El Litoral / NA
El gobernador de la provincia dijo que el país está "visualizando cada vez con mayor claridad" las "consecuencias" de la política económica de la administración de Cambiemos.
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El gobernador de Santa Fe Miguel Lifschitz, consideró hoy que "si se le hubiera dicho a trabajadores y jubilados que se les iba a bajar el sueldo a la mitad, hubiera habido una revolución en la Argentina", mientras cuestionó que el Gobierno generó la expectativa de que los problemas se iban a resolver "de manera casi mágica".
Sostuvo así que el país está "visualizando cada vez con mayor claridad" las "consecuencias" de la política económica de la administración de Cambiemos.
"No tiene que ver con opiniones subjetivas de la política, sino con realidades objetivas que son las que marcan los indicadores, como el aumento de la pobreza, la inflación, la caída de la actividad económica e industrial, del poder adquisitivo de los salarios", puntualizó.
En ese sentido, aseguró: "Si se le hubiera dicho a trabajadores y jubilados que se les iba a bajar el sueldo a la mitad, hubiera habido una revolución en la Argentina".
"Sin embargo, es lo que ocurrió con la devaluación. De un día para el otro, los salarios e ingresos fijos perdieron buena parte de su poder adquisitivo y se está sintiendo de manera muy dura en toda la actividad comercial de la pequeña y mediana empresa, que depende del consumo y el mercado interno", señaló.
En diálogo con Radio Continental, resaltó: "A partir de allí vienen las hipótesis sobre el futuro. Todos esperan una caída del Producto y un estancamiento de la economía en un ciclo recesivo que va a producir consecuencias sociales más graves de las que estamos viviendo hoy".
"La coincidencia de los economistas es que la solución es más política que económica", puntualizó y argumentó que "lo primero que hace falta es un acuerdo sobre el diagnóstico de la realidad".
Según su entender, "uno de los errores más graves que cometió este Gobierno al inicio de su gestión es no haber hecho un buen diagnóstico y no haberlo comunicado a la población, o si lo hizo, en todo caso, no haberlo hecho claramente".
Criticó que así se generó "la expectativa de que los problemas del país, que eran estructurales, se iban a resolver de manera casi mágica en pocos meses, iba a bajar la inflación a un dígito, iba a venir una lluvia de inversiones, iba a aumentar el empleo, generar un crecimiento sostenido de la economía y la pobreza cero".
"Hay que hacer un buen diagnóstico y acordar políticas de promoción de desarrollo", insistió y destacó que "el eje no puede estar puesto en el ajuste y el déficit fiscal".
Por otro lado, apuntó: "Llegar al FMI fue un grave retroceso para la Argentina".
"Una de las cosas que más valorábamos del Gobierno anterior era el desendeudamiento. Hemos vuelto a un acuerdo con el Fondo, que condiciona severamente la autonomía económica de este Gobierno y el próximo", afirmó.