Milei y Villarruel volvieron a verse las caras en la reunión de Gabinete de este martes en Casa Rosada
Fue el regreso de la vicepresidenta a Casa Rosada tras más de 20 días. Cómo juegan institucionalmente estas diferencias manifiestas entre los dos máximos representantes del Poder Ejecutivo.
Con Villarruel y sin Pettovello, Milei encabezó una reunión de gabinete. Crédito: Presidencia
Así como el Gobierno de La Libertad Avanza está dispuesto a dilapidar reservas del Banco Central en pos de mantener su nave insignia a flote -nos referimos a la baja de inflación-, también es proclive a buscar descomprimir –al menos públicamente- las irreversibles tensiones con Victoria Villarruel, quien este martes decidió hacerse presente en la reunión del Gabinete nacional que presidió Javier Milei.
La última vez que la vicepresidenta vino a Casa Rosada fue el 9 de julio, cuando después de haber faltado a la firma del Pacto de Mayo en Tucumán, partió por la calle Rivadavia desde la sede del Ejecutivo -y del brazo del jefe de Estado- hacia la Catedral Metropolitana para estar presente en el tedeum y luego en el desfile militar, donde hasta dejaron esa postal de ambos montados sonrientes en un tanque de guerra del Ejército argentino. Lo de la Exposición Rural el domingo pasado fue mucho más gélido.
Las cámaras oficiales evitaron enfocarla y la única foto que el grupo de comunicación presidencial tomó de ambos saludándose no se hizo pública. Ante las quejas del equipo de la titular del Senado, debido a que no dejaron entrar a sus propios fotógrafos, Manuel Adorni explicó que cuando está el personal de Presidencia a la hora de cumplir ese menester no puede haber otro. Algo que es una regla que potenció esta administración, porque vale decir que se copió bastante de la de Alberto Fernández, quien conformó junto a Gabriela Cerruti (su ex portavoz) un cuerpo paralelo de prensa al histórico de Casa de Gobierno con el objetivo de tener el monopolio de la imagen del mandatario.
Entre ese protocolo -que ahora le toca atravesar a Villarruel- se suma el del estricto pedido de puntualidad que exigen los Milei a la hora de asistir a los cónclaves con los ministros en Balcarce 50. “Esta vez llegó temprano”, comentó uno de los asesores de la Secretaría General, que confesó que en alguna oportunidad la presidenta de la Cámara alta llegó cinco minutos tarde y se dio la orden de no permitirle el ingreso al Salón Eva Perón. Según se supo, ese día ella se retiró sin quejarse y volvió a su despacho en el Congreso a seguir con sus actividades como si nada hubiera pasado.
Poco después llegarían las diferencias por el pliego del juez federal Ariel Lijo -que promueve el presidente Milei para incorporarse a la Corte Suprema- y una entrevista donde aseguró que “Karina es brava, yo también”. Todavía hay acólitos del líder libertario que se quejan por el adjetivo de “jamoncito” con el que lo bautizó su vice por estar en el medio de las dos mujeres fuertes de la administración.
La reunión de Gabinete
Más allá de que las medidas de seguridad protocolar que toma Milei recaen sobre todos sus funcionarios -por ejemplo, la de que deben dejar sus dispositivos celulares en una canasta cuando están con él-, las cosas con V.V. son mucho más estrictas aún. De este último encuentro del Gabinete nacional se comentó en Rosada lo que la canciller Diana Mondino contó sobre la situación en Venezuela, las novedades que dio Luis Caputo con respecto a un par de empresas mineras que van a invertir en la provincia de San Juan, “por varios miles de millones de dólares”, apuntó un colaborador ministerial, y sobre cifras del turismo en vacaciones.
Las usinas de información libertaria evitaron aportar algo sobre la presencia de la mandamás del cuerpo senatorial. “Fue una charla bastante monotemática en torno a lo de Maduro y ella no dijo nada al respecto”, aseguraron. Consultados en referencia a si la hermana del presidente había aportado o dicho algo en términos generales, un portavoz informal sintetizó: “Karina no es de hablar mucho, más que nada escucha”.
Lo que viene
En línea con dejar afuera de las actividades partidarias de LLA a la vicepresidenta, se adelantó que el 20 de agosto se va a realizar un acto, -que probablemente se haga en La Plata- con Javier Milei como principal orador, y en un escenario donde estarán, entre otros, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el diputado José Luis Espert, la secretaría General de la Presidencia, y probablemente el vocero Adorni.
Básicamente, los dirigentes que en las mediciones que hace el Gobierno dan mejor imagen. La más afectada en ese tándem es la propia Karina M, pero obviamente ella no deja ni a sol ni a sombra a su hermano. La idea que promueve la actividad es dejar en claro que “vamos a dar pelea en la Provincia de Buenos Aires”, refirió uno de los principales asesores de la mesa chica mileísta, que añadió que “para el ruido interno, el momento es ahora”, desafiando a todos y cada uno de los integrantes de la administración central a que demuestren “de qué lado están”, expresó sentencioso.
Un fenómeno que es observado con atención y preocupación al interior del primer anillo de la fuerza libertaria, es que su enfrentamiento con la secretaria Milei la fortalece entre los propios que se sienten excluidos, inclusive entre algunos ajenos. Los tuits y mensajes en las redes del mileísmo dan muestras de una frase que se repite incesantemente en las últimas semanas: “Yo voté a Victoria, no a Karina”.
La vice prioriza el diálogo por sobre el enfrentamiento, por eso con quien mejor relación tiene en la sede del PEN, es con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que mantiene esa misma postura. “Es el único que no le hace el vacío”, reconoce una garganta oficialista. De hecho, en uno de los tantos viajes que los Milei hicieron al exterior -y en los que ella quedó a cargo de la presidencia- llegó a Casa de Gobierno inesperadamente con el fin de reunirse con el ex ministro del Interior. La posibilidad de que tuviera despacho en el palacio gubernamental ya había sido bloqueada por la persona de mayor confianza del primer mandatario, su hermana.
Lo del comentario sobre el colonialismo francés, por el que se sobreactuó, según el entorno villarruelista, el pedido de disculpas del Gobierno argentino, fue sólo un capítulo más de una relación que parece no tener vuelta atrás. Cómo juega esto institucionalmente es la pregunta que se hacen quienes miran asombrados los nombres que se acercan –o intentan- tener diálogo con la alta funcionaria, que desde el principio tuvo un perfil con agenda propia, y un proyecto que para quienes no la quieren en Casa Rosada, apunta a suceder a Milei en el 2027, si es que no están dadas las condiciones de renovación de mandato, o en 2031, si es que el plan económico libertario da muestras de efectividad. Para todo eso falta mucho, pero como dicen los analistas, “la política es una inversión a largo plazo”.
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