Cuando un edificio ya ha sufrido los estragos del tiempo y también la ausencia de adecuado mantenimiento, a veces basta con un viento fuerte para que se venga abajo.
Cuando un edificio ya ha sufrido los estragos del tiempo y también la ausencia de adecuado mantenimiento, a veces basta con un viento fuerte para que se venga abajo.
La economía argentina bien podría ser ese edificio imaginario, al que bastaron dos declaraciones explosivas del libertario Javier Milei para que el mercado financiero lo convirtiera en "zona de derrumbe".
¿Qué dijo el libertario? Que el peso ya no vale "ni para excremento". Antes, había desalentado la renovación de plazos fijos, cuando se le pidió opinión sobre qué hacer con los pesos.
La declaración, pronunciada en el programa radial que lidera la audiencia en la franja del día más escuchada, hizo que el cimbronazo que ya se venía produciendo en la City desde hace semanas, terminara convirtiéndose en un sismo grado 7, aquellos que pueden causar serios daños en extensas zonas, según describe la pretigiosa National Geografhic.
¿Se equivocó Milei al no darse cuenta de que el mundo financiero está pendiente de sus declaraciones? ¿O decidió que, como ya admitió, le vendría bien llegar al poder con un dólar recontraalto? .
Al fin de cuentas, si el dólar se va a la estratósfera de acá a diciembre, sus planes de dolarización podrían ser más probables de aplicar, ya que sería más fácil licuar los pesos en circulación para canjearlos por dólares.
Enseguida, el peso no hizo más que profundizar la escalada que venía mostrando desde septiembre. El dólar blue saltó finalmente 65 pesos y se fue a $945, a tiro de los simbólicos mil.
En este escenario, ya el mercado se pregunta si se podría dolarizar 1000 a uno, y hasta imagina un regreso al 1 a 1 que se vivió en la convertibilidad de los 90, sacándole ahora tres pesos a la moneda.
Al fin de cuentas, Milei dijo que su economista preferido es Domingo Cavallo, y que su modelo político era Carlos Menem, a quien, reveló, pudo conocer cuando el expresidente ya estuvo en el tramo final de su vida.
La dolarización de carteras que se venía produciendo se acentuó fuerte este lunes. Según fuentes del sistema financiero, habría sido importante el trasvase de plazos fijos en pesos que vencían, a cuentas a la vista o, lo que explicaría semejante convulsión cambiaria, a comprar dólares al precio que sea, ante el convencimiento de que de aquí a las elecciones sólo hay margen para que siga subiendo.
La estampida hizo que los equipos de Sergio Massa y de Miguel Pesce, el presidente del Central, analizaran en distintos momentos de la jornada cuál era la mejor estrategia para tratar de hacer contención de daños.
El resultado de esos cónclaves tuvo gusto a poco: un comunicado lavado del Banco Central con pretensiones de grandes análisis, pero muy liviano para los "lobos de la City", que ya no esperan nada del Gobierno a esta altura de los acontecimientos.
"Para lo que había que hacer ya es tarde. Tal vez hace más de un año, cuando Massa asumió. Pero ahora es tiempo de reducir al máximo las pérdidas y rogar para que lo que viene no nos termine de hundir", le dijo a Noticias Argentinas un broker que hace 30 días fatiga la ahora casi desierta de operadores Bolsa porteña.
Las pizarras electrónicas mostraban que, a pesar de la disparada del blue, los dólares financieros no se habían disparado tanto: el MEP trepó $27 pesos, hasta los $840, aunque llegó a marcar un máximo de $870. El CCL estuvo algo más tranquilo: ´sólo´ subió $10, a $881.
Fue un día de furia. ¿Vendrán muchos más?.
Por José Calero, Especial, NA