El Gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires llegaron a un acuerdo para regular las manifestaciones en Recoleta, donde vive la vicepresidenta Cristina Kirchner, luego de los conflictos del fin de semana.
Se da luego de los conflictos entre manifestantes a favor y en contra de la expresidenta el fin de semana.
El Gobierno nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires llegaron a un acuerdo para regular las manifestaciones en Recoleta, donde vive la vicepresidenta Cristina Kirchner, luego de los conflictos del fin de semana.
El acuerdo fue suscripto entre los ministros de Seguridad de la Nación y de CABA, Aníbal Fernández y Marcelo D’Alessandro, y el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, tras una convocatoria del Ministerio Público Fiscal.
“Las partes convienen que las manifestaciones que en lo sucesivo tengan lugar al domicilio de la Señora vicepresidente de la Nación, Dra. Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, serán llevadas adelante procurando ocasionar la menor afectación posible a los vecinos de la zona”, señala el acta de entendimiento.
“Con ese objetivo, no se realizarán acampes, ni ferias, ni se emplearán fuegos artificiales ni se permitirá la instalación de parrillas. Se impedirá la realización de batucadas y cortes de calle”, agrega el acuerdo firmado por los dos funcionarios porteños y el ministro de Seguridad nacional.
Este mismo jueves, la Ciudad de Buenos Aires apeló el fallo del juez Roberto Gallardo, que había pedido que se retire el operativo de seguridad en los alrededores de la casa de la vicepresidenta en Recoleta. Además, acusó al magistrado de querer generar una “zona liberada” en Recoleta.
El sábado por la tarde, luego de que el Gobierno porteño ordenara vallar los alrededores del domicilio de la vicepresidenta en Juncal y Uruguay, el kirchnerismo decidió movilizarse al lugar masivamente. Manifestantes K y efectivos policiales se enfrentaron a golpes, gases y entre camiones hidrantes.
Los militantes lograron voltear las vallas y, luego de conversaciones entre la Nación y la Ciudad y de un discurso de la vicepresidenta, la situación comenzó a calmarse, aunque las manifestaciones continuaron los días siguientes.