De la redacción de El Litoral
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“A mí no me van a pegar ‘este chicle’ en Santa Fe”. La promesa que se había hecho el entonces ministro de seguridad santafesino, Leandro Corti, no se cumplió. O se cumplió apenas sobre su gestión como ministro, que terminó ayer, y que -porque involucra al fútbol- fue comentada por toda la prensa nacional.
Se dice que Corti usó la imagen del chicle cuando se acercaba el partido entre Patronato y Rosario Central. Ambos clubes siempre dijeron que querían -unos por los puntos en juego, otros por los pesos seguros de la recaudación- que el club de Rosario fuera local en la ciudad Santa Fe.
El ministro se mantuvo firme en su no. Era quedar pegado, como los chicles ocultos bajo los escritorios de las comisarías, a la posibilidad de un problema más para una ciudad que tiene suficiente violencia con sus propios equipos de primera.
A su pesar, el partido entre rosarinos y paranaenses tendrá escenario santafesino.
Cuando ayer, pasadas las 15 horas, el ministro se enteró que el gobernador Antonio Bonfatti tenía otra decisión, de inmediato redactó su renuncia y se encargó de que los periodistas lo supieran.
Corti no amagó con renunciar. No buscó presionar en favor de un giro de 180 grados para la decisión que ahora carga -solo y sobre sus espaldas-, el titular del Poder Ejecutivo Provincial.
Todo indica que la noticia estaba en poder de algunos cronistas deportivos mucho antes de que Corti lo supiera. El Litoral Deportes lo informó, en “ellitoral.com”, el lunes por la tarde. Los periodistas de otras secciones no advirtieron qué efectos tendría esa información.
Por cómo la renuncia llegó al escritorio de Bonfatti -ayer a la siesta- está claro que Corti ya no esperaba que cambiara esa decisión. Más importó al ministro saliente que la opinión pública viera que esta situación precipitaba su dimisión: no otros conflictos mucho más críticos.
En varias oportunidades, Corti señaló a la corrupción policial como la responsable de hechos graves, como ocurrió con la fuga de un preso acusado de una violación en la peatonal San Martín, el tráfico de drogas y la trata de personas.
Cuando se confirmó la renuncia del ministro y se anunció que sus funciones serían asumidas provisoriamente por el secretario de Seguridad Pública, Marcos Escajadillo, los periodistas recordaron de inmediato a cuántas situaciones difíciles, en apariencia terminales, había sobrevivido la gestión de Corti.
Hubo intentos por hacerlo cambiar de opinión, y la confirmación oficial se demoró el tiempo que demandó que el resto del Gabinete comprobara que había llegado la hora de la primera baja. Y por un motivo increíble.
De redes y temores
Dónde jugarán Central y Patronato es el tema de conversación en Rosario de los últimos 15 días. Y a lo que puede saberse por los medios se ha sumado -muy especialmente- un fuerte intercambio de opiniones en las llamadas redes sociales.
Antes de que el presidente de Rosario Central, Ricardo Speciale, acusara públicamente al gobernador Bonfatti de no autorizar el partido por ser simpatizante de Newell‘s Old Boys, hubo una ola de reacciones de “canallas” que -por internet- comenzaron a llamar a una suerte de protesta contra el domicilio particular del mandatario provincial. Allí se reforzó la custodia policial.
El enojo centralista fue mayor cuando Patronato anunció que de jugar en su estadio lo haría sin público visitante.
Ante ello, un grupo de concejales rosarinos presionó para que el gobierno de la provincia garantice la seguridad del espectáculo. Y lo mismo hicieron tres legisladores rosarinos y socialistas: el ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Di Polina, el ex intendente rosarino Miguel Lischitz (ambos confesos seguidores de Central) y el jefe del oficialismo en la Cámara baja, Raúl Lamberto.
El partido es considerado de alto riesgo debido a la enemistad manifiesta entre su barra brava y la de los dos clubes de Santa Fe.
Ofrecimientos
Tras la renuncia de Corti, corrieron varias versiones sobre posibles ofrecimientos. El Litoral pudo verificar una de ellas. El gobierno provincial intentó convencer a Daniel Cuenca, el ex ministro de Seguridad de Hermes Binner, que volviera a hacerse del escritorio que debió dejar por problemas de salud. El ex funcionario no quiso aceptar, ahora por otras razones.
Mientras se define el futuro de un área clave del gobierno, en sus cargos siguen los colaboradores directos de Corti.
Un parte de prensa oficial informa que Escajadillo quedó a cargo de la cartera hasta tanto se designe al nuevo titular, al tiempo que indica que el gobernador ordenó: “todos los funcionarios que integran el equipo del Ministerio de Seguridad quedan ratificados en sus cargos”.
Bonfatti ratificó que “la seguridad es una cuestión prioritaria del gobierno de Santa Fe y seguiremos destinando nuestros mayores esfuerzos en el abordaje de esta compleja problemática”.
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