Lunes 18.11.2024
/Última actualización 14:44
El presidente argentino, Javier Milei, llegó esta mañana al Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro para asistir a la Cumbre de Líderes del Grupo de los 20 (G20). Allí fue recibido por su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en un encuentro marcado por la formalidad y la distancia.
Acompañado por su hermana y secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, el mandatario libertario ingresó al evento pocos minutos antes de las 11. Durante el protocolo de bienvenida, intercambió un breve saludo con el líder brasileño, quien lo recibió junto a su esposa, Rosângela "Janja" da Silva. Ambos presidentes limitaron el diálogo a un cortés “buenos días” antes de posar para la fotografía oficial.
En medio del intercambio, fue Janja quien tomó la iniciativa para guiar a Karina Milei al lugar correspondiente para la foto, rompiendo el silencio que predominaba en la escena.
Momentos antes de la llegada del presidente argentino, Lula había compartido risas y una conversación más distendida con el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, a quien ofreció detalles sobre el mapa de Río de Janeiro que decoraba el lugar de la Cumbre.
El clima tenso entre Milei y Lula tiene sus raíces en fuertes diferencias ideológicas y en las declaraciones que el argentino realizó durante su campaña electoral, en las que calificó al brasileño como “corrupto” y “comunista”. En el pasado, Lula había manifestado que esperaba una disculpa: “No he hablado con el Presidente de Argentina porque creo que debería disculparse conmigo y con Brasil; ha dicho muchas tonterías”.
Lejos de buscar reconciliación, Milei reafirmó su postura: “Lo que dije es verdad. ¿Cuál es el problema? ¿Que lo llamé corrupto? ¿Acaso no fue preso por corrupción? ¿Que lo llamé comunista? ¿Acaso no lo es? ¿Por qué pedir perdón por decir la verdad?”.
En el entorno de la Casa Rosada, algunos funcionarios atribuyen la frialdad de Lula a su respaldo hacia Sergio Massa durante el balotaje presidencial, un gesto que fue interpretado como una toma de posición en la política argentina. Sin embargo, el triunfo de Milei consolidó una relación bilateral que, al menos por ahora, parece marcada por las tensiones.