Víctor Bugge, el hacedor de la foto más viral de los últimos días del 2001
"Al voleo" su lente captó uno de los momentos más críticos de la historia de nuestra República: la huida de un presidente democrático, Fernando De La Rúa, a bordo de un helicóptero. Es fotógrafo en Casa Rosada desde 1978 y repite sin cesar que nunca vio ni vivió algo parecido a aquellos "días de furia" de diciembre de hace 20 años.
Archivo El Litoral D.R
11:26
Desde hace más de 40 años recorre los pasillos de Casa Rosada fotografiando a los presidentes, constitucionales y de facto también. De hecho su carrera dentro de "La Rosada" comenzó en "pleno proceso de reconstrucción nacional", según sus propias palabras. Conoce todos los "vericuetos" del edificio y de quienes pasaron por allí. Sabe más de lo que reconoce pero su puesto no permite que devele demasiados detalles.
El Litoral llegó hasta su despacho en pos de recordar los "días de furia" que se vivieron 19, 20 y 21 de diciembre de 2001, con una plaza atiborrada de gente, con cacerolas en las manos, que pedía "que se vayan todos" y que- literalmente- "se cargó un presidente".
Corridas, gritos, cantos, gases lacrimógenos, represión, más una treintena de muertos, cacerolas que retumbaban en una Casa Rosada casi vacía. Víctor Bugge pasó tres días retratando los acontecimientos que estremecieron- hace 20 años- y todavía hoy erizan la piel de los argentinos. Todo quedó retratado para la posteridad y para mantener viva la memoria.
Más de cuatro décadas retratando al poder. "Nunca pensé que iba a llegar tan lejos, pero estamos acá siempre con la cámara colgada", reconoce y afirma orgulloso que él y su colega del Vaticano son los únicos en el mundo con esa antigüedad en el rubro. "Cuando lo veo me saluda y me dice 'maestro' y yo creo que el maestro es él", asegura satisfecho.
19 de diciembre
- ¿Cómo fue para vos el 2001?
- Empezaría por contarles que para mí, más allá de que el ambiente venía mal, el punto de inicio se produce cuando (Fernando) De La Rúa se reúne en Cáritas con toda la dirigencia política, sindical, eclesiástica y empresarial donde- aparentemente- se le propone un gobierno de coalición o un co- gobierno. Cuando él sale (de esa reunión), viene- y no sabemos de dónde- un 'adoquinaso' al coche del presidente. Nunca había visto una agresión tal al móvil A, como se le dice. Volviendo para el gobierno pensé que comenzaba a complicarse la situación. Ahí empecé a estar atento.
El día 19, él (Fernando De La Rúa) graba un discurso en el Salón Blanco donde anuncia el Estado de Sitio. Estaba rodeado de su entorno, los camarógrafos de la televisión publica y yo. Cuando escuché el anuncio sentí que no entendía nada. Se produce un 'stop' en la grabación, pensé que se iba a rectificar, que se le había ido pero cuando vuelve la grabación, lo repite y ahí sentí que comenzaba a generarse un problema en el país.
Luego de eso, ellos se levantan y se van de la Casa de Gobierno, él y su entorno: acompañado por el ministro de Economía, (Domingo) Cavallo y algunos funcionarios más. Yo me quedo en el Salón Blanco, medio mudo. Di media vuelta, me vine para la oficina pensando realmente en que lo que había escuchado no lo podía creer.
Sale al aire el discurso, no recuerdo la hora, emito la foto a los medios y automáticamente empiezo a oír bocinas, algunos insultos, me acerco a la ventana y escucho un pibe que empieza a gritar, se empezó a sumar gente y no paró más. Acá en Casa de Gobierno no había nadie, se habían ido todos. Me quedo con dos compañeros a los que les comenté lo que pasaba y me hicieron "pata".
Empecé a sentir los ruidos que escucho hace 40 años desde la ventana. La gente llegaba de a poco y a las 2 de la mañana veo la plaza repleta de personas y de cacerolas con el "que se vayan todos, que no quede ni uno solo". Voy a la terraza y hago una foto en donde no había ni una bandera. Eso fue lo que más me llamó la atención.
Acá era la gente que empezó a avanzar de los barrios de la ciudad y no paró. Comenzaron los itakazos que producen la desconcentración de la plaza y de ahí en más no paró con el resultado que conocemos con más de 30 muertos.
A pesar del estado de sitio decretado por el entonces presidente, Fernando De la Rúa, las calles de Buenos Aires y de otras ciudades del país se llenaron de protestas dando lugar a la renuncia del ministro de Economía, Domingo Cavallo, presentada en la noche del día 19, y aceptada a las 3 de la mañana del día siguiente. Para ese momento, dentro de la Casa de Gobierno solo quedaban algunos empleados, entre ellos los fotógrafos.
