Casi no hay medio de comunicación argentino que no haya incluido alguna de las frases con que el ministro suele ilustrar su gestión. Pero también incursiona en el análisis político.
El escudo del Capitán América, las boleadoras de Patoruzú, los cantones rosarinos de la Suiza Argentina, los crímenes como mosquitos, el picante de la Regional II o las cagadas a tiros santafesinas, son apenas una parte del acervo discursivo y de la gestión del ministro de Seguridad de la provincia, Marcelo Sain. Es la parte -lamentablemente- anecdótica, la que más ruido genera dentro de la geografía provincial, como en el resto del país. Casi no hay medio de comunicación argentino que no haya incluido algo del menú de opciones que abre el ministro cada tanto. Para muestra basta repasar lo publicado en esta página, apenas como un breve recuento.
Pero también hay otro Marcelo Sain donde la frontalidad no se detiene en elementos de la cotidianeidad sino que avanza en el análisis político de lo que ocurre en Santa Fe. Una de esas apariciones fue en Reconquista, atacando la alianza de gobierno que terminó su gestión el 10 de diciembre: “El éxito nuestro es la pérdida de negocios para un montón de gente, de criminales que tenían protección con la propia Policía y con el propio Estado. Y ese bloque de poder, que es interpartidario también, y que ha gobernado esta sociedad durante más de una década, es un bloque de poder que está atento a todo lo que estamos haciendo”, publicaba El Litoral el 24 de enero.
Un detalle. En ese momento el ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo, intentaba cerrar con esa misma oposición un acuerdo para destrabar la ley de Declaración de Necesidad Pública. Obviamente, el resultado fue que el acuerdo no se alcanzó.
Pero Sain ve cosas que preocupan. “Hay un proceso criminal de desestabilización política y una suerte de e jercicio del terrorismo urbano por parte de grupos criminales que fueron aliados históricos de la alta jerarquía de la policía”, advertía en el diario La Nación.
Y mientras muchos se detuvieron en el descanso en Buenos Aires debido a que en Santa Fe lo “cagan a tiros” para otros tantos pasaron inadvertidas fuertes declaraciones políticas: “El gobierno socialista-radical -continuó- nunca nos puso protección, mientras (Antonio) Bonfatti tenía una decena de custodios, un auto blindado y dos autos nuevos, como si fuese un jeque árabe. Hay gente que no quiere ver a la mafia que estuvo tantos años oculta a la sombra del Estado, protegida por la complicidad y la desidia de policías, jueces, fiscales y políticos”. “No nos hagamos los tontos -pidió el ministro-, que esto lleva más de una década y va más allá de un ministro de menor porte, como yo, que no usa la gestión para hacer carrera política y que es circunstancial”. Al mundo de la política no se les escaparon las declaraciones y la segunda oportunidad que tuvo el gobierno para aprobar la ley de Necesidad Pública volvió a caerse. ¿Coincidencia o causalidad?
Y entre las últimas decisiones del ministro se cuenta la designación de Leandro Corti, exministro de Seguridad del Frente Progresista Cívico y Social, como asesor de su cartera. Al parecer, no encontró dentro de las filas del PJ un profesional acorde a sus demandas y echó mano a un valioso hombre de derecho.