Lunes 16.5.2022
/Última actualización 19:29
Tras la fallida designación de José Bernhardt como director del Servicio Penitenciario, la cúpula de la repartición continúa casi en una virtual acefalía. En rigor, el área sigue a cargo de un solo funcionario político: Walter Gálvez, secretario de Asuntos Penitenciarios. Y más allá de la situación apremiante que atraviesa el sector, los casilleros no se cubrirán hasta que el gobernador retorne de su viaje al exterior, dentro de quince días. Excepto que surja una figura que reúna consenso y el mandatario, ante la urgencia, disponga su nombramiento.
Actualmente, está vacante el cargo de subsecretario y también el de director del Servicio Penitenciario. Este último era el que intentó cubrirse con el decreto que firmara Omar Perotti el viernes. Es que en la práctica, ése es el funcionario que tiene la responsabilidad de "bajar" los lineamientos políticos a la plana mayor del Servicio Penitenciario en un contexto de extrema complejidad por la superpoblación carcelaria, la escasez de personal y la peligrosidad de algunos detenidos que siguen delinquiendo desde sus celdas. Además de ello, el director es quien debe resolver un sinfín de situaciones cotidianas asociadas al mantenimiento de los internos, como las compras necesarias para sus raciones alimenticias. Por eso es esencial su firma; porque es el funcionario que debe rubricar a diario decenas de expedientes que hacen al funcionamiento mismo del Servicio. Frente a esa situación y según pudo saber El Litoral, el Poder Ejecutivo emitirá un decreto en las próximas horas para que la firma de despacho quede en manos de Gálvez.
Marcha atrás
Como informara este diario, Perotti firmó el 11 de mayo el decreto 798 por el que designó al teniente coronel retirado José Alberto Bernhardt como nuevo director del Servicio Penitenciario Provincial. Berhnardt se había desempeñado como subsecretario de Seguridad durante la primera gestión de Jorge Obeid, había asesora sobre la misma temática a Carlos Reutemann y volvió a ser colaborador de Obeid en su segundo mandato como Director de Emergencia. Pero el antecedente que operó como detonante para que Bernhard renunciara antes de asumir no fue el desempeño mencionado, sino su participación durante la última dictadura militar. En esos años, Bernhard era agente del Batallón de Inteligencia 601. Por ello, la designación que esta vez hizo Perotti generó las mismas objeciones de organismos de derechos humanos, que cuando fuera funcionario de Obeid. En aquella época, quien recibía los cuestionamientos era Roberto Rosúa, el por entonces ministro de Gobierno y ex preso político. La respuesta de Rosúa era "demuestren lo que denuncian"; y de alguna manera, fue la misma defensa de quienes promovieron su nombramiento esta vez. En esta ocasión, a los organismos de derechos humanos se sumaron las críticas de legisladores y referentes del propio peronismo: Marcelo Lewandski, Leandro Busatto, Matilde Bruera, María de los Angeles Sacnun…
La resistencia fue in crescendo durante el fin de semana. El sábado, el propio Berhnardt envió un escrito a Gálvez adelantando su decisión de no asumir en el cargo, para evitar un perjuicio a la actual administración. En simultáneo, el ministro de Gestión, Marcos Corach, le advertía también a Gálvez que el gobernador había resuelto revocar el nombramiento. Fin de la secuencia; la designación quedó sin efecto y el funcionario renunció antes de poder asumir.