Presupuesto nacional: un Estado en su mínima expresión y una rediscusión sobre superávit y déficit
Stella Rodríguez, especialista y docente de la UNL, ofrece un primer análisis del proyecto presentado por el gobierno de Javier Milei. Sostuvo que la obra pública y la transferencia de funciones a las provincias estarán entre las principales discusiones. El dilema sobre un Estado que limita sus funciones. La lupa en los gastos de capital.
Presupuesto nacional: un Estado en su mínima expresión y una rediscusión sobre superávit y déficit
Acompañamiento social sin intermediaciones, recuperación de las capacidades en materia de seguridad y defensa, y modernización y simplificación del Estado. Esas son las prioridades que enarboló el gobierno nacional en la presentación del proyecto de Presupuesto para el año 2025 que sostiene, como "compromiso inclaudicable", el equilibrio fiscal.
El texto de la Ley de leyes que impulsa el presidente Javier Milei, cuyos lineamientos presentó él mismo ante el Congreso Nacional un par de semanas atrás, comenzará a ser discutido en comisiones el próximo 8 de octubre.
Se esperan varias semanas de debates en ese ámbito, con presencia de funcionarios del gabinete para que expliquen y justifiquen los distintos tramos de la propuesta. Pero también para escuchar dudas, planteos y reclamos de quienes ya anticipan reparos a los mayores recortes que se vienen en pos de sostener una política de déficit cero, luego de un año de fuerte ajuste y restricción con un presupuesto, además, reconducido desde 2023.
"El equilibrio, plateado como tal, es una pauta totalmente válida. Lo importante es cómo se determinan los niveles de ingreso, la factibilidad o el acompañamiento que va a tener la gestión para sostener las pautas que usó en su elaboración", opina Stella Rodríguez. Foto: Gentileza
Para pasar en limpio algunas líneas de la propuesta oficial, El Litoral entrevistó a Stella Rodríguez, Contadora Pública Nacional y Dra. en Administración Pública.
Rodríguez, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL, repasa algunas de las premisas del proyecto, destaca que los conceptos de superávit y déficit no son, a priori, sinónimos de bueno y malo sino que requieren una lectura en contexto; y anticipa que el tema de obras públicas y el pago de deuda a las provincias en concepto e cajas previsionales, van a estar, sin dudas en el debate en particular. En esa línea y en el marco de una premisa rígida que guía todo el proyecto, deja una pregunta: Qué se va a dejar de hacer o cómo se van a trabajar los ingresos para incorporar gastos adicionales.
- ¿Dónde están puestas las prioridades de este proyecto de presupuesto? ¿En qué cambia respecto de lo que se venía haciendo hasta el momento?
- Este proyecto de Presupuesto incorporó una norma de carácter general que es el sostenimiento del equilibrio fiscal. Esta norma, que se plantea para el año 2025 y para los años subsiguientes, es un cambio en la forma de presentar los valores y de exponer esta prioridad política. Es un presupuesto que tiene un nivel de gasto de capital muy bajo y variables macroeconómicas que lucen diferentes respecto de estimaciones hechas en el REM (Relevamiento de Expectativas del Mercado) o de las que hizo la OCDE (que prevé para este año un crecimiento menor al que proyecta el gobierno y una mayor inflación). Este va a ser un punto de análisis por el impacto de esas variables macroeconómicas tanto en el nivel de ingreso como en los totales de gastos.
- ¿Cuál es el inconveniente de que las variables no sean las que están proyectadas?
- Es el impacto diferencial en los recursos y gastos: por ejemplo, el valor del dólar está estimado en un precio determinado. Pero si es superior, los montos a pagar por intereses van a ser mayores y esto va a implicar un impacto en el crecimiento del gasto.
Las variables de inflación y crecimiento tienen impacto en los ingresos y en los gastos pero no de manera homogénea en todo, sino con diferencias.
- Con el equilibrio fiscal como meta del proyecto de Presupuesto, ¿en qué aspectos se puso mayor énfasis?
- El énfasis está puesto en asegurar un equilibrio fiscal como prioridad respecto de cualquier concepto de gasto. Y entre los niveles de gasto, está el pago de los intereses de la deuda, no así la devolución del capital cuya atención no se tiene en consideración al determinar el equilibrio. Y después está todo el resto que incluye un nivel de gasto de capital muy bajo, de casi el 4 %, lo que restringe cualquier economía posible suponiendo que se mantienen estables los ingresos o no se alteran los gastos corrientes.
- No hay margen para la obra pública dentro de este esquema.
- No de la manera en que está planteado. El nivel de gasto es, en realidad, la valorización de los insumos que cuesta realizar las acciones que el Estado lleva adelante. Si para la obra pública está previendo que va a gastar un determinado monto, en principio no puede gastar más. Supongamos que no se cambie nada y el presupuesto siga así, no puede gastar más de lo que tiene previsto ya que en el presupuesto se establece el nivel máximo de autorizaciones para gastar.. Y si eventualmente decidiera gastar más, debería modificarlo compensadamente, es decir, bajando otro gasto o aumentando recursos. Pero, por lo que dijo el Presidente, si hay incrementos de recursos extraordinarios, van a ser reservados para atender situaciones de posible crisis pero no para atender nuevos gastos.
