Investigación de El Litoral publicada en junio de 2003
Un expediente de 1996 ya advertía cuál era el riesgo de dejar abierta la defensa
¿Cómo escribir sin adjetivos cuando se trabaja aún bajo los efectos de un shock? ¿Cómo ceñirse solo a los hechos cuando tantos habían muerto o lo habían perdido todo? Hace 20 años que la ciudad sufrió la peor inundación de su historia, y que los periodistas del diario buscaron respuestas.
Nota de apertura en página 7 el 6 de junio de 2003. Crédito: Flavio Raina
Las preguntas eran demasiadas. ¿Cómo podía haber más agua dentro de la ciudad que fuera de ella en su extremo sur? ¿Cómo tres metros o más dentro del borde "seco" de la defensa de la avenida de Circunvalación Oeste, que en el río del lado "húmedo"? ¿Por qué bajó abruptamente el agua y en los barrios del centro y el sur retrocedió hasta diez cuadras hacia el oeste, cuando finalmente -muy tarde- se abrió el cordón de suelo refulado que debía proteger a la ciudad? ¿Por qué no había sucedido antes si el río en otras oportunidades ya había alcanzado niveles cercanos al de aquel abril? ¿Por qué en 1998 el agua no ingresó y ahora sí?
Se había ido abril, pero el 29 de ese mes de 2003 quedaría para siempre en Santa Fe. Hundido en nuestras pesadillas. La lista de las dudas que asaltaban a todos era por supuesto mucho mayor, aquí solo se exponen unas pocas y vinculadas a lo estrictamente hidráulico. A tratar de comprender qué había pasado. A la maqueta de la ciudad rodeada de cursos y espejos de agua, a las fotografías aéreas o las imágenes satelitales, o al mapa de cotas y niveles, que fueron desplegados en las cabezas de quienes buscaban respuestas.
Copia del expediente publicado el 6 de junio de 2003. Crédito: Flavio Raina
Contra el pensamiento mágico una advertencia: el agua se comportó dentro de las leyes de la física, nunca ocurrió que "subiera en lugar de bajar", como dijo el entonces gobernador Carlos Reutemann. La realidad es que el Salado siempre actuó dentro de su único marco normativo. Los principios más elementales de Arquímides tenían las respuestas. Vasos comunicantes, cuerpos sumergidos en el seno de un líquido... Y en realidad, el grito de "Eureka!" se había dado, y con mucha antelación, no era cierto que nadie le hubiera avisado.
Ese aviso sí existió y provino de la Municipalidad de Santa Fe en tiempos en que el intendente era el actual presidente de la Corte a nivel nacional, Horacio Rosatti. El alerta llegó a la Casa Gris en 1996, cuando faltaban todavía siete años para la catástrofe. Llegó de la forma en que debía llegar, como un expediente de curso administrativo, exactamente a las oficinas de los ministerios del gobierno provincial que tuvieron en sus manos la posibilidad de ejecutar el cierre de la defensa del borde Oeste y sin embargo eligieron no prestarle atención. Y El Litoral lo contó en su edición del 6 de junio de 2003.
Estaba en riesgo "la ciudad toda"
El título de la nota fue "Defensa abierta: un expediente de 1996 ya advertía del riesgo" y en un párrafo destacado se agregaba: "Ese año, la Municipalidad solicitó la obra de cierre a Vialidad Provincial (DPV), entre otras mejoras para la Circunvalación Oeste. De aquella lista, se optó por ampliar calle Mendoza". A continuación se reproduce textualmente aquella nota:
El 6 de septiembre de 1996, el entonces administrador general de la dirección provincial de Vialidad, Claudio Tibaldo, recibió una nota de la Municipalidad, firmada por el ingeniero en recursos hídricos Raúl Jonas, en esa época secretario de Asuntos Hídricos, durante la intendencia de Horacio Rosatti.
La nota N°190 inició un expediente en la DPV y contenía una serie de solicitudes vinculadas con la obra vial de defensa contra inundación de la avenida de Circunvalación Oeste.
Los pedidos municipales se dividían en "a) Obras complementarias que se están ejecutando"; "b) Obras previstas en el proyecto pero que no ha sido contratada su ejecución"; y "c) Obras no previstas en el proyecto". En total eran unos diez ítems.
