Javier Milei se saca fotos con Fran Fijap; la Casa Rosada hace una colecta y le regala una moto al repartidor que lo defendió cuando el tuitero libertario fue agredido salvajemente por "militantes progresistas" tras la sanción del veto a la ley de financiamiento universitario. El Diputado nacional Santiago Santurio también fue agredido por los defensores de "la universidad pública", por intentar dar una charla libertaria en la Universidad de La Plata (que alguna vez honró a Hugo Chávez); cadenas, candado y piedrazos fueron los argumentos progresistas de los nuevos comisarios del pensamiento correcto.
"Tenemos que enamorar a la gente", señaló Jesús Rodríguez sobre el desafío de su partido, la UCR, ante el avance libertario. "Estamos en eso", le confió Juan Schiaretti a El Litoral sobre una propuesta que no sea ni kirchnerista ni liberal, en su reciente paso por Santa Fe. Tienen de su lado la Universidad pública, la Constitución, la Justicia Social… Javier Milei logra que muchos de los que encarnan el centrismo sean percibidos como la casta. Ya fracasaron Sergio Masa u Horacio Rodríguez Larreta en la "ancha avenida del medio".
Hubo demócratas después de Trump; Lula regresó tras Bolsonaro. Los políticos populistas, apoyados por "los ingenieros del caos" en las redes sociales, con mensajes simplificados y polarizantes que generan emociones intensas y relegan la discusión racional de políticas, no siempre se sostienen. Pero por estas horas campean en la Argentina, con la ayuda de los farsantes del amor a las grandes causas, impotente cuando se trata de seducir mayorías.
Las imágenes recorren las redes sociales y los medios tradicionales. Los "wokistas" son los agresores; los libertarios son los agredidos. Acaso el "ejército de trolls" se alimenta del reino del revés. Ni María Elena Walsh hubiera ironizado un romanticismo tan degradado.
"Tuvieron que hacer muchas cosas mal para que yo esté acá. Hice todo para que la gente me odiara, pero me salió mal y terminé siendo presidente", se jactó Javier Milei horas atrás. Un operador de Martín Lousteau intentó convencer a otro radical para que encontrara la forma de cambiar el resultado electoral de la interna de la UCR bonaerense, para favorecer luego a Facundo Manes en su pretensión de poder. Los audios le conceden evidencia a la ironía del jefe de Estado.
El amor es un sentimiento que se frustra en las conductas que traicionan las palabras. Con frecuencia, al dolor le sobreviene la ira. ¿Es verdad que la universidad es una caja facciosa? En la era de la posverdad, los hechos objetivos se vuelven irrelevantes frente a las narrativas emocionales.
Miguel Pichetto pronosticó -en referencia a la ratificación del veto- que en el gobierno "creen que ganan pero pierden". El diputado de Encuentro Federal dijo que "deberían haber consolidado una mayoría parlamentaria sobre la base del diálogo, de la construcción razonable, de la propuesta en ideas, de un camino cierto para la Argentina. Es la crisis también de las extremas derechas en el mundo, plantean la crisis no solo del sistema político, sino también de la propia derecha".
¿Es esa una racionalidad política inocua? ¿Por qué se imponen los denostadores de los 'viejos meados'? Giuliano da Empoli, en su libro "Los ingenieros del caos" (Gli ingegneri del caos), explica cómo la manipulación de emociones impera en las sociedades políticas a través de las redes, sometiendo a los instintos más básicos. ¿Por qué?
Los algoritmos apuntan a l sistema cerebral instintivo. Los humanos somos "seres visuales" y "es lógico que el ingreso visual impacte de lleno en nuestro sistema emocional", dice Luis Ignacio Brusco. Tal vez el decano de la Facultad de Medicina de la UBA, médico neurólogo y psiquiatra, pueda explicarle a Emiliano Yacobitti que la decisión política ciudadana es un acontecimiento emocional que luego la razón termina de moldear para ajustarla a las creencias y sentimientos que no exigen rigor crítico ni observación reflexiva.
Tal vez sea oportuno extender la pregunta a Martha Nussbaum. Mucho antes de la irrupción de los algoritmos y la inteligencia artificial, en 2013, publicó "Political Emotions: Why Love Matters for Justice" (2013), donde plantea que las emociones juegan un papel en la política y en la construcción de sociedades justas. Argumenta que el amor y la empatía son cruciales para promover la cohesión social y motivar el compromiso con la justicia.
En Upheavals of Thought (Paisajes del pensamiento), la filósofa norteamericana rechazó la noción de que las emociones son sólo irracionales; propuso que tienen un contenido cognitivo y moral. Es una afirmación discutible, pero no puede ignorarse. A lo largo del texto, examina cómo las emociones como el amor, la compasión y la indignación influyen en nuestras decisiones y son esenciales para la comprensión ética y la justicia. Las religiones son, acaso, una evidencia de eso.
Milei irrumpió en una sociedad en la que la noción de justicia social o la democracia ética se viven como una promesa traicionada, con frustración sostenida. Sabe que hay sectores alimentados por sus propios sesgos, legítimos o no, que nunca le consentirán el desprecio. Pero no les habla a ellos; se apoya en sus inconsistencias para expandir la propia audiencia.
La apelación presidencial al insulto y la descalificación encuentran ese punto de apoyo; la ira es -en buena medida- el insumo de su éxito. Un triunfo que podrá consolidar si gana "la guerra contra la inflación", incluso al costo de la sufrida recesión. Los padecientes de la motosierra le podrían extender el crédito elemental, sólo por no traicionar su promesa.
Como un amante acusado de traición, que muestra que en su celular no hay chats que lo incriminen; como un progresista que hace honor al "Manifiesto Liminar" del 21 de junio de 1918, las universidades podrían acaso sacar los candados, liberar las clases, condenar las agresiones y mostrar que sus libros contables no ameritan un privilegio corporativo. Tal vez -y no solo por eso- puedan volver a enamorar.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.