Martes 4.4.2023
/Última actualización 0:19
Tiene el mismo apellido que uno de los más destacados pintores del país, pero por tener la misma sonoridad, se lo ha asociado en los rápidos memes que en minutos poblaron las redes, con un personaje del entretenimiento para niños de la televisión: el adorable dinosaurio Barney. En la mayoría no hay lugar para que alguien bromee sobre una venganza de Juanito Laguna, le sucederá lo peor que le puede pasar a quien cuente un chiste: muy pocos esbozarán una sonrisa cómplice.
Las trompadas al ministro, las repeticiones a pantalla caliente y ritmo batiente, las fotografías perfectas sobre el castigo recibido, y hasta las declaraciones posteriores de Sergio Berni son parte de un consumo que habla de lo sucedido, y de los consumidores.
En la reproducción en redes de esos videos, de las fotos y sobre todo en difundir (primero) los memes, hay un acto que se parece a la creatividad, aunque apenas consista en compartirlos. La dimensión virtual de la realidad de las audiencias, su relativamente novedosa capacidad de imponer agendas o de reforzar las que ya están en los medios de comunicación permite ver que con Berni se ha pasado de las piñas a la sublimación.
Es curioso, el funcionario del gobernador Axel Kicillof que es casi su opuesto en todo, convive muy bien con el kirchnerismo. Sergio Berni es todo lo militar que puede ser un médico y todo lo derechista que puede ser un militar. Su peronismo es clásico: frases simples, sin complejidades innecesarias, que siempre parten con más o menos fidelidad, de las 20 verdades. Berni es todo lo peronista que se espera de un ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, y el uso del helicóptero y de su físico atlético para enfrentar el peligro en persona, cual general en primera fila, refuerza su imagen.
Algunos de los memes que aparecieron en redes sociales. ¿Podía haber alguien más querible de entre los funcionarios del oficialismo o la oposición para un colectivero, alguien menos parecido a "los políticos"? Berni ha dicho siempre que quiere dar la cara y la ha tenido que entregar, literalmente.
El ex Secretario de Seguridad de Cristina Kirchner ha anunciado que no presentará una denuncia contra los que lo agredieron, desde ya que cobarde y salvajemente, y en los porqué de esa decisión habrá que bucear bajo la extendida idea de que no es bueno ser "un buchón" o acaso, ministro al fin, sienta que en parte es responsable del hartazgo frente a la inseguridad. Cuesta creer que haya en el difícil momento de lamerse las heridas (los golpes causaron lesiones de cuidado) algún análisis de Berni sobre su estilo tan personal, la creación de un personaje popular o sobre si fue conveniente o no acumular tantos minutos ganados en televisión, en base a decir lo que piensa, aunque se trate de insultar al presidente, que lo es por su partido, elegido y bendecido por la vicepresidenta con la que compartió fórmula en 2019. Como sea, hoy cualquier argentino aún el menos informado puede nombrar a uno de los miembros del gabinete del gobernador Kicilloff, porque hay audiencias que han preferido huir de las noticias y de la realidad, pero caen en las redes.
Para el ministro y sus chances de candidatura fue un "cisne negro", un hecho que modifica el panorama que no estaba en los planes de nadie. Lo difícil, inestable, por momentos impredecible del contexto económico y social del país, lleva a pensar en esos fenómenos que pueden cambiarlo todo sin aviso. Es un año electoral y la Argentina suele ser pródiga en esas aves.