Pocas veces ha importado tan poco lo que dice el proyecto de Ley de Presupuesto de Santa Fe. Está en la Legislatura luego de una pulseada entre el gobernador electo y el saliente, que no puede tener más que perdedores: los santafesinos.
Con la decisión del gobernador Miguel Lifschitz de enviar el Presupuesto al Senado se multiplicaron las tensiones en el bloque del PJ.
Pocas veces ha importado tan poco lo que dice el proyecto de Ley de Presupuesto de Santa Fe. Está en la Legislatura luego de una pulseada entre el gobernador electo y el saliente, que no puede tener más que perdedores: los santafesinos.
En lugar de las cifras estimadas, de las inversiones previstas a elogiar, o del gasto a criticar, hoy solo se debaten otros asuntos bastante menores para el resto de la sociedad, pero fundamentales para los dirigentes políticos que se retiran y los que llegan. Acaso como se resuelva esta crisis en la transición -que ha llegado al punto de convertir en un lamentable sainete poder acordar dónde será el traspaso del mando- condicione el poder del futuro gobierno santafesino.
La decisión del gobernador Miguel Lifschitz de enviar a la Legislatura el Presupuesto -contra el pedido del gobernador electo Omar Perotti- le puso un punto de difícil retorno a esa necesaria relación, de la que -curiosamente- no existen fotos.
El titular del Poder Ejecutivo en uso de sus facultades eligió enviar el proyecto al Senado, donde el peronismo tiene la mayoría. Esa opción multiplicó en las últimas 48 horas las tensiones en el bloque del PJ, que formalmente se mantiene como uno con 11 integrantes, pero ya se proyecta en dos grupos de 6 y 6 para cuando se renueve la Cámara alta. Por ahora, esa bancada carece de un elemental acuerdo interno, pero siempre ha demostrado tener la muñeca necesaria para soltar la cuerda después de tensarla lo suficiente.
En la Cámara donde el gobernador electo tiene mayoría peronista (en Diputados mandará el FPCyS, con Lifschitz como presidente) residen los mayores dolores de cabeza para el rafaelino respecto del frente interno.
Necesita que los 12 senadores identificados con el peronismo lo respalden (con 13 lograría los dos tercios), pero las relaciones con una parte de ellos están en el peor momento. Hasta la palabra oficialismo se discute.
Están en juego fidelidades, lealtades y oportunismos varios. Y lo contrario: traiciones y heridas de difícil pronóstico. Mientras, también se apuesta por hacer avanzar la futura Ley de Presupuesto 2020 por algunos rubros de los que muy poco se habla públicamente, pero mucho se revisa entre cuatro paredes: allí están la continuidad del Fondo de Fortalecimiento Institucional del Senado (que brinda recursos para otorgar subsidios a instituciones co personería jurídica) y una serie de beneficios para la ciudad de Rosario.
Unas pocas horas después de que el mensaje del Ejecutivo ingresó por Mesa de Entradas, en el mediodía del miércoles 20, pese a tantas tensiones y declaraciones cruzadas, hubo una reunión de los senadores del peronismo que terminó sin acuerdo.
Horas más tarde, casi todos los senadores participaron del acto de unidad al que los convocó Omar Perotti, incluso los que se mostraron desde el principio dispuestos a votar el presupuesto.