Creo que la obra pública va a ser un punto de discusión también por el impacto en las provincias y el sostenimiento de los gastos de los bienes del Estado. En la obra pública incluimos, por ejemplo, el mantenimiento de las rutas nacionales o de los edificios. Supongamos que no se construye nada más, pero hay que hacer mantenimiento de edificios públicos, compra de bienes durables, transferencia de capital a gobiernos locales y a empresas, y todo eso está muy contenido: no va a tener margen para más de lo que figura ahí.
- Es que se parte de la premisa de un Estado cada vez más chico, reducido a su mínima expresión.
- Estamos frente a un presupuesto que plantea gastos mínimos para el Estado y una disminución de las funciones que cumple. Pero hay un statu quo determinado donde hay funciones que no se pueden dejar de cumplir. ¿Se puede lograr ese sostenimiento con los niveles previstos en el Presupuesto para gastos de capital? El nivel para 2025 es de 3,7 del total de gastos que es el mismo que tiene este año, o sea que tendríamos dos años con niveles muy bajos de gastos de capital. No son sólo las rutas; son las computadoras para las oficinas públicas asi como el equipamiento para hospitales, por ejemplo.
El verdadero achique del Estado es más sostenible en el tiempo en la medida en que se ajustan los gastos corrientes, no los de capital. El gasto corriente es el más permanente: si lográs reestructurarlo o dejar de ejercer funciones, el equilibrio se torna sostenible. -Ese es un punto en debate.
- Uno de los artículos del proyecto establece la suspensión de los niveles de gasto que el Estado debía destinar al financiamiento educativo y a la ciencia, entre otros fundado en la emergencia declarada en el primer artículo de la Ley de Bases.
- Es así. El proyecto de ley de Presupuesto suspende la Ley de Financiamiento Educativo que preveía alcanzar un 6 % del PBI en gastos en educación. También suspende la aplicación de la ley de Ciencia y Técnica que establece porcentajes de gasto presupuestario destinados a ese concepto. Y suspende, además, un artículo de la ley de Educación Técnica y Profesional y de la ley que crea el Fondo Nacional de Defensa.
Todas esas leyes, cuya aplicación suspende para el año próximo en el marco de la Ley de Bases, imponían al Estado la obligación de tener un determinado nivel de gasto en términos del PBI o de participación en el presupuesto
- Entonces, con la premisa del déficit cero y el equilibrio fiscal, ¿qué modelo de país se propone con este proyecto?
- Se trata de lograr un equilibrio en las cuentas públicas: un Estado mínimo, obviamente, es lo contrapuesto a un Estado benefactor. Aquí estamos en un modelo de función mínima del Estado con achique programado, menos participación en la sociedad y en la economía, mayor protagonismo del sector privado y el equilibrio sobre todas las cosas.
Queda por ver si se cumplen las condiciones para el ingreso de inversiones y el crecimiento esperado de manos del sector privado. Y en el ámbito público si se logra el equilibrio con esta reestructuración del Estado que plantea, el cierre de oficinas y la reducción de programas presupuestarios tal como prevé el proyecto.
Creo que se trata de sanear las cuentas públicas, lo cual no es cuestionable. Pero los déficit o superávit no son sinónimos, per se, de malo o bueno. Un año se puede tener superávit originado en la venta de empresas públicas pero no es un resultado sostenible en el tiempo. O puede un Estado tener déficit porque tomó endeudamiento para hacer obra pública; pero ese déficit va a ser atendido con los ingresos de años subsiguientes en el marco de una actividad concreta y eso no es malo. Sería un déficit "malo" si se origina en los gastos corrientes del Estado.
- Teniendo en cuenta que prácticamente tiene por objetivo el equilibrio fiscal y todo se encamina a esa premisa, ¿es un presupuesto dibujado?
- Tiene supuestos atrás; lo que podríamos discutir es si son supuestos de factible cumplimiento. El equilibrio, plateado como tal, es una pauta totalmente válida. Lo importante es cómo se determinan los niveles de ingreso, la factibilidad o el acompañamiento que va a tener la gestión para sostener las pautas que usó en su elaboración.
El presupuesto siempre es una estimación: lo que pasa es que se pueden usar distintos criterios para estimar: hay gastos que son más sensibles a ser disminuidos que otros. Ese es el margen que le queda al gobierno. Creo que pone en juego la posibilidad de que determinadas condiciones se vayan concretando en el proceso.
Por otra parte, hay variables estimadas de aquí a fin de año y habrá que ver qué pasa con los gastos proyectados hasta diciembre de 2024, la inflación, el dólar y si se va a cumplir ese crecimiento económico proyectado en un 5 % para el próximo año.