Mediante el decreto 2401 del 30 de diciembre pasado, Omar Perotti designaba a Pablo Ayala como secretario electoral de la provincia. Se trata de un abogado, oriundo de la ciudad de Rafaela, que se desempeñó durante el último proceso electoral como apoderado del Partido Justicialista. Ese antecedente generó un nuevo punto de fricción entre oficialismo y oposición. Y fue en la misma reunión convocada por la Casa Gris en el marco del "diálogo político", en la que el Partido Socialista impugnó verbalmente el nombramiento de Ayala. Durante el encuentro se habían desmenuzado temas de coyuntura – seguridad, vacunación, retorno a clases –, y los asociados estrictamente al año electoral. En ese marco, el PS ratificó que no están de acuerdo con la suspensión de las elecciones primarias, en tanto que el ministro Roberto Sukerman, dijo que ya es decisión prácticamente tomada la realización de comicios a nivel local de manera simultánea a los nacionales. En ese contexto fue que los referentes opositores plantearon su cuestionamiento.
"El cargo de secretario electoral es un cargo de planta, de carrera – sostuvo en diálogo con El Litoral el diputado socialista Pablo Farías -. En nuestra gestión (la de Miguel Lifschitz), dejamos vacante ese cargo y las funciones las desempeñó Patricio Pascual que es personal de carrera. Siempre cuidamos que fuese una persona de planta, no comprometida con las fuerzas políticas que estaban gobernando", insistió. Sobre esa base, cuestionó el nombramiento de Ayala. "No tenemos objeciones en términos personales sobre él – aclaró-, pero fue uno de los apoderados del PJ y espero que haya declinado esa función porque de lo contrario, sería incompatible. Aun así, aun cuando haya dejado de ser apoderado, objetamos esa designación porque es difícil que no se vaya a producir una confusión de intereses. No es bueno – insistió-, que en un año electoral la figura que tiene que garantizar la transparencia del proceso, haya sido apoderado del partido gobernante. Legalmente puede que no haya impedimento, pero éticamente no corresponde", sentenció.
Desde el Ministerio de Gobierno, la respuesta al planteo del Socialismo llegó cuando los dirigentes todavía estaban bajando las escalinatas de la Casa Gris. Consultado por El Litoral, Sukerman desestimó la observación y cuestionó por "exagerados" a los referentes de la oposición.
"Me parece que el Socialismo exagera. Pareciera que las personas nacen de un repollo y que un día las sacan de un depósito y las ubican en un determinado lugar. Las personas tienen trayectoria, antecedentes y carrera. Y que un dirigente se haya desempeñado como apoderado de un partido no lo condiciona. Si fuera por ello, yo lo que le tendría que decir es que cada uno de los funcionarios o ex funcionarios que tuvo el Frente Progresista durante doce años y hoy están en la justicia, tampoco deberían desempeñar esa función porque concursaron siendo funcionarios o dejaron de ser funcionarios para concursar. Entonces, tampoco tendrían la imparcialidad que tendrían que tener. Me parece realmente que no tienen forma de sostener un planteo como ése", aseveró.
- ¿Está ratificada la designación?
- Pero por supuesto, porque no hay ninguna incompatibilidad ni ningún cuestionamiento para hacer. Es una persona que es profesional, que tiene una trayectoria y que, además, viene llevando adelante una tarea similar no desde el estado, sino desde un partido. Me parece que es algo absolutamente natural.
- A la inversa, ¿Usted no lo hubiera cuestionado si el Socialismo ponía (como secretario electoral) a un apoderado del partido?
- Pero de hecho han puesto en esos lugares a personas que tenían vinculaciones con ellos. Yo como ministro de Gobierno garantizo el proceso electoral en cuanto a lo que tiene que ver con la objetividad; es una de las cosas que informé en la reunión, desde la adquisición de equipos y tecnología, hasta el software que se va a utilizar y que será abierto y participativo. Eso va a evitar especulaciones al respecto. Y vuelvo a decir, el secretario electoral forma parte de un engranaje que es el Tribunal Electoral, cuyo presidente es el titular de la Corte, y del que participan dos camaristas y todas las fuerzas políticas. Poner el ojo en una persona no me parece adecuado.