"En la provincia de Santa Fe vamos hacia un nuevo régimen fiscal, que consiste en consolidar un sendero de equilibrio en el mediano plazo, donde el déficit fiscal es la excepción y no la regla. Esto significa que un ejercicio puede registrar superávit y otro déficit, pero siempre preservando un horizonte de sustentabilidad fiscal en el mediano plazo. Una provincia con cuentas ordenadas es la garantía para llevar adelante una política autónoma y financiar las prioridades de la gestión", sostuvo el gobernador Omar Perotti en su mensaje ante la Legislatura en la apertura de Período Ordinario de Sesiones del pasado primero de mayo.
La simple enunciación sobre la sustentabilidad fiscal, sin embargo, esconde una profunda ingeniería en materia económica provincial y un reto a futuro que compromete no solamente a este gestión sino a las subsiguientes. Un tema que resulta difícil en la Argentina donde, casi en cualquier materia, está ausente la planificación en el mediano y largo plazo.
El Litoral buscó ahondar en un concepto que no despertó mayores interrogantes entre los observadores del discurso ante los legisladores y que supone asumir un cúmulo de responsabilidades, más aún cuando se percibe que muchas provincias viven en un permanente estado de déficit, con números que deben ser equilibrados por partidas nacionales y, en cierto modo, se dejan de lado los esfuerzos para alcanzar el equilibrio ante el simple hecho de que es más fácil ser asistido que realizar los ajustes y los controles puertas adentro.
La gestión Perotti ha lanzado el desafío luego de un trabajo arduo en los primeros meses de gestión, es lo primero que aseguran desde Economía. Según quienes diseñan las estrategias en la materia se realizó una reformulación integral de la política presupuestaria, lo que implicó una combinación de medidas: recortes de gastos, reasignaciones presupuestarias -hacia las áreas que el contexto imponía como prioritarias-, una trabajosa tarea de sostenimiento de la recaudación basada en los auténticos grandes contribuyentes (Santa Fe fue una de las provincias que menor caída de la recaudación experimentó en 2020) y un rediseño integral de los principales circuitos administrativos (fundamental para controlar el gasto).
Pero si todo esto supone esfuerzos mayúsculos hay que acentuar que esto ocurrió y ocurre en el marco de una pandemia cuyos efectos económicos y sociales no reconocen antecedentes.
Para poder entender es interesante atender el desarrollo de las explicaciones: "La provincia traía una fuerte inercia deficitaria. Lo que estamos haciendo contrasta con lo ocurrido en la historia reciente de la provincia". Y hay mucho de razonable ya que en el período 2008 a 2019 solamente hubo 1 año con superávit, 2 equilibrio fiscal y 9 con déficit. Además estos déficits acumulados son los que fueron consumiendo el Fondo Unificado de Cuentas Oficiales, que denunciaba la actual gestión al asumir. Al 10 de diciembre de 2019 el Fuco estaba utilizado en un 98%. En quince meses se logró liberar de presión al Fuco que a la fecha se encuentra utilizado en un 50%.
El concepto de sustentabilidad fiscal, entonces, es un concepto que trasciende un periodo de gobierno y que debería ser abrazado como política de Estado. Sin embargo, lo que se observa en la actualidad es que una gran parte del espectro político opositor la cuestiona, aún cuando ellos mismos podrían usufructuarla en un futuro gobierno.
El actual presupuesto contempla las prioridades del Gobierno y ofrece el debido financiamiento en todos los casos: acuerdos paritarios para todos los sectores, programa de inversión pública, asistencia a los sectores vulnerables, financiamiento al sector productivo y por sobre todas las cosas, la atención de la pandemia. En la actualidad el desafío de las diferentes áreas no es contar con los recursos - que están disponibles-, sino la velocidad con la que se tienen que utilizar.
Para la gestión del gobernador Perotti alcanzar la sustentabilidad fiscal "es la única forma de poder garantizar una política de estabilidad tributaria para las pymes santafesinas y además permite honrar todos los compromisos de la deuda pública, inclusive los derivados de la deuda en dólares, a pesar de su pesada carga. La provincia de Santa Fe es una de las dos jurisdicciones que no defaulteó ni reestructura la deuda", sostiene el vocero de Economía.
Para quienes defienden el concepto de sustentabilidad fiscal "hablar de superávit sin ponderar otras magnitudes (presupuesto total, nómina salarial, pago de deudas,etc) es incorrecto y solo es válido en un debate político de muy bajo vuelo. Hubo un superávit en 2020 $ 18.000 millones y se en la actualidad se disponen plazos fijos por unos 20.000 millones de pesos".
Pero recuerdan que el Presupuesto 2021 es de unos $ 518 mil millones. De esa cifra el 50% se concentra en remuneraciones y jubilaciones, lo que implica un gasto de $ 21 mil millones por mes para ambos conceptos.
Por lo que la conclusión es muy simple: el superávit del año pasado (18.000 millones de pesos) o los plazos fijos (20.000 millones de pesos) no alcanzan a cubrir un mes completo de sueldos y jubilaciones. Lo que exhibe la fragilidad de esas valores. El año próximo vencen 160 millones de dólares de deuda (emitida por la gestión anterior) lo que implica desembolsar $ 19.000 millones (el 90% de estos compromisos se concentran en marzo). "¿De qué forma deberían afrontarse esos vencimientos si no es ahorrando previamente?", subrayan.
En una política fiscal miope en febrero próximo se prenderían las alarmas de que los vencimientos de marzo no se pueden pagar. En un régimen fiscal de previsibilidad se ahorra de manera planificada, mes a mes, para evitar sobresaltos financieros. Es el reto y uno de los objetivos de la actual gestión.