Se realizaron este lunes múltiples allanamientos, en el marco de una investigación por posibles extorsiones de dirigentes de distintas organizaciones sociales para que personas concurran a protestas.
Las actuaciones apuntaron a dirigentes del Polo Obrero, Barrios de Pie y otras organizaciones, tras denuncias realizadas en la línea 134 que habilitó el Ministerio de Seguridad.
Se realizaron este lunes múltiples allanamientos, en el marco de una investigación por posibles extorsiones de dirigentes de distintas organizaciones sociales para que personas concurran a protestas.
Los allanamientos sucedieron durante la madrugada en comedores y casas particulares, luego de tareas de inteligencia que también incluyeron intervenciones telefónicas habilitadas por el juzgado.
Los procedimientos fueron solicitados por el fiscal Gerardo Pollicita, quien recibió una denuncia del Ministerio de Seguridad a raíz de los cientos de llamados realizados a la línea 134 que habilitó la cartera que conduce Patricia Bullrich.
La investigación, desde entonces, implicó la identificación de varios dirigentes sociales que ahora fueron imputados por el delito de extorsión.
En total fueron 27 los denunciados, entre ellos Jeremías Cantero, Elizabeth del Carmen Palma, Gianna Puppo y María Dotti, todos ellos del Partido Obrero; así como otros dirigentes de Barrios de Pie y otras organizaciones sociales.
En una primera instancia, el fiscal pidió incluso detenciones las cuales no fueron concedidas por el juez Sebastián Casanello y ameritó la intervención de la Cámara Federal que sí habilitó los allanamientos como medida de prueba, lo que se efectivizó este lunes.
Para la fiscalía, hubo tres tipos de extorsión a partir de los planes sociales que giraba el Ministerio de Desarrollo Social, que era cobrarles a los afiliados una "cuota" para aporte de los comedores, obligarlos a vender por la zona los alimentos que recibían del Estado Nacional y también a asistir a manifestaciones, todo bajo amenaza de quitarles la ayuda o bien no entregarles los animales.
Como método de control se tomaba asistencia a las marchas, se imponían castigos con "multas" para los que no cumplieran a rajatabla la asistencia a marchas (en algunos casos era de 10 mil pesos por cada una de ellas, ndr) o bien la prohibición de retirar alimentos que daba el Estado a los comedores.
También había "listas de espera" de personas que querían acceder al plan Potenciar Trabajo y eran obligados como mérito a ello a realiza trabajos; los "beneficiarios comunes" que son los que lo recibirán y como contraprestación debían ir a marchas o hacer "un aporte" al comedor; los "delegados" que reciben el doble o triple ayuda y los "referentes" quienes controlan la administración de fondos y ordenan a los anteriores.
Como prueba, la fiscalía cuenta con los mensajes donde los referentes o delegados transmitían las sanciones que eran el no retiro de alimentos o el aporte por no asistir a una marcha determinada: "compañeros que tienen 0 movilizaciones y que pasarán a lista de espera", reza el hallazgo de esos mensajes.
Los delitos imputados por la fiscalía son de extorsión, amenazas coactivas, y administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública.
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