El martes 28 de junio de 2006 Jorge Julio López, sobreviviente de la última dictadura militar, brindó un histórico testimonio en la causa que investigaba a Miguel Etchecolatz, el represor que falleció este sábado a los 93 años.
El martes 28 de junio de 2006 Jorge Julio López, sobreviviente de la última dictadura militar, brindó un histórico testimonio en la causa que investigaba a Miguel Etchecolatz, el represor que falleció este sábado a los 93 años.
Tras su declaración, López desapareció meses más tarde, fue visto por última vez el 18 de septiembre de 2006.
La víctima de la dictadura, subió al estrado y apuntó cuestiones claves para condenar al expolicía, a tal punto que hace algunos días se colocó un busto en su honor en la Unidad de Pronta Atención (UPA) N° 6 de Los Hornos, sitio en el que López vivía y militaba políticamente.
“Yo esperaba que me saquen a mí, porque prefería que me mataran y no que me dejaran vivo. Por Dios lo digo, ¿eh? Yo hasta pensé: ‘Si un día salgo y lo encuentro a Etchecolatz, yo lo voy a matar’. Yo así pensaba: ’Puta ¿ y si lo mato? ¡Qué voy a matar una porquería de esas!...’. Un asesino serial. No tenía compasión”, sostuvo López en aquel entonces.
“A eso de las 11 ó 12 de la mañana, aparece Patricia Dell’ Orto toda torturada con el marido. Patricia no respondía, el marido estaba tirado todo lastimado. A ella de un mechón la arrastraron y le sacaron. Sangraba, todos estaban deshechos. Después la ataron a un palenque y la tenían atada enfrente de donde estábamos nosotros. Y al marido lo pateaba Gómez, el jefe, y le decía: ‘Levantate que acá hay muchos muchachos montoneros y les va a dar vergüenza que un jefe sea tan flojito, que esté tirado’”, contó López en el juicio.
“‘Subila, subila un poco más que este gringo que está acá en la parrilla, que este en otro lado donde yo lo picaneé se dio vuelta, porque allá era floja (la picana)’. Y se me ponía cerca, pero con una capucha, una capucha peluda y de mono. ‘¡Hacete el guapo como te hiciste aquella noche!’, me decía el comisario. Resulta que ese día a mí no me hacía mucho la picana porque era con batería. Sentía el cosquilleo. ‘Ahora acá vas a sentir’, me decía a mí .Y les pedía a los otros: ‘Prendela directo desde la calle la máquina’”.
“¿Quién le decía esto?”, intervino el tribunal. López, sin dudar, señaló a Etchecolatz.