Luis Rodrigo | politica@ellitoral.com
“Es una situación cada vez más complicada”, dijo el secretario de Recursos Hídricos de Santa Fe, Juan Carlos Bertoni. Temor por la creciente del arroyo El Rey.
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El secretario de Recursos Hídricos de Santa Fe, Juan Carlos Bertoni, dijo que la situación en el norte “se complica aún más” con los pronósticos de corto plazo sobre lluvias y por el agua caída recientemente. Además, explicó que -a diferencia de lo que ocurría días atrás- ahora comienzan a ingresar excedentes hídricos de Santiago del Estero y Chaco.
“A las lluvias de fin de año se sumaron otras, en Calchaquí y en la zona de Florencia, en tanto ahora vienen también aguas de Santiago del Estero y del Chaco a Santa Fe. La previsión de lluvias para los próximos 6 días, en toda una franja que va desde el noroeste hacia Reconquista es de más de 200 milímetros: nos preocupan los caudales del arroyo El Rey, que desagua entre Avellaneda y Reconquista. Vamos a tener una crecida importante. Es una situación cada vez más complicada”, resumió.
El Litoral preguntó si con obras se hubiera podido evitar tantos daños en los campos o al mejorar la situación del norte, a propósito de los reclamos que productores -en Santa Margarita- le formularon al gobernador Miguel Lifschitz en una reunión. El ingeniero Bertoni diferenció la situación de los predios agropecuarios de las área urbanas. Admitió que con defensas consolidadas y hechas a tiempo se hubiera evitado pasar por la zozobra que atraviesan poblaciones como El Nochero o la propia Santa Margarita, pero negó que “sólo con obras” puedan evitarse daños a la producción.
—Con obras como las que ahora se anuncian o como las que plantean los productores ¿tendríamos un panorama muy distinto?
—Mi opinión es que no. Varias veces lo he dicho: no se pueden resolver los problemas del agua, sólo pensando en el agua. Y sólo gestionando obras hidráulicas, que son importantes, pero hay también algunas otras cuestiones que tener en cuenta.
—¿Cuáles por ejemplo?
—Hablamos de los Bajos Submeridionales. En primer lugar, por algo se llaman así, porque tienen una tendencia natural a acumular el agua, no a escurrir. Y como sabemos de la alternancia de períodos húmedos y secos, lo fundamental es seguir trabajando para que en estos extremos hídricos podamos seguir solucionando las cuestiones de la mejor manera posible. Es una realidad que requiere obras, no sólo con obras hidráulicas se puede mejorar la situación.
—¿Es una alternancia natural?
—Sí. Y siempre comento que, más allá de que no sea oportuno decirlo ahora, en la zona de los Bajos nos enfrentamos con esos extremos. Ahora, el problema es la inundación y pensamos en procurar escurrir el agua, pero también tenemos la obligación de pensar en los períodos de sequía. Y en los Bajos, estos períodos de sequía producen efectos mucho peores que las inundaciones.
—¿Pero con obras se podía evitar o al menos mejorar la situación?
—Ahora, hemos tenido, como venimos diciendo, un conjunto de factores que contribuyen a esta situación: las lluvias copiosas, la deforestación, los canales que no están adecuadamente registrados y fueron hechos de manera clandestina, la circunstancial obra de readecuación de la infraestructura ferroviaria que terminó resultando una barrera al escurrimiento. No sólo las obras.
Los escurrimientos deben realizarse por los cursos naturales, en la zona norte hacia la Cañada de las Víboras y en la zona sur hacia el río Salado. Y para eso es muy importante que todos trabajemos con los comités de cuenca, y que nadie haga “justicia por mano propia con el agua”, porque cada vez que se hace esto se complican más las cosas.
Con retroexcavadoras terminan haciendo canales que nos perjudican aguas abajo. Afortunadamente, las autoridades de Chaco y Santiago están completamente de acuerdo en evitarlos, más allá de que no les sea fácil convencer a su gente de cambiar esas conductas. Tampoco nos es fácil a nosotros.
—¿Hoy entra agua de provincias vecinas?
—Sí. Ha cambiado esa situación, ingresa bastante de Santiago y también de Chaco.
—Y los canales tienen que ver.
—Hay unos mil kilómetros de canales hechos en la zona del Domo Occidental. Es una zona algo más alta, que va desde Tostado hacia el norte hasta Villa Minetti, en una línea norte-sur donde se encuentran varias poblaciones. Se diferencia sobre todo de la zona más deprimida de los Bajos. Esos canales demuestran hoy que los problemas de inundaciones, con los canales, no se han resuelto.
Antes, toda esa región del Domo tenía riesgo hídrico nulo. Pero en los últimos años se ha venido inundando... por la deforestación, por un sistema productivo no adaptado, por vías férreas que no tienen el drenaje necesario, por las rutas que tampoco lo tienen, es un conjunto de cosas.
—Entonces, volviendo a la pregunta inicial...
—En conclusión: las obras son importantes, pero no mágicas. Jamás podríamos decir que con tal o cual obra no vamos a tener más problemas. Con un montón de cambios que debemos llevar adelante sí es posible mejorar la situación. Tenemos que comprender que hay zonas más bajas donde tenemos que acumular el agua, es un servicio ambiental que cumple una zona para que no se inunden otras, aguas abajo. Pero durante muchos años Santiago del Estero, Chaco -y Santa Fe también- han canalizado muchísimos bajos, se fueron secando y terminan produciendo acumulaciones en áreas que no eran de acumulación, como pasa con el Domo.
Tenemos que desarrollar políticas de fondo, bajo el concepto de los servicios ambientales para acumular agua donde debe hacerse. Y para que el período de sequía no sea tan duro.