“Miguel Lifschitz era uno de esos dirigentes políticos excepcionales, de los que hay, lamentablemente, muy pocos en nuestro país, que vivía con total coherencia entre lo que pensaba y hacía en la vida pública y en la vida privada”, sostuvo el presidente de la Cámara de Diputados, Pablo Farías.
A pedido de El Litoral, el dirigente socialista a quien le tocó ocupar el lugar de Lifschitz al frente de la Cámara baja, lo definió como “honesto, responsable, absolutamente dedicado a la función que cumplía, sea cual fuera la que le toque cumplir. Y fundamentalmente un gran hacedor, una persona que soñaba, proyectaba y realizaba lo que soñaba y proyectaba. Y una persona que, además, tenía una gran capacidad y una gran vocación para resolver los problemas. Eso era Miguel y eso es lo que nos dejó como legado”, completó.