Cambio de signo político en el cuerpo que representa a los departamentos de la Provincia. El ascenso del radicalismo y de una mayoría poderosa que ya demostró su decisión de usar el número cuando haga falta.
En un año de cambios por donde se mire, en la Legislatura de la Provincia de Santa Fe el más profundo sucedió en el Senado. En vísperas de las Paso provinciales, para cuando cada corriente interna de las dos grandes coaliciones partidarias cerraba sus listas, 17 de los 19 representantes departamentales aspiraban a contar con un nuevo mandato. Ese era el panorama a fines de mayo, pero el 5 de diciembre solo pudieron jurar 13 de ellos.
Quien sólo entienda de matemáticas podrá decir que la enorme mayoría de los senadores provinciales lo logró y que tiene ahora un nuevo período por delante, con casos que van desde los cuatro mandatos hasta uno de ocho. Las cuentas del almacenero podrían habilitar la idea de continuidad, pero desde el punto de vista político los números son solo parte de lo que se debe leer.
De 1983 a hoy es una de las dos renovaciones de los miembros del cuerpo con un cambio de signo político. Sucedió en el 1987 cuando el radicalismo (opositor al gobierno de José María Vernet) perdió la mayoría a manos del justicialismo. Hoy sucede lo contrario.
Hay además 6 legisladores que comienzan a conocer (con un debut que fue realmente tenso) los pormenores de un cuerpo que acumula poder desde la sanción de la Boleta Única y el ejercicio de otorgar subsidios que la Constitución dispone y les permite a cada senador una agenda pública relevante, más en los lugares menos habitados donde los detalles definen una elección. Armando Traferri (PJ-San Lorenzo), el ex jefe del bloque Juan Domingo Perón, que actuó siempre con las ventajas que da conducir la bancada más numerosa, definió en términos muy justicialistas la importancia que ha cobrado el Senado en la última década: "tenemos independencia política", porque el sistema electoral terminó con la boleta sábana en la que importaba solo el nombre del gobernador y hoy es la figura del senador provincial tan relevante en las urnas como con los candidatos a cargos ejecutivos; e "independencia económica" porque el Programa de Fortalecimiento Institucional que comenzó con el gobierno de Antonio Bonfatti les permite otorgar ayudas monetarias a instituciones en cada distrito, con una particularidad: cada senador y el vicegobernador reciben la misma cifra, sin importar qué población tiene el departamento.
Con esas herramientas electorales y de permanente acción política "en el territorio" ganarle a un senador en ejercicio es visto en Santa Fe como una proeza electoral. Y sucedió en media docena de casos.
Los seis que cambiaron son de La Capital, Rosario, Garay, San Javier, San Martín y Belgrano. Tenían representantes del PJ y ahora forman parte del interbloque de Unidos para Cambiar Santa Fe, de mayoría radical. Los seis nuevos integrantes del cuerpo inician su primera experiencia como legisladores provinciales.
Rodrigo Borla (UCR-San Justo) preside a los 14 oficialistas en los que 8 tienen una importante experiencia acumulada, y votos, porque quien revise sus guarismos electorales verá cifras que rondan o superan largamente el 50% con extremos aún más altos, propios de un plebiscito.
Otros tres puntos a subrayar del cambio: 1) todos los senadores del radicalismo renovaron sus bancas; 2) son del nuevo oficialismo todos los que ingresaron y allí se cuentan las elecciones de Ciro Seisas en Rosario y de Julio Francisco Garibaldi en La Capital; y 3) solo el peronismo perdió lugares en el hemiciclo, nada menos que 6.
Acumulación de poder
Felipe Michlig (UCR-San Cristóbal), el presidente provisional del Senado lidera ese esquema del oficialismo que dispone de todos los resortes para aprobar cualquier expediente, ley, declaración o resolución sobre tablas, sin necesidad de pasar por comisiones si así lo cree necesario.
Es ciertamente el del Senado un cambio apalancado por el victoria de Maximiliano Pullaro y del frente de frentes en el que Michlig fue clave. Por eso su negativa a ser ministro de Gobierno del gobernador unos días antes de la foto con el gabinete en Cayastá fue una nota desafinada en la melodía triunfal que acompaña a la coalición de Juntos por el Cambio con las fuerzas que quedaban en el Frente Progresista en Santa Fe.
Es cierto, el "no" de Michlig fue cuidado y todo lo prudente que se pudo mostrar, para que no se lo lea como una ruptura ni mucho menos. Desde entonces abundaron los gestos de amistad y reconocimiento del titular de la Casa Gris a la labor partidaria del presidente del Comité Provincial de la UCR. La práctica ya demostró, también en diciembre, que no hay nada que se parezca a un quiebre, en todo caso no hasta que sea la hora -en un par de años- de volver a diseñar candidaturas y soñar con posibilidades de reforma de la Constitución Provincial o saltos al orden nacional, según lo indique el humor social nacional y de los santafesinos. Una señal: Pullaro no puso en la agenda de su discurso de asunción al cargo el tema de una actualización constitucional, que varios de sus antecesores impulsaron. Supo entender que no hay espacio para algo así en las horas dramáticas que vive la Argentina.
El peronismo ya no tiene "su" Cámara
El senador por Las Colonias Rubén Pirola aspira a liderar un proceso complejo, que está obligado a transitar el peronismo en el Senado santafesino. Es el presidente de la bancada del PJ que quedó en minoría y frente a una mayoría enorme.
Salvo entre 1983 y 1987, con dominio radical, siempre la Cámara alta estuvo en manos del justicialismo desde la recuperación de la democracia. Era vista como "su" Cámara. Hoy, hasta las cómodas oficinas que corresponden al bloque de la mayoría pasan a manos del interbloque con fuerte presencia radical.
Al peronismo derrotado tras cuatro años en la Casa Gris le quedan pocos espacios de poder en la provincia. Apenas un puñado de municipalidades de segunda categoría, pero es en el Senado donde podrá marcar la cancha con posiciones propias ante las políticas de gobierno que no le gusten.
Es curioso: el oficialismo de 14 que tiene todos los números a su favor ya le regaló una oportunidad al senador por Las Colonias, nada menos que una sesión especial horas antes de que jure como gobernador Maximiliano Pullaro, con la polémica licencia sin goce de dieta con la que Lisandro Enrico se convirtió en el primer senador y ministro al mismo tiempo. Solo Enrico (UCR-General López), ahora titular de Obras Públicas, se defendió en el recinto. Fuera de ese ámbito, en declaraciones periodísticas lo respaldaron Michlig y Borla.
Pirola advirtió que es inconstitucional, ilegal y "un error político" haber dado una licencia que no está prevista al senador y cerró su discurso con la lectura lisa y llana del artículo 52 de la Constitución de la provincia que define las incompatibilidades para ser legislador en Santa Fe.
También lamentó que se hiciera jurar "como en una suerte de interinato" a la senadora suplente Leticia Di Gregorio (UCR-General López). "Hay 20 senadores", graficó.