De tener que cambiarle el nombre a su lista, a quedarse fuera del gabinete de Alberto Fernández. No fue un buen día este miércoles para Agustín Rossi. El pre candidato a senador nacional por una de las listas del peronismo santafesino había arrancado la jornada con un tropiezo de tinte burocrático; los apoderados de la nómina debieron afrontar una impugnación de sus adversarios electorales por la denominación que habían escogido para la suya. La habían inscripto como "Santa Fe de Pie", pero ése – como había advertido El Litoral- es el slogan actual de la gestión del gobernador Omar Perotti, que apadrina e integra la otra oferta electoral del PJ – Celeste y Blanca-. Así que en cuestión de horas, "Santa Fe de Pie" mutó a "La Santa Fe que queremos".
Salvada la situación, el día prosiguió con actividades propias de campaña. Fotos, notas periodísticas y un almuerzo con los integrantes del equipo. Fue en el Senado; asistieron – entre otros- Agustín y Alejandro Rossi, Alejandra Rodenas, Oscar Martínez y los senadores provinciales del bloque que preside Armando Traferri. Allí se había convenido, precisamente, bajar los altos decibeles con los que el propio Agustín Rossi había arrancado la campaña a tan sólo horas del cierre de listas.
Pero en el vértigo de los tiempos electorales, las cosas volvieron a cambiar rápidamente. Rossi había concedido entrevistas durante la tarde en las que sostenía que seguía siendo ministro de Defensa de la Nación. Sin embargo, cerca de las 22, desde Perú y a través de declaraciones a un canal de televisión porteño, el presidente Alberto Fernández revelaba que los ministros de su gabinete que fueran candidatos debían dar un paso al costado. Y ése es el caso de Rossi. El primer mandatario habló de una "regla ética", pero no puede desconocerse que la semana había arrancado con una fuerte intervención presidencial para que el ahora ex ministro de Defensa bajase la lista. Fue el mismo Fernández que meses atrás, lo había alentado con números en las manos para que compitiese y aceptase la candidatura.
Mientras el presidente hablaba, Rossi escuchaba y se enteraba de la novedad también desde el set de un canal de TV. "Me enteré por televisión de que si era candidato, debía dejar de ser funcionario", admitió este jueves Rossi.
La sorpresa del ex jefe de bloque de diputados nacionales del kirchnerismo fue indisimulable. Valoró la "integridad ética" de Fernández, pero también dijo que hablaría con él a su retorno para saber cuándo debería presentar la dimisión. La consecuencia inmediata de la decisión presidencial fue que Rossi volvió a la carga con artillería pesada. En cuestión de horas, fue echado por tierra el compromiso de no confrontar, y Rossi apuntó otra vez sus cañones contra el gobernador Omar Perotti. Lo acusó nuevamente de querer "robarse" el peronismo de Santa Fe, de querer "domesticarlo" y de tener prácticas "extorsivas con los intendentes"; lo tildó de "hegemónico" y le exigió que tome licencia como gobernador, puesto que también integra una lista como pre candidato a senador suplente. "(Con esa pre candidatura) Perotti atenta contra la gobernabilidad; es una vergüenza institucional y una falta de ética grave. Es un conchabo para 2023", advirtió.
Tenés que leerFernández confirmó que Rossi deberá dejar Defensa para participar de las PASO La beligerancia con la que eligió referirse Rossi nuevamente a la figura del gobernador volvió a poner en jaque la permanencia en el gabinete de los ministros de Gobierno y Cultura. Roberto Sukerman tiene una clara pertenencia al sector de Rossi, en tanto que Jorge Llonch es el esposo de Alejandra Rodenas, pre candidata en la lista opositora a Perotti.
El martes, ante la consulta de El Litoral, el mandatario consideraba que en tanto no fueran candidatos y siguieran desempeñando "bien su función", podrían mantenerse en sus lugares. Y así se lo hicieron saber a ambos desde el entorno de Perotti. Pero la cuerda volvió a tensarse ante la insistencia de Rossi y sus afirmaciones. En la mañana de este jueves se evaluaba en la Casa de Gobierno si era pertinente que permaneciesen en sus puestos dos ministros que al margen de no ser candidatos, comparten un espacio cuyo líder cuestiona al gobernador por las "prácticas extorsivas" de su gestión y – entre otros aspectos- por su "falta de ética".
Hasta hoy, tanto Llonch como Sukerman continuaban con sus agendas respectivas de trabajo y ambos coincidieron en señalar a El Litoral que no encuentran razones para dejar sus cargos, puesto que no ostentan candidaturas y son leales a la actual gestión. Pero el tema era analizado en el despacho de Omar Perotti.