Los pliegos para la Corte nacional suman controversias en el oficialismo
Macri anunció que los senadores del PRO no votarán por Ariel Lijo, que ya tiene rechazos dentro de la UCR e incluso del propio bloque libertario. Como contrapartida, contaría con el aval del kirchnerismo, que aún no lo definió oficialmente. En el caso de García Mansilla las objeciones son transversales, por su perfil conservador.
Los pliegos para la Corte nacional suman controversias en el oficialismo
Los términos de la reunión del presidente de la Nación, Javier Milei, y el ex presidente Mauricio Macri, y sobre todo las afirmaciones vertidas por éste último en el acto de asunción al frente del PRO y en una serie de entrevistas televisivas, sacudieron el tablero político en la semana que pasó y fueron materia de análisis en distintos niveles.
Pero más allá del apoyo general y los reclamos particulares del ex mandatario al actual, y de sus disparos contra miembros del entorno presidencial y de su propia fuerza política, Macri dejó en claro una posición que no es solamente a título personal, sino partidario, y que sumó interrogantes a una estrategia del gobierno que ya de por sí se presenta complicada: la cobertura de las vacantes en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Macri se aseguró de hacer público su rechazo a la candidatura de Lijo, quizá no tanto por motivos personales como estratégicos, y su recomendación al Presidente en orden a la inconveniencia de insistir con una postulación capaz de generar una polémica innecesaria. Y junto con la respuesta de Milei de sostener esa candidatura, la advertencia de que el bloque de senadores del PRO (o al menos una parte) votará en contra. La misma postura que anticiparon desde el radicalismo la santafesina Carolina Losada y el fueguino Pablo Blanco, en consonancia con las objeciones planteadas por diputados radicales, el ex senador Luis Naidenoff y la Coalición Cívica. Y, con efecto en el recuento de votos, Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero (PRO) y Francisco Paoltroni, de La Libertad Avanza.
Mientras el oficialismo sumaría ahora el apoyo del gobernador rionegrino Alberto Wereltineck (en la semana en que se anunció la intención de instalar la planta de GNL en su provincia), cuenta también conque tendrá respaldo en el kirchnerismo. Pero todavía no hubo pronunciamiento oficial desde ese bloque, y la cuestión de género (reclamar por el cupo femenino ausente en la conformación pretendida para el Alto Tribunal) podría tener incidencia: en la comisión de Acuerdos, el kirchnerismo tiene 7 senadores, de los cuales 5 son mujeres. Entre ellas están figuras como la cristinista Juliana Di Tullio y la camporista Anabel Fernández Sagasti, además de Lucía Corpacci, Alicia Kirchner y Claudia Ledesma de Abdala.
La postura del peronismo no es un factor accesorio. Por imperio del número, ningún candidato puede llegar a juez de la Corte sin el apoyo de ese sector, que tiene 33 senadores y la llave de los dos tercios. En el recinto hay 72 senadores y un juez, para llegar al máximo tribunal, necesita 48.
Impugnaciones y audiencias
Más allá de especulaciones, en la semana que pasó venció el plazo para la presentación de impugnaciones y adhesiones para los dos candidatos. El pliego de Ariel Lijo recibió 33 impugnaciones, 14 adhesiones y una observación, mientras que Manuel García-Mansilla recibió 22 impugnaciones, cinco avales y una observación. Según el procedimiento, el Senado debe notificar notificar a los postulantes del contenido de los documentos, para que puedan hacer sus descargos en las audiencias públicas del 21 y el 28 de agosto, respectivamente.
Fernández Sagasti, Tagliaferri y Paoltroni: figuras clave de un debate que empezará en la comisión de Acuerdos del Senado y culminará en el recinto.
En tanto las objeciones a Lijo apuntan a sus antecedentes académicos (o a la escasez de ellos), su desempeño como juez federal y cuestiones éticas, las que atañen a García-Mansilla refieren a sus posiciones más conservadoras y su oposición al aborto no punible. Finalmente, ambas postulaciones son impugnadas por el hecho de que se deje a la Corte sin mujeres, aún cuando una de las vacantes a cubrir pertenecía a una.
El poroteo
La bancada del PRO es conducida en la Cámara Alta por Luis Juez y cuenta con seis bancas pero la senadora larretista Guadalupe Tagliaferri todavía no manifestó públicamente cómo votaría. Aún cuando preside la Comisión de Acuerdos, cuerpo donde se dictaminará el pliego del magistrado, la legisladora declaró que todavía evalúa su definición.
En cualquier caso, la definición se dará luego en el recinto, por lo cual ésas son las cuentas que más importan. Mientras desde el gobierno se pusieron en marcha gestiones para convencer a los gobernadores de que presten su apoyo a las candidaturas, una condición que puso el propio oficialismo podría funcionar como un "cepo" autoimpuesto. "Los dos o ninguno", anticiparon, para cerrar una vía de negociación que pudiera suponer ceder uno para preservar al otro. El problema es que, de sostenerse esta tesitura y en un escenario con pronóstico reservado, no se sabe quien podría terminar arrastrando a quién.
Boleta única papel
La discusión por la Boleta Única de Papel (BUP) podría reactivarse esta semana en el Senado de la Nación, luego de haberse enfriado por algunos días ante una agenda de proyectos que presionan la comodidad de la Casa Rosada y del Palacio de Hacienda como, por ejemplo, la reforma jubilatoria.
Según informa la agencia Noticias Argentinas, en las últimas horas tantearon el panorama desde Balcarce 50 para concretar un encuentro entre el jefe de Gabinete Ejecutivo, José Rolandi, y los presidentes de los bloques dialoguistas.
El oficialismo senatorial está muy cerca de abrochar la BUP si es que le conceden a la senadora Mónica Silva (Río Negro) la eliminación del casillero que permite la elección de la boleta completa.
La reunión plenaria del pasado 10 de enero concluyó con la firma de un dictamen de mayoría que tuvo el acompañamiento del bloques federales, La Libertad Avanza, el PRO y la Unión Cívica Radical (UCR). Por otro lado, Silva impulsó otro de minoría con el apoyo del kirchnerismo y del senador Carlos Arce (Misiones).
Tanto Silva como Arce, sumada la senadora Sonia Rojas Decut (Misiones), forman parte de la denominada "oposición dialoguista" y son clave para el oficialismo a la hora de la construcción del quorum y de las mayorías mínimas constitucionales que se necesitan, dependiendo el caso, para aprobar un proyecto.
Sin el apoyo de estos tres senadores, el poroteo con respecto a la BUP queda empardado en 36 votos para cada lado y sin posibilidad de que la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, pueda desempatar al tratarse de un tema electoral.
Si el dictamen de mayoría incorpora la modificación que pide Silva, las posibilidades de que la BUP llegue al hemiciclo son casi un hecho. De tener luz verde y con modificaciones, el proyecto de la BUP debería regresar a la Cámara de Diputados.