Del último inciso, el punto 2) es -hoy más que nunca- el más importante y se reproduce en el copy que acompaña a esta nota. Su texto es notable y tristemente predictivo: alerta de lo que finalmente ocurrió. Dice claramente que no se trataba de proteger sólo un sector de la ciudad, la zona del Hipódromo, sino que "podría verse seriamente comprometida (...) la ciudad toda".
La nota del Municipio fue girada al organismo que elaboró los proyectos finalmente licitados y ejecutados: la DPV, bajo cuya jurisdicción estaba (y está) el mencionado terraplén.
Paso a paso
El expediente en cuestión, como es de práctica, siguió su lógico paso por las distintas áreas internas de la DPV. Bajo el área de la Inspección Zonal se elaboró una suerte de presupuesto provisorio sobre la obra de cierre, de acuerdo con lo previsto por el tramo tres de la totalidad del proyecto Circunvalación Oeste (que fue dividido en tres tramos y se ejecutaron sólo los dos primeros), cuya cifra seguía las pautas constructivas (que preveían un cierre del sector detrás del Hipódromo de iguales características al resto de la defensa, que -cabe recordar- nunca fue superada por la inundación).
Además, para los cálculos se recurrió a los precios del contrato de la Obra Avenida de Circunvalación a la Ciudad de Santa Fe. Para mover los 168.144 metros cúbicos de suelo, la estimación económica fue de $781.869,60. La totalidad de los emprendimientos solicitados por el municipio tenían un costo de unos 3,7 millones de pesos (eran épocas del uno a uno con el dólar).
También debió opinar sobre cada uno de los ítems propuestos, la Unidad de Proyecto de la DPV, y al referirse al cierre de la defensa bajo el título "Defensa Sección III- Compatibilización hidráulica y vial" se sostuvo que en lugar de hacerse el mismo terraplén (de cota 17,50m IGM, idéntico al ya realizado en la avenida del oeste) podía "considerarse la cota a 15,m (trámite separado)"; así "se protegería de igual modo las instalaciones del Golf-Club evitando una importante inversión total del orden de los $850.000".
Esa posibilidad o alternativa de menor costo, provisoria -que tampoco fue ejecutada por el Estado provincial- fue expuesta por el ingeniero Cayetano Giangreco, quien años más tarde durante el actual período del gobernador Carlos Reutemann fue director de Vialidad, desde diciembre de 2000 hasta julio de 2001, en la gestión de Juan Carlos Mercier en Hacienda y Obras Públicas.
En diciembre de 1996, el expediente llegó al ministro de Obras Servicios Públicos y Vivienda, por entonces a cargo de Juan José Morín, durante el gobierno de Jorge Obeid.
La decisión fue devolver el expediente a la DPV, "a fin de elaborar el proyecto Acceso a Calle Mendoza, desde Avenida de Circunvalación". En enero de 1997 así fue devuelto al organismo por el entonces subsecretario de Empresas, Obras, Viviendas y Servicios Públicos (hoy ministro) Edgardo Berli.
En 1998 se hizo un cierre provisorio
(Publicada el 6 de junio de 2003) Junto a la creciente de 1998 del río Paraná (resistida con éxito por las defensas hechas en la zona de la Costa) se produjo una suba de niveles del Salado.
Aquella creciente del curso podía invadir el borde oeste de la ciudad si no se tomaban los recaudos del caso, aunque la enorme mayoría de la población sólo prestaba atención al hidrómetro del puerto santafesino, que muestra niveles del sistema del Paraná.
Tras el fallido intento para que la DPV concluya el terraplén con las mismas condiciones de seguridad que el de la Circunvalación Oeste -ver a parte-, la Municipalidad decidió improvisar una defensa, que demostró ser eficaz frente a aquella crecida. Su traza no fue igual, pero sí parecida, a la que se usó ahora para hacer el cierre del anillo, tras el desastre.
La obra quedó registrada en varias ediciones de El Litoral de ese año, y fue ejecutada con una pala mecánica y en parte un bolseado (hoy, a la luz de lo ocurrido en talón de Aquiles de la defensa, algunos creen que de no haberse ejecutado ese cierre provisorio Santa Fe pudo haber vivido otra catástrofe).
Parte del equipo que usó el municipio fue facilitado por Vialidad provincial, y pertenecía, según una fuente confiable, a la propia empresa que había construido la autovía del oeste santafesino.
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