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La falta de transporte fue determinante en algunas actividades. En el microcentro, varios locales cerraron. En las principales avenidas estuvo repartido.
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La adhesión al paro en la ciudad de Santa Fe fue dispar según el sector. La ausencia de transporte público de pasajeros resultó determinante para que otros escenarios, como el escolar, aparecieran prácticamente desiertos. El acatamiento de la UTA resultó casi total; no se vieron circular colectivos urbanos ni de corta y media distancia. La terminal registró poco movimiento durante la mañana, y si bien algunos taxis y remises trabajaron, el dato distintivo fue la falta de pasajeros. “Yo soy dueño del coche”, dijo uno de ellos a El Litoral. “Otros no son propietarios y también están manejando hoy porque lo necesitan, pero no hay pasajeros. Prácticamente no hay gente circulando”, completó el hombre que esperaba concretar algún viaje en las inmediaciones del Hospital Iturraspe.
El sindicato que representa a los trabajadores de las estaciones de servicio también tuvo fuerte incidencia; prácticamente no despacharon combustible, y aquellas que comenzaron la mañana con actividad normal, recibieron la “visita” gremial para que depusieran la actitud.
En el estado
La decisión de los gremios estatales ATE y UPCN de sumarse a la medida resintió severamente la atención en las oficinas públicas. Casi no hubo actividad en Casa de Gobierno, sedes ministeriales provinciales y el municipio. Lo propio pasó en los hospitales. Tanto en el Iturraspe como en el Cullen predominaban los afiches bloqueando las ventanillas de atención al público. Los pasillos, vacíos. Sin pacientes aguardando ser atendidos, guardias mínimas garantizadas y muchos residentes.
En las escuelas no hubo clases. Más allá de la decisión de AMSAFE y SADOP de parar, otra vez fue la falta de transporte la que derivó en que muchos establecimientos privados desobligaran a sus alumnos. Sí fue normal la actividad tanto en los tribunales provinciales como federales.
El comercio
En el sector comercial se dio quizá la situación más dispar. El CUEC había anunciado la adhesión a la medida de fuerza, pero difería la postal matutina según la zona. En el microcentro y peatonal San Martín fue más marcado el cierre de los locales; a ello se sumó la parálisis bancaria.
En otros lugares, como las avenidas comerciales del norte de la ciudad, el acatamiento y la actividad se dividieron prácticamente en partes iguales.
La circulación vehicular mermó en esos sectores notoriamente; hubo supermercados abiertos y lo propio sucedió con las grandes cadenas de electrodomésticos. En el resto de los locales la situación fue diversa; en una misma cuadra de Aristóbulo del Valle pudieron contarse cinco comercios cerrados y dos abiertos, y exactamente en frente, siete atendiendo al público y tres con persianas bajas y candado.
La cuidad en una jornada de paro general