El mundo es un pañuelo y el lugar común sirve para representar los efectos que tienen las acciones que se desarrollan en cualquier punto del planeta, como también la rapidez con que se conocen unos y otras.
Férreo alineamiento con Estados Unidos e Israel. Tensiones diplomáticas. Cambios en la política de integración y la economía como motor de toda estrategia. Lula, un 5 en la cancha regional y mundial.
El mundo es un pañuelo y el lugar común sirve para representar los efectos que tienen las acciones que se desarrollan en cualquier punto del planeta, como también la rapidez con que se conocen unos y otras.
Para el presidente Javier Milei, a juzgar por los 12 viajes al exterior realizados en menos de 8 meses de gestión, en los que pasó 47 días afuera de la Argentina, este lugar común parece calzar justo. Pero, ¿cuáles son los objetivos de esos viajes? ¿Qué política exterior busca consolidar con tantas millas recorridas y cuál es la que construye cuando, aún dentro del país, se pronuncia, a veces apelando a exabruptos, sobre mandatarios y naciones?
Emilia González Cian es Abogada y especializada en Derecho Internacional. En una charla con El Litoral, responde a esos interrogantes y, en un contexto global de cambio y novedad permanente, permite abrir otros.
- ¿Cómo se puede definir la política internacional del gobierno de Javier Milei? ¿Hacia dónde va?
- Es una pregunta que nos hacemos todos porque hasta el momento las estrategias de inserción internacional del gobierno estuvieron signadas por la ideología del Presidente y no tanto por una política pública o un planeamiento institucionalizado, fruto del entramado de intereses de distintos actores y orientado hacia la consecución de un objetivo común.
En ese rumbo, la política exterior del gobierno de Milei, lejos de proponer una agenda propia que responda a los intereses locales, está encaminada a acoplarse o alinearse con el "mundo liberal occidental". Y ello queda al descubierto en algunos gestos que no deben que pasar desapercibidos: no es menor que la primera misión de Milei como presidente electo haya sido a Estados Unidos, y la primera como presidente en ejercicio, a Israel.
Otro gesto fue la decisión de abandonar el proceso de adhesión a los BRICS+, que había iniciado Alberto Fernández. Porque si bien comprende una serie de países en vías de desarrollo, están los principales "enemigos" geopolíticos e ideológicos de Estados Unidos: China, India, Rusia, Brasil y Sudáfrica.
Otro gesto es la adhesión a la OTAN, muy importante en materia de defensa; habrá que ver qué postura adopta el Presidente en caso del agravamiento o surgimiento de conflictos bélicos internacionales.
En cuanto a los procesos de integración regional, Milei también hizo un guiño de adhesión o seducción a Estados Unidos: en la cumbre del Mercosur que se celebró en Asunción a principios de julio, fue el único jefe de Estado que no participó. Aparentemente por una disputa personal con (el presidente de Brasil) Lula, pero, básicamente, por una manera de entender la inserción internacional en materia comercial que no va de la mano de una negociación en bloque sino de un criterio bilateral.
Respecto al Mercosur, creo que a partir de diciembre de este año, cuando Argentina asuma la presidencia pro témpore del Mercosur, tendremos una panorama más claro de cuál es la impronta que se le dará a la estrategia de integración regional. Diana Mondino, en su discurso en la Cumbre de Jefes de Estado, deslizó algunas pautas de lo que podrían ser las propuestas de Argentina: modificación de la estructura arancelaria y paraarancelaria y aggiornamiento institucional, financiero y de relacionamiento externo. Queda claro que todas estas proposiciones siguen la retórica "refundacional" del Presidente.
- ¿Se puede decir que a Milei no le interesa el vínculo con los países de la región?
- No le interesa en tanto y en cuanto no comulguen con sus ideales no obstante lo que sucede con Brasil que es el caso más emblemático, porque la relación bilateral entre estos dos estados es una de las más antiguas en el Cono Sur y data de 201 años: Argentina fue el primer país que reconoció la independencia de Brasil que es, además, nuestro principal socio comercial dentro del Cono Sur y a nivel global ya que la mayoría de las exportaciones industriales van hacia ese país.
Sin embargo, hay un punto en que la ideología se diluye, pierde peso y empieza a pesar más lo comercial, sobre todo si tenemos en cuenta que el paradigma de Milei es déficit cero (o mantener las cuentas en orden en todos los aspectos). Y, en ese sentido, dudo que las diferencias ideológicas tengan más entidad que los potenciales réditos económicos que puedan surgir de las relaciones bilaterales con socios comerciales importantes aunque no políticamente afines. En ese objetivo no podemos dejar de lado un socio tan importante por una cuestión ideológica. No creo que pase a mayores la disrupción que existe entre ellos.
- Hablamos al principio del alineamiento de Milei con Estados Unidos e Israel. ¿Esta opción trae algún efecto positivo y palpable para el país?
- Lo relaciono mucho con el período de "relaciones carnales" de Carlos Menem con Estados Unidos. No es casualidad que sus ministros de Relaciones Exteriores, tanto (Domingo) Cavallo como Guido Di Tella, fueran economistas, y la actual canciller Diana Mondino también lo es. La estrategia de alineamiento con Estados Unidos –en todos los ámbitos posibles- responde al convencimiento de que ello redundará en obtener algún beneficio material, cual si fuera una retribución. Fundamentalmente en congraciarse la bendición y el apoyo de organismos internacionales de crédito necesarios para desarrollar el plan económico que propone. La economía es el motor de este gobierno y en función de eso ordena todas sus prioridades; entre ellas, la política internacional.
- ¿Y con Israel?
- El alineamiento con Israel se explica por la estrecha vinculación que éste país mantiene Estados Unidos y por la devoción que Milei profesa hacia el judaísmo. Israel tiene sus propios conflictos en Medio Oriente, que son ancestrales, y el presidente se hizo eco de ellos para demostrar su alineamiento. En ese sentido, Milei respaldó públicamente a Israel y realizó fuertes declaraciones contra el gobierno iraní, luego del atentado de Irán a Israel el 13/14 de abril de este año; y en ocasión de celebrarse la Conferencia Internacional sobre Seguridad y Antiterrorismo con motivo del 30° aniversario del atentado a la Amia. En esta oportunidad dijo que detrás de los atentados en nuestro país y del ataque del 7 de octubre a Israel estaba el gobierno fanático de Irán. Y después incluyó a Hamas en la lista de organizaciones terroristas. Este posicionamiento tan marcado fue interpretado por Irán como un gesto de enemistad, al punto tal que el gobierno de los ayatolas lanzó una advertencia con sabor a amenaza. En ese sentido, y con los lamentables antecedentes que tenemos, creo que sería prudente no descartar posibles inconvenientes. En el contexto actual, no creo que se desate una guerra aquí, pero hay que ser muy cautos con la defensa de las fronteras y las actividades de inteligencia para evitar otro atentado.
- ¿Coincidís con la opinión de que en sus viajes al exterior el objetivo de Milei es fortalecer un posicionamiento personal como un líder liberal libertario?
- Creo que está usando el aparato estatal para un posicionamiento internacional. De lo contrario, un líder que busca el interés nacional en su relacionamiento exterior se sentaría a hablar con todos. O con casi todos, excluyendo a aquellos con quienes tendría un enfrentamiento moral razonable (por ejemplo, un dictador).
No es casualidad que todos los viajes que realizó, oficiales o personales, hayan sido a eventos conservadores y de libertarios. No fue al Mercosur (en julio) pero si a la Conferencia de Acción Política Conservadora (donde se mostró con Jair Bolsonaro). El primer viaje a Estados Unidos como presidente electo fue al mismo evento y se mostró con Trump; a España fue a participar de un evento de Vox. Mientras tanto, se está dando el surgimiento de muchos líderes de derecha y es algo que tiene que llamarnos la atención como ciudadanos del mundo porque hay algo que los liderazgos tradicionales y los canales institucionales no están pudiendo captar ni canalizar. El surgimiento de estas ideologías y estos personajes es peligroso y responde a esta deficiencia o falta de adecuación.
- Si hablamos de los hechos recientes, en una realidad que cambia cada media hora, tenemos que mencionar a Venezuela. Con ese país ya había un posicionamiento, que no se sabe si es personal del Presidente o como país. Ante el escenario electoral que se planteó el 28 de julio, con Maduro que se consagra reelecto y fuertes denuncias de fraude, ¿en qué lugar está la Argentina?
- El posicionamiento respecto de Venezuela varió de acuerdo a las oleadas de integración que se dieron en el Cono Sur y el sesgo ideológico de los presidentes. Mientras estuvieron Néstor (Kirchner) y Cristina (Fernández) estuvieron muy próximos al gobierno de Chávez y de Maduro. Cuando asumió Macri y los gobiernos de los países del Cono Sur habían cambiado el signo político, esa dirección se modificó y crearon foros paralelos a la Unasur, como Prosur y el Grupo de Lima. Alberto Fernández tuvo una posición moderada, en el sentido que no se opuso pero tampoco lo condenó. En 2018 varios países (Canadá, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Argentina) presentaron una acción contra Maduro ante la Corte Penal Internacional. Cuando asumió Fernández esa petición fue retirada y recientemente Milei le dio la orden a Diana Mondino para que la vuelva a suscribir. El posicionamiento es de condena y aquí converge la ideología de Milei con la mayoría de la población argentina en tanto ciudadanos de todo el mundo y de una América Latina que se proclama en defensa de la democracia y de los derechos humanos.
En este caso es muy difícil advertir si se trata de una cuestión ideológica o de Estado.
- En Estados Unidos también hay novedades: Joe Biden se bajó finalmente de su candidatura a la reelección, Donald Trump está lanzado a un nuevo mandato y se espera la consagración de Kamala Harris como líder de los demócratas. ¿Cómo ves el panorama respecto de la Argentina donde el Presidente no solo expresó su alineamiento con el país sino, particularmente, con Trump?
- El panorama electoral en Estados Unidos aun no está definido y la población está fragmentada: Trump tiene una gran adhesión popular y eso es innegable. Por otro lado, tanto Biden como Kamala Harris no supieron aprovechar lo que en su momento capitalizó de una manera muy inteligente Barack Obama. No podría descartar una nueva elección de Trump: si es así, y mientras gobierne Javier Milei, es posible que las relaciones entre ambos países no van a ser carnales sino relaciones copulativas. Es lo que a priori se puede ver, no solo por la relación personal de ambos sino por sus formas, los exabruptos, las excentricidades y la identidad discursiva. Hay un relato común que los une junto con Bolsonaro: la apelación a la fuerza, la descalificación al que piensa distinto y un llamado a valores universales occidentales como si aún existieran.
Pero no olvidemos que Trump es un gran patriota, en el sentido chauvinista de la palabra, que encuentra en el lema Make America Great Again su máxima expresión. En este sentido, la relación entre Estados Unidos y Argentina será estrecha en tanto y en cuanto los intereses del primero coincidan o sean viables con los nuestros. De lo contrario, por más simpatía que Trump pueda tener con Milei, si Argentina representa un obstáculo para la satisfacción de los intereses del país norteamericano, con suerte, nos dará las gracias… Buena suerte y hasta luego.
- Pero hay un jugador importante que no tenemos que perder de vista y es Lula. Al punto que en la región se esperaba su pronunciamiento sobre la crisis electoral en Venezuela.
- En términos futbolísticos, el presidente de Brasil es el 5. Es quien custodia la espalda a los delanteros, está mirando que a los laterales y defensores no se le pase ningún wing y, cuando tiene la oportunidad, ordena el juego. Es el actor gravitante, no solo por la importancia de Brasil como Estado, sino también por el peso relativo propio que tiene Lula por su trayectoria, como actual presidente el G 20, miembro de los BRICS y del Mercosur. Además, mantiene buenas relaciones con los Estados Unidos, con Irán, China y Rusia, independientemente del sesgo ideológico. Y con Venezuela mantuvo una postura de árbitro. Si bien todos estaban esperando su pronunciamiento, que fue bastante tibio porque dijo que hubo un proceso, a priori, regular, advirtió que era necesario mostrar las actas. El Consejo Permanente de la OEA estaba esperando su definición porque no es lo mismo que una petición de tal naturaleza esté suscrita por Brasil a que no lo esté. (Finalmente, Brasil se abstuvo de votar la resolución que pedía a Venezuela la publicación inmediata de las actas).
- ¿Qué significa que un país llame a consultas a su embajador o embajadora? Es lo que ocurrió con España, que luego retiró a su representante en Buenos Aires, pasó con Brasil y Colombia.
- Las relaciones diplomáticas se dan entre estados; tienen por objetivo la negociación, la representación y cooperación, y se basan en el principio de consentimiento mutuo y reciprocidad. Cuando existe una tensión diplomática hay distintos modos de manifestar el descontento hacia un Estado. El primero es la convocatoria, un llamado de atención más leve que sucede cuando el canciller del Estado receptor llama al embajador del estado acreditante con el que tiene una desaveniencia; se intentan acercar posiciones y si el conflicto se destraba, no pasa a mayores. Después viene el llamado a consultas, que es más severo, en el cual el Estado que tiene la representación en un país (acreditante) llama a su embajador para que vuelva e informe acerca de determinada cuestión y/o como manifestación de descontento hacia el Estado receptor. Generalmente, esa situación es transitoria. Cuando es permanente, como en el caso de España, se produce la remoción del embajador que ocurre cuando el Estado retira al jefe de la misión diplomática del país receptor. Si bien es una decisión severa en términos políticos, la remoción no implica per se la ruptura de las relaciones diplomáticas, ya que la misión puede continuar funcionando.
- ¿Qué efecto tiene?
- La misión diplomática está compuesta por una serie de personas que cumplen distintas funciones. Cuando se retira al embajador, queda a cargo de la misión un encargado de negocios que generalmente es un diplomático de carrera y conoce al dedillo el funcionamiento de la misma. El efecto del llamado a consulta y la posterior remoción del jefe de la misión –sin que haya ruptura de relaciones diplomática- es netamente político, ya que demuestra una manifestación de descontento y desagrado que puede tener implicancias en la comunidad internacional y en las pujas de poder que se dan en el entramado de las relaciones internacionales.
- En el caso de España que sí retiró a su embajadora, ¿puede tener una consecuencia concreta?
- Como mencioné anteriormente, tuvo efectos en términos políticos. Ahora bien, en términos prácticos no, porque la embajada siguió funcionando, está al frente de un encargado de negocios, el consulado siguió con sus actividades propias. Además, no debe perderse de vista que, en este caso puntual, muchas competencias en materia de relacionamiento internacional y comercio exterior son gestionadas directamente por Unión Europea.