Paula Moreno: "El poder político nos sube al ring, y no tenemos más remedio que visibilizarlo y discutirlo"
Con motivo del Día del Periodista (se celebra cada 7 de junio, día de 1810 en que Mariano Moreno fundó La Gazeta de Buenos Ayres) la presidenta de FOPEA conversó sobre la situación del periodismo, los desafíos del contexto, y por qué la curiosidad sigue siendo lo que define a buen periodista.
Paula Moreno: "El poder político nos sube al ring, y no tenemos más remedio que visibilizarlo y discutirlo"
Paula Moreno es una periodista especializada enjudiciales y política, con experiencia en conducción de radio y televisión en su Esquel natal. Desde diciembre de 2021 es además presidenta de FOPEA, el Foro de Periodismo Argentino, una organización que nuclea a más de 600 periodistas de todo el país y que trabaja por la promoción del periodismo de calidad y la defensa de la libertad de expresión.
—¿Qué motivos tenemos para celebrar el Día del Periodista?
—Fundamentalmente el esfuerzo sostenido de muchos periodistas por hacer buen periodismo. En un contexto complicadísimo, es fundamental sostener el valor del buen periodismo.
—¿Y los motivos de preocupación hoy en la profesión?
—A ver. Por un lado creo que tenemos que hacernos cargo de nuestros errores. Además hay desafíos endógenos, que tienen que ver con el momento de la industria, y otros de contexto, vinculados a lo político y el estado de la conversación pública.
—Empecemos por los propios.
—Los avances tecnológicos y los cambios en las audiencias nos obligan a actualizarnos y a estar más atentos que nunca. Y no siempre hay cabeza para estar atentos.
Paula Moreno, presidenta de FOPEA, el Foro de Periodismo Argentino.
—¿Y los desafíos del contexto?
—Estamos inmersos en un momento económico y político muy complejo, y todo lo que pasa en la calle también alcanza al periodismo: hay que saber pararse frente a eso, y no siempre es fácil. A mí me preocupa este escenario, porque estamos en un momento bisagra de la profesión, y no sé si efectivamente lo estamos leyendo en toda su dimensión.
—¿En qué sentido?
—La baja credibilidad en el ejercicio periodístico marca que en algún momento nos distanciamos de las audiencias, desde las formas hasta el fondo, y me parece que ahí hay bastante para revisar y repensarnos. Con una mirada autocrítica se puede llegar a un diagnóstico descarnado, desde el que podamos volver a empatizar con nuestras audiencias.
—¿Por qué algunas críticas que se le hacen al periodismo desde el poder sintonizan con una parte de la opinión pública?
—Estamos en un momento bisagra, que nos desafía y zarandea a todos los que participamos de la conversación pública. El poder político nos sube al ring, y yo creo que no tenemos más remedio que visibilizarlo y discutirlo.
—Un informe del Monitoreo de Libertad de Prensa de Fopea señala que 4 de cada 10 agresiones al periodismo vienen del Poder Ejecutivo, del presidente y sus ministros.
—Hoy (por el jueves) tuvimos una reunión con el Secretario de Prensa de la Nación, Eduardo Serenellini, y le expresamos nuestra posición: nosotros vamos a estar en cada una de las mesas de diálogo que nos convoquen, lo que no vamos a aceptar es el grito, pero no porque los periodistas seamos estrellas, sino porque entendemos que no conduce a nada, y que distrae. Nuestro rol incluye la defensa del derecho a la información de la ciudadanía.
—Serenellini marcó que el Presidente de la Nación “es como es”, que tiene sus maneras, pero que también es receptivo y que él le va a trasladar nuestras inquietudes. Que no son ni más ni menos que las que expresamos todo el tiempo: predicamos un periodismo profesional basado en datos.
—En enero Fopea le planteó a Serenellini la necesidad de hacer conferencias de prensa virtuales y federales. ¿Hubo avances?
— Hasta ahora no lo vimos pero esperamos que los haya. Pedimos conferencias de prensa en donde los periodistas de todo el país puedan participar desde sus lugares. El secretario contó que está haciendo recorridas por todo el país, interesante para un Gobierno que llega sin conocimiento del territorio. Eso incluye mucho desconocimiento, por ejemplo, del impacto de la disolución de los medios públicos.
—¿Qué define a un buen periodista?
—La curiosidad. En el periodismo cambia casi todo pero algunas cosas permanecen. Cambian las plataformas, cambian las narrativas, pero en esencia el periodismo sigue siendo el mismo, y si perdiste la curiosidad, te tenés que dedicar a otra cosa. El periodismo te corre por las venas o no está. Y en ese camino es clave la capacidad para detectar historias valiosas que reflejen proximidad.
—¿Cómo se sostiene la vocación en este contexto?
—Creo que los periodistas tenemos mucho de románticos y soñadores. Desde el periodismo podemos construir, por eso me importa poner en valor el buen periodismo.