Ante un mercado nacional que se describe como “agotado” y con la premisa de evitar que “picos desestabilizantes” de la enfermedad puedan hacer “colapsar” el sistema sanitario, la provincia resolvió importar desde China insumos de protección para su personal médico. Se trata de los elementos de bioseguridad que resultan imprescindibles para quienes están en la primera línea de batalla atendiendo a pacientes confirmados o presuntos de Covid-19. “Es una problemática tremenda”, resumió la secretaria de Salud de la provincia, Sonia Martorano. La funcionaria fue la responsable de plantear el tema ante los integrantes del Comité Central de Crisis que deliberó el miércoles en esta ciudad, con la presencia -entre otros- de la vicegobernadora Alejandra Rodenas, y el presidente de la Cámara de Diputados, Miguel Lifschitz.
Durante el encuentro y para sustentar la decisión -ratificada por Omar Perotti ante la Asamblea Legislativa del viernes- de empezar a importar, se distribuyó un informe -al que tuvo acceso El Litoral- en el que se enumeran los “obstáculos” que comenzaron a generarse en los procedimientos actuales de compra. Incorpora, además, un inventario del stock de insumos de bioseguridad con los que se cuenta; y el listado de la compra que la provincia proyecta para poder hacer frente al “pico o meseta” de la pandemia que, según Martorano, todavía no llegó. “La curva está plana; esto todavía no comenzó a acelerarse ni a darse la cantidad de casos que presumimos vamos a tener”, sentenció. “Y para ese momento, necesitamos una cantidad de insumos muy importante”, sostuvo.
De acuerdo con el inventario presentado ante el Comité Central, el stock de insumos de bioseguridad en toda la provincia reportaba al 29 de abril 39.303 barbijos, 990 camisolines pero con faltante en regionales como Venado Tuerto, Reconquista y Rafaela; 32.620 mamelucos, 4728 antiparras, 9 mil máscaras, 4 millones de guantes (unidades) para examen, 3360 pares de guantes de cirugía pero con faltante en Droguería y Regional Santa Fe, Venado Tuerto y Rafaela; y 6451 barbijos con mascarilla (N95).
Durante el encuentro, los funcionarios plantearon que desde que irrumpió la pandemia llegó a “quintuplicarse” por prevención el uso de elementos de bioseguridad en los hospitales de la provincia. A ello se suman inconvenientes por la sobredemanda en el mercado local que llegando al máximo de su producción, estaría en condiciones de entregar cinco mil batas semanales. “El aspecto negativo de que la pandemia haya aparecido más tarde aquí es que nos encontramos en un mercado agotado -dijo Martorano-. Nos estamos manejando con las textiles locales, pero que también tienen una capacidad de producción limitada”, planteó.
En función de ello, y sobre la base de un cálculo -según criterios de OMS- que determina la cantidad de elementos de bioseguridad a emplear para la atención de cada paciente infectado, la provincia proyecta comprar un millón de batas (o camisolines) descartables por un presupuesto estimado en 9,8 millones de dólares; dos millones de barbijos triple capa (o mascarillas) con una cotización estimada en 980 mil dólares; cien mil respiradores N95 por 195 mil dólares, un millón de guantes descartables por 80 mil dólares; 25 mil gafas protectoras por 62.500 dólares, 220 mil mamelucos por 4,7 millones de dólares; y tres mil termómetros infrarrojo por 177 mil dólares. El monto global estimado de la compra supera los 16 millones de dólares, con la salvedad de que las cotizaciones son fluctuantes entre semana y semana. La intención es materializar las compras “cuanto antes”; en las primeras semanas de mayo, según pudo saber este diario.
El escrito presentado ante funcionarios y legisladores advierte que “los procedimientos públicos de compra llevados adelante hasta aquí demuestran la existencia de obstáculos” para satisfacer las demandas; e invoca inconvenientes en “plazos y tiempos de espera en las entregas, dudas sobre la calidad, procedencia y licencias de fabricación de los insumos”, como también en las cantidades ofrecidas que “resultan mínimas” en el contexto de pandemia. “La alta demanda interna de insumos médicos sumado a su falta de producción por años en el merado local, han llevado a que éstos se transformen en un bien escaso, no sólo en el mercado nacional sino también internacional, con costos excesivos, tornando sumamente dificultoso lograr el objetivo de abastecer de manera inmediata las urgencias producidas por esta pandemia”, sostiene el informe. Y acota que en función de los análisis realizados por el Ministerio de Salud, los volúmenes de insumos a necesitar “no podrían ser absorbidos por el mercado local/nacional”.
Con esos argumentos se sustenta la decisión del gobierno de Omar Perotti de haber comenzado a gestionar y “explorar” la compra en el exterior, para evitar “la carencia de insumos que podría hacer colapsar el sistema de salud con consecuencias gravosas para su personal y la ciudadanía”. El procedimiento de compra se concretaría con China, “por su capacidad para abastecer el mercado internacional” y en función de la “experiencia que ya registran otras jurisdicciones” (gobierno nacional y provincia de Buenos Aires).
La importadora con la que podría realizarse la adquisición de insumos a China sería Kewen Import & Export Co. Ltd., con sede en Hong Kong pero oficinas de compra en Shanghai. La firma detecta proveedores en Asia (en la coyuntura actual, abocados a los insumos de bioseguridad) y está vinculada a la empresa local Corven (con sede en Venado Tuerto), integrante a su vez del grupo Iraola. El traslado del material se hará a través de Aerolíneas Argentinas.
La certificación de calidad de los elementos de bioseguridad a importar es clave para poder garantizar su uso correcto y la protección adecuada al personal sanitario. Hay varios ejemplos ya en el mundo de cargamentos defectuosos de insumos provenientes de China, que debieron desecharse prácticamente como “basura” por no cumplir con dichos estándares de calidad. Casos como el planteado se detectaron en Alemania, Canadá, Holanda y España.