"Yo siempre digo que el despacho presidencial está en otro lugar, no acá porque si estuviera en la Casa escucharían más porque la plaza siempre habla. Yo creo que no escucharon por el final que todos los conocemos", expresó Bugge al recordar aquellos momentos de zozobra. "La represión- afirmó- había sido como pocas veces, no recuerdo un ida y vuelta entre la gente y la policía en esta plaza de esa magnitud. Puedo recordar alguna antes de la democracia con la multipartidaria que fue grave pero esta fue impresionante".
El Litoral. D.R
Foto: El Litoral.
20 de diciembre
Durante la tarde, De la Rúa anunciaba por cadena nacional que no renunciaría a la presidencia e instaba a la oposición y otros sectores a dialogar pero el pedido fracasó. En su mensaje grabado ofreció al Partido Justicialista un gobierno de unidad, convocó a un acuerdo para reformar la Constitución y "efectuar todos las variantes políticas que sean necesarias para mejorar la situación del país". También comunicó el desdoblamiento del Ministerio de Economía, creando el Ministerio de Producción a cargo de Nicolás Gallo y el pase a la jefatura de Gabinete de las secretarías de Hacienda, Finanzas e Impuestos.
"En un momento se empezó a hablar de la renuncia, pero la renuncia no aparecía. En los pasillos se rumoraba sobre la toma de la Casa de Gobierno, la plaza estaba semi vacía, voy a un despacho, donde me lo cruzo a De La Rúa y me dice 'Víctor, te agradezco por todo. Vení, vamos a hacer la última foto', y me lleva al despacho presidencial", recuerda Bugge y agrega: "Después de pasar toda la noche acá, de haber visto todo lo que vi, de inhalar los gases lacrimógenos, salir al patio a respirar, me lleva hasta el escritorio a hacer la ultima foto que, en realidad, era la primera porque la última fue yendo a la terraza cuando iba a tomar el helicóptero que lo venía a buscar".
Hasta la terraza "prácticamente lo llevé yo porque había que hacer un vericueto para llegar, él sube con el edecán, el jefe de la custodia presidencial, y cuando yo quiero subir el jefe de seguridad -que era nuevo y no me conocía- no me dejó, hubo un tironeo, yo tenía dispuesto a dos compañeros en distintos lugares a los que no les permitieron sacar fotos, entonces yo revoleo la cámara y ahí saco la última foto".
"La foto del helicóptero tiene ausencia técnicamente pero periodísticamente es demoledora y ahí es donde la crítica a la calidad queda de lado. Tenía un lente de 16 mm que sirve para sacar una foto de acá a un metro pero no a 30 metros, está toda rota y pixelada pero es definitiva", sentencia Bugge respecto a la fotografía que dio la vuelta al mundo con la imagen que nunca nadie imaginó ver: la de un presidente huyendo por la terraza de la Casa Rosada tras un largo período de desaciertos políticos, económicos y sociales que derivaron en un estallido sin precedentes. "La espontaneidad de la gente yo nunca la había visto. Pocas veces la plaza se llenó espontáneamente y esa fue una que se cargó un presidente".
D.R
Una semana ajetreada
Durante los días posteriores siguieron sucediéndose protestas y cacerolazos. En la noche del día 20 se hacía cargo del Poder Ejecutivo el presidente de la Cámara de Senadores, Ramón Puerta quién convocó a la Asamblea Legislativa para elegir un nuevo presidente.
El 23 de diciembre asumía la presidencia Adolfo Rodríguez Saá, también del Partido Justicialista. Entre sus primeras medidas dispuso la suspensión del pago de la deuda externa, anuncio que fue hecho en el Congreso y acompañado por aplausos por parte de los presentes. Además prometió que sería reintegrado el dinero sustraído a los ahorristas.
El 30 de diciembre Rodríguez Saá renunció con pedido simultáneo de licencia, alegando falta de apoyo político, lo que desencadenó una nueva ola de inestabilidad. Ante la imposibilidad de encontrar al senador Puerta, debió hacerse cargo del Poder Ejecutivo el presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Camaño, quien procedió a convocar otra vez a la Asamblea Legislativa para elegir un nuevo presidente.
El 1 de enero de 2002 asumió la presidencia interina el ex gobernador y senador bonaerense Eduardo Duhalde, quien había sido candidato a presidente en las elecciones de 1999, perdiendo ante De la Rúa.
"Después vino Puerta, Rodríguez Saa, Camaño. Estaba toda la Casa Rosada y nos avisan que venía Camaño, le abrimos la puerta, entró al despacho y ya era fin de año. Un colaborar le dijo amablemente que teníamos que pasarlo con la familia y ahí se terminó", relató Bugge y consideró que "fueron días de furia, pero esas noches del 19 y 20 de diciembre fueron de los momentos más duros, fotográficamente pero también como argentino".