Lunes 1.7.2024
/Última actualización 0:35
Javier Milei llama la atención, entre otras cosas, por su uso particular de las redes. Bautizado como el “presidente troll”, Milei interactúa constantemente en las redes sociales, particularmente en X: da alrededor de 200 likes por día. Y, cómo ha dejado claro en varias ocasiones, sus lectores no deberían dudar de que es él quien maneja su cuenta.
“Soy un animal de redes sociales”, dijo Milei en entrevista con La Nación en marzo de este año. “Para mí es un mecanismo de comunicación directa con la gente. Yo no necesito un intermediario. Yo manejo mi propio Twitter, mi propio Facebook y mi Instagram”, agregó.
Es tal el uso que el presidente hace de la plataforma que existe una página dedicada a analizar la relación de Milei con X. Aquí, uno elige el día y puede ver todo tipo de métricas, desde cantidad de retuits, tiempo en la plataforma y a qué tuiteros más retuitea.
El gráfico muestra la utilización de X por parte de Milei.Un outsider que usa las redes
El Digital News Report de 2024 del Reuters Institute, publicado en junio, establece que la asunción del presidente ha impactado todo el ecosistema virtual.
“Milei surgió como un candidato outsider… Siguiendo la estrategia de Trump en Estados Unidos y de Bolsonaro en Brasil, se hizo conocido por desafiar a periodistas críticos, y ha mantenido ese enfoque desde su elección”, explica el reporte.
En relación a esto, Philip Kitzberger, profesor en la Universidad Di Tella e investigador del Conicet, destaca para El Litoral que Milei, Trump y Bolsonaro son figuras públicas que llegaron al poder no por hacer carrera política, sino más bien por ser figuras mediáticas.
Algunas estadísticas del uso de X de Milei.“En el caso de Milei, es un outsider más puro, en el sentido de que no hay un partido real o fuerte o con una estructura importante que finalmente se convierte también en parte de la campaña y de la estructura política del candidato", analiza Kitzberger. “Su dependencia de las redes y de esa comunicación con un público movilizado es más importante y más crucial para su ascenso”, agrega.
El experto en la intersección entre medios de comunicación y política explica que Milei mantuvo su personalidad mediática una vez que fue elegido presidente, ya que la estrategia le daba resultado.
¿Por qué? Kitzberger tiene hipótesis: “Cuando leo trabajos etnográficos sobre la movilización de estos grupos libertarios veo que hay algo que venía creciendo orgánicamente y Milei es parte de ese proceso”. Se trata de la convergencia entre movimientos distintos pero similares: libertarios, antiprogresistas, antifeminismos, antiestatistas. Y la intersección de estos mundos se empezó a expresar muy fuertemente en el mundo virtual.
Para Kitzberger, la verdadera clave al éxito en la metodología del presidente a la hora de comunicarse con su audiencia es cómo manifiesta el fenómeno de representación. Un ejemplo de esto se vio en mayo, en las puertas del Luna Park. Mientras aguardaba entrar a la presentación del libro de Milei, María Carolina Roldán, una inmigrante venezolana de 43 años que llegó a la Argentina en el 2016, dijo a El Litoral: “Por eso cuando Milei grita, yo lo apoyo. Porque sé que lo que tiene es indignación. Y es lo que yo sentí siempre en Venezuela y luego en Argentina.”
Apenas un ejemplo de cómo interactúa el presidente argentino.La ventaja de ser un outsider, destaca Kitzberger, es la falta de modelos de comportamientos existentes. Estos personajes son auténticos, usualmente populistas, y antiestablishment. El outsider disruptivo no se rige por los modales clásicos de las figuras políticas tradicionales, y en vez se expresan con modos afines al pueblo.
“Pierre Ostibuy ha estudiado cómo el populismo frecuentemente se define en términos de lo popular, de lo grueso. De las formas vulgares, el no cuidado de las formas y de las instituciones”, acota Kitzberger. Y amplía: “Esas formas, son parte de una performance que las redes facilitan, y así permiten construir a un sujeto que se expresa como algo distinto”.
Este modus operandi crea, además, una comunidad virtual. Como apunta Kitzberger, antes, los presidentes solían viajar por todo el país para conocer a gente y generar apoyo. La estrategia de Milei es mucho más inmediata: sus seguidores generan una conexión con él por ser likeados, retuiteados e incluso contestados por el presidente. Milei es conocido por dedicar su hora de almuerzo a X, la cual muchas veces usa para interactuar directamente con sus seguidores.
Esta conducta muchas veces tiene consecuencias para el Gobierno. “Cuando Milei tuitea y tiene un exabrupto insultando a la casta o a los legisladores como ratas, eso está en función de construir la identidad que él está construyendo, pero también afecta cómo se vincula con otros actores de la política. Internacionalmente también”, explica Kizberger.