Omar Perotti interpretó que Miguel Lifschitz pateó el tablero en el marco de la transición. El gobernador anunció este jueves que finalmente sería su gestión la que elaboraría y enviaría a la Legislatura el proyecto de presupuesto provincial 2020. No había sido eso lo acordado con su sucesor. Hace exactamente un mes, en conferencia de prensa, el líder socialista contaba a los medios que a pedido del gobernador electo, decidía ceder el armado del proyecto a la nueva administración. “Nos parece razonable”, sostenía Lifschtiz, para fundamentar el acuerdo al que había llegado con el dirigente rafaelino. Por ello, volver sobre esos pasos, fue para Perotti una sorpresa y una demostración cabal de que no hay voluntad política, ni tiene sentido, avanzar en la transición. “Fue la gota que colmó el vaso. La situación del país y de la provincia requerían otro tipo de actitud. Es lamentable que se falte a la palabra”, se quejó el gobernador electo, en diálogo con El Litoral. “Es una estrategia para dificultar y obstaculizar a nuestra gestión sin reparar en que, en realidad, están perjudicando a todos los santafesinos. Lo que hizo (Lifschitz) es una fiel expresión de lo que hay que dejar atrás; una expresión de la vieja política. El gobernador no cumple la palabra y por lo tanto, no hay margen para seguir con la transición”, advirtió. Para el futuro mandatario, “no hay voluntad ni buena fe; no hay vocación para hacer una transición seria. Sólo, intención de desgastar a los interlocutores”.
La decisión de remitir el presupuesto 2020 a la Legislatura fue anunciada ayer por el ministro Pablo Farías, después de una reunión con los principales referentes del Frente Progresista. Allí estuvieron Miguel Lifschitz y los intendentes electos Pablo Javkin (Rosario) y Emilio Jaton (Santa Fe). Mientras el funcionario comunicaba la decisión a la prensa, los diputados de la oposición encabezada por la bancada justicialista, intentaban reunir los votos para aprobar antes de que termine la gestión, el proyecto que declara la necesidad de la reforma constitucional. Por eso, el PJ leyó la decisión del oficialismo como una contraofensiva para devolver el golpe que implicaría para Lifschitz ver cristalizado a 45 días de dejar el poder -y con impronta peronista-, el proceso que no logró conducir con éxito en toda su gestión.
“Pretender mezclar el tema de la reforma no tiene nada que ver con esta transición, porque nunca fue puesto sobre la mesa por ninguna de las partes”, dijo a El Litoral Rubén Michlig. Para el ex ministro de Jorge Obeid, la decisión del socialismo deriva en una situación más gravosa, que redunda en un fuerte condicionamiento para la futura gestión. “Esta actitud está en línea con otras del gobierno que sólo buscan cercenar a la futura administración. Pasó con el Plan Abre, con Obras Menores... Quieren limitarla, y ello va en sentido contrario de lo que se habla”, advirtió.
“En términos prácticos, la sanción del presupuesto a enviar condiciona los recursos del gobierno que viene, porque no conocemos la base tributaria sobre la que se elabora. Y si no se sanciona, le deja a la futura gestión el costo político de toda modificación que se pueda sugerir. Jugar con esto no demuestra voluntad política en una sana transición”, consideró. Y sobre esa base adelantó que, llegado el momento, solicitarán el retiro del proyecto; o formularán uno nuevo con todas las modificaciones..
Para el diputado Leandro Busatto, otro de los integrantes de la comisión de transición, Lifschitz ha “dinamitado” con su actitud el proceso. “No se puede seguir hablando con quien tiene estas actitudes permanentes. Si se confirma el envío del presupuesto, el gobierno está dinamitando todo puente para dialogar. Veníamos de una transición con una expectativa fijada en trabajar frente a un fin de gestión para que el cambio de color político no trajera trastornos a los santafesinos. Pero con esto, el gobierno dinamita la transición -insistió-; ya no tiene valor la palabra empeñada y ratifica lo que venimos denunciando desde hace un tiempo en la Legislatura; están más preocupados por la reconfiguración de su rol en la política como opositores, que por la calidad institucional”. A su criterio, la decisión oficialista “responde claramente a una apetencia política sectorial. Está claro que el gobernador le está dando poco valor a la palabra empeñada; su palabra carece de valor. Él está siendo artífice de un proceso de desorden y tensión institucional innecesario; no fuimos nosotros los que tuvimos una actitud beligerante”, concluyó.
Para el gobernador electo y su equipo, el accionar de la actual gestión pretende solapar el impacto financiero severo que tendrán en los próximos meses todas las decisiones de gobierno que se siguieron tomando, a pesar de los resultados electorales. “Hoy tenemos la misma preocupación que hace tres meses; reconocen el déficit, pero no vemos decisiones para corregir esa situación. Siguen con las designaciones, aumento de horas cátedras; no están actuando para garantizar el funcionamiento de hospitales y para atender las demandas sociales. Hay aún cuestiones presupuestarias muy preocupantes para resolver. Hay demoras en el ritmo de la obra pública, y retraso en el pago a contratistas. Las decisiones de gobierno que se están tomando carecen de sustento financiero. Tode ello, sin mencionar las erogaciones por gastos corrientes (sueldos, aguinaldos), que se deberán afrontar en los próximos meses”, alertó.