El economista Martín Guzmán, un especialista en macroeconomía y deuda soberana ligado al premio Nobel Joseph Stiglitz, asumirá como ministro de Economía y su primer objetivo será llegar a un acuerdo con los acreedores para postergar al menos dos años el pago de vencimientos de deuda.
Con apenas 37 años, Guzmán egresó de la Universidad Nacional de La Plata y, más tarde, hizo un doctorado en la Universidad de Brown, en Estados Unidos.
Enrolado en el pelotón de economistas "heterodoxos", estaba residiendo en Nueva York hasta ser convocado a Buenos Aires para integrarse al gabinete del nuevo Gobierno.
En 2008, tras terminar sus estudios en La Plata, Guzmán se mudó a Nueva York y comenzó a trabajar en la Universidad de Columbia: allí conoció a Stiglitz, y por eso algunos lo consideran "discípulo" del economista norteamericano.
"Es un tipo serio. Muy formado académicamente, que tiene muy claros los temas de mercados de capitales", dijo sobre él, recientemente, el flamante presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
En la Universidad de Columbia -desde donde fueron los primeros en felicitarlo públicamente- se desempeñaba como investigador en la Escuela de Negocios y director de la Iniciativa para el Diálogo sobre Políticas (IPD), un espacio fundado por Stiglitz con el objetivo de "estimular un diálogo en políticas heterodoxas sobre cuestiones importantes en el desarrollo internacional".
En la Argentina es aún muy poco conocido y, en las pocas entrevistas que le hicieron, consideró necesaria una reestructuración de la deuda pública, y fue muy crítico del acuerdo que Mauricio Macri selló con el FMI.
En los últimos días, se hizo público un trabajo de su autoría en el cual propuso suspender los pagos de la deuda durante dos años y retomar los vencimientos en 2022, pero sin recurrir al FMI.
La intención de Guzmán es llegar a un acuerdo lo más rápido posible con los acreedores privados, para despejar incertidumbres.
"No es utópico, hay que cambiar el perfil que se tiene de la deuda ahora, pero no hay que hacer algo que sea simplemente patear los vencimientos del capital. Hay que hacer algo también con los intereses. El punto es que cada dólar que se pague de deuda es más recesión para Argentina. Y ya estamos en una recesión, una recesión que dura dos años", opinó el futuro jefe del Palacio de Hacienda en un reportaje reciente.
A su criterio, la disyuntiva pasa por querer "un país que siga siendo rehén de los mercados financieros internacionales y que siga estando condicionado por las políticas del FMI, o tener un proyecto propio, un proyecto nacional, popular por supuesto también, pero que sea consistente.