La Presidenta Cristina Fernández evitó hoy hablar de inflación, y aludió a una "inmensa dispersión de precios, distorsión y aprovechamiento de la situación", y acusó a sectores empresarios de "cierto grado de cinismo" al argumentar que, por un lado, hablan de "enfriar la economía" y, por el otro, alientan el consumo.
La jefa de Estado planteó: "Hablar de variación de precios en frutas y verduras es absurdo. Lo que hay es dispersión de precios, distorsión y aprovechamiento de la situación".
La mandataria avaló así el diagnóstico que había formulado dos semanas atrás el ministro de Economía, Amado Boudou, quien había instado a la población a "que busque" entre los distintos comercios para conseguir los valores más convenientes", lo cual originó duras críticas de referentes de la oposición, empresarios, y analistas privados.
El gobierno dará a conocer el viernes las cifras de inflación de enero que, según estimaciones de consultoras privadas, osciló entre 1,7 y 2 por ciento, impulsado por una aceleración en el precio de los alimentos, fundamentalmente frutas y verduras que se encarecieron entre 2,6 y 2,9 por ciento, afectados por cuestiones climáticas.
El dato oficial de la inflación de enero será difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), pero se prevé -como sucede desde inicios de 2007 cuando comenzó la intervención del organismo- que estará muy por debajo de las proyecciones privadas.
En un acto en la Casa Rosada, tras encabezar la firma de un acuerdo entre el gobierno del Chaco y el Mercado Central de Buenos Aires para la construcción de una central alimentaria en la ciudad de Resistencia, la Presidenta apeló a la "responsabilidad de todos" para encauzar este tema, e ironizó: "es curioso que los que más agitan expectativas inflacionarias sean los formadores de precios". "La verdad es que los precios que realmente causan expectativas inflacionarias son fundamentalmente los de las tarifas, porque si aumenta la luz, el gas y el agua, la gente no puede prescindir de estos elementos", analizó.
La mandataria insistió en hablar de "dispersión y distorsión" de precios "según el lugar, el barrio y la cara del cliente", y endilgó "cierto grado de cinismo" a "las voces empresarias" que por un lado "hablan de enfriar la economía" y luego estimulan el consumo. "Juegan mucho con nosotros desde lo mediático y desde la memoria", juzgó.
Asimismo, lanzó un desafío: "Ha llegado el momento de debatir en serio estas cuestiones: si realmente la puja se agrava, discutamos entonces sobre la rentabilidad de ganancias". Y agregó: "Si no se quiere discutir la rentabilidad de ganancias, discutamos entonces cómo se forman los precios, pero no se puede seguir la ridiculez de leer el diario y ver a los comerciantes y los empresarios, quejarse porque aumentan los precios y echarle la culpa al Gobierno". "Yo no vendo nada, no produzco tomates, no vendo autos, no produzco acero, ni cemento. Los gobernadores, tampoco", sentenció, y arrancó el aplauso de los presentes.
La Presidenta aseguró que "lo que es responsabilidad del Gobierno, regulación de aquellos precios que tiene derecho a regular, ha actuado muy fuertemente", y citó como ejemplo las medidas que en materia de combustible "se ha tomado contra una empresa (en relación a Shell), que más una empresa parece un partido político opositor". "Escuchar pronunciarse a centrales empresarias o empresarios acerca de los problemas de los precios, resulta absurdo y, al mismo tiempo agarrar los diarios y ver que se caen de ofertas de precios y de bienes de consumo de la primera hasta la última página", contrastó.
DYN