado nacional Marcos Cleri recordó con emoción aquél 27 de octubre, inmerso en la realización del Censo poblacional, y sostuvo que para moder dimensionar el impacto emocional de la noticia del fallecimiento de Néstor Kircher hay que tomar en cuenta “lo que representaba, y lo que todavía representa” el ex presidente de la Nación.
En diálogo con El Litoral, expresó que ello es “la coherencia y la confianza, la idea de que lo que se decía se hacía, el equilibrio entre rebeldía y transformación, en beneficio del bienestar general, poner en palabras reclamos y vivencias históricas buscando que haya justicia. Y, de la misma manera, la esencia del ADN de nuestro pueblo, esa mirada pícara y cómplice, esa firmeza y dureza con los poderosos, y la empatía y solidaridad con los que más necesitaban ese abrazo y esa mirada de poner la otra mejilla”.
- ¿Como se evalúa hoy el efecto de la irrupción de Kirchner en la política nacional?
- Fue la reconciliación de la política con la ciudadanía. Después del estallido del 2001, del “que se vayan todos”, Néstor hizo la posibilidad de construir una comunidad donde la política tiene un rol preponderante, donde los que no eran escuchados fueron escuchados, y donde lo que se decía se hacía. Y a los jóvenes nos convoca desde la confianza de que sus expresiones genuinas, su sentimiento por lograr unidad y llevar adelante las verdades relativas de cada uno, apuntando a la construcción de comunidad, se iban materializando. Desde la contundencia de su primer discurso, de “vengo a proponerles un sueño”, y con el abrazo posterior en la puerta del Congreso a los militantes que se habían acercando, rompiendo el protocolo y pidiendo “ayúdenme, ayúdenme: soy un pingüino que vino del sur y necesito de cada uno de ustedes”, era ese vínculo con ese hombre, que tuvo la responsabilidad extraordinaria de ser presidente, que extendía su corazón y sus brazos, para que entre todos nos fundamos en un proyecto de país. Con la humidad de los grandes nos convocaba a transformar la realidad, y lo va a seguir haciendo.
-De todos modos, también trazó una fuerte división en la sociedad argentina, que trascendió su propia muerte
- Sí, pero unió más de lo que dividió. Solamente una minoría que sobre todo buscaba odiar no comprendió su mensaje. Él termina falleciendo por seguir haciendo lo que le habían recomendado que deje de hacer, que era la política. Eso, aunque fue un presidente que no buscó su reelección. Y termina entregándose, porque su cuerpo le queda chico para todo lo que tenía para dar. Entregó todo hasta el último instante.
- ¿Cuando fue la última vez que lo vio?
- Fue en el Luna Park, tres días después de una operación, con mucha sensibilidad y un claro mensaje de que con unidad y con organización se podía. De que teníamos que congeniar miradas, discutiendo, debatiendo.
Néstor se salía del molde. No solo por su apariencia o su estética, sino por su discurso. La claridad de sus ideas. Y a diferencia de muchos otros, a las palabras de Néstor no se las llevaba el viento. Se ve que estaba acostumbrado a ese viento fuerte del sur, y se plantaba con firmeza en lo que sostenía. Y sus acciones tenían que ver con eso.