El Gobierno anunció a través del Decreto 375/2024 la postergación de la actualización de los impuestos sobre los combustibles líquidos y el dióxido de carbono hasta el 1 de junio de 2024. Esta decisión afecta principalmente a los montos fijos en pesos por unidad de medida que se utilizan para determinar los impuestos sobre la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil.
El decreto, publicado el 1 de mayo, modifica una disposición anterior que estipulaba que los incrementos en los impuestos se aplicarían a partir del 1 de mayo de 2024. Esta nueva medida retrasa un mes la implementación de los aumentos, en un intento de estimular el crecimiento económico y garantizar un camino fiscal sostenible.
Impuesto a los combustibles líquidos. Créditos: Manuel Fabatia
Marco legal y contexto económico
El fundamento de este decreto se basa en la Ley N° 23.966, texto ordenado en 1998 y sus modificaciones, que establece los impuestos sobre los combustibles líquidos y el impuesto al dióxido de carbono en Argentina. Específicamente, los artículos 4° y 11 de la ley contempla montos fijos en pesos para los impuestos respectivos, que se actualizan trimestralmente en base a las variaciones del Índice de Precios al Consumidor (IPC), calculado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
La última actualización de los montos de los impuestos fue programada originalmente para aplicarse desde el 1 de mayo de 2024, según el decreto N° 107 del 31 de enero de 2024. Sin embargo, debido a la situación económica actual del país, que incluye alta inflación, devaluación del peso y desafíos fiscales, el Gobierno ha decidido postergar una vez más los efectos de los incrementos de los impuestos.
Los impuestos al combustible deberían actualizarse periódicamente . Créditos: Mauricio Garin
Implicaciones para la economía
La postergación de los impuestos ofrece un alivio a las industrias y consumidores que dependen del uso de combustibles fósiles, como los automovilistas y las empresas de transporte y logística. Al posponer el aumento de los impuestos, el Gobierno busca aliviar la presión sobre los precios de los combustibles y su impacto en la cadena de suministro y la economía en general.
La medida también puede interpretarse como una estrategia para evitar la aceleración de la inflación, que es un problema constante en la economía argentina. Los precios de los combustibles suelen influir en el costo de otros bienes y servicios, por lo que cualquier aumento en los impuestos podría repercutir en los precios generales y exacerbar la inflación.
A lo largo del año 2023, el Gobierno pospuso varias veces los efectos de los incrementos en los montos de los impuestos sobre los combustibles líquidos, con el fin de gestionar el impacto de la inflación y la situación económica. Originalmente, se estableció un cronograma gradual para implementar estos incrementos desde el primer trimestre de 2023, pero las continuas postergaciones han ajustado el calendario.
El cronograma actualizado, tras la nueva postergación, prevé la aplicación de los efectos de los incrementos remanentes, originados en la actualización del cuarto trimestre de 2023, a partir del 1 de junio de 2024. Esta medida sigue el objetivo de brindar estabilidad a la economía y mantener un equilibrio entre las necesidades fiscales del Estado y la situación de los consumidores y empresas